En cuatro

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Alastor se encuentra en la cantina, extrañamente bebiendo a las 2 de la tarde, aunque bueno, en el infierno daba igual la hora, necesitaba esa(s) botella(s) de whisky, y si era necesario, caer ebrio como Adam la mayoría de los días.

—Oiga jefe, sé que no me incumbe, pero, ¿le pasa algo?— Le cuestionó Husk mientras tomaba otra botella para servirle más.

—Agradezco tu preocupación, querido Husker.— Sonrió ampliamente al contrario, recibiendo un típico bufido molesto.— Sé que aún te importo mucho.

—Solo lo digo porque nunca le veo así. Yo agradecería que no haga esos comentarios.— Alastor ríe, acercándose a la barra para recargar sus antebrazos. Husk espera paciente otra respuesta, dándole un trago a la botella que había abierto para él

—Y ya que mencionas lo primero, ¿tú cómo reaccionarias si el rey del infierno te pidiera matrimonio?— El contrario escupió el trago, afortunadamente Alastor sabía que iba a reaccionar así, por lo que se hizo a un lado.

—¿¡Disculpe!?— Tosió para aclarar la garganta, no se esperaba para nada esa pregunta.— ¿El señor Lucifer le, le, le propuso-?

—Si Husker, Lucifer me propuso matrimonio... Anoche.— Recargó su cabeza en el dorso de su mano derecha, mirando a su "mascota".

—Yo, ah... Ah, ¿pero cómo sucedió?

—Digamos que fue... Interesante...— Frunce el ceño, recordando lo que había sucedido la noche anterior.

🔥

«Había sido un excesivo día de trabajo poniendo en su lugar a los grupos anti-redención, arreglando algunas disputas con los nuevos huéspedes, y la aburrida junta semanal de overlords.

Pero al caer la noche encontraron un grato momento para verse, besarse, tener sexo, de todo un poco.

Llevaban un par de rondas en la cama de Alastor, quien se encontraba acostado boca abajo, aferrado con las garras y colmillos a su almohada, ahogando cada sonido que osara con salir de sus labios abiertos que derraman saliva; su trasero levantado con las piernas separadas, dándole al soberano una perfecta vista de su colita y su entrada ser penetrada.

Lucifer estaba atrás hincado, sosteniendo su cadera con la diestra mientras la zurda apretaba su colita por cada embestida lenta pero jodidamente certera que tocaba su punto débil con una fuerza inhumana.
Un cosquilleo placentero viajaba desde su vientre a su entrepierna, clavándose en esos lugares y pronto liberandolo con un nuevo orgasmo.

—Amor, quiero escucharte...~— Le pidió el soberano, jalando su cola hacia arriba, abandonando su cadera para jalar su cabello; sin duda ese maldito sabía cómo obtener lo que deseara de él.

Se separó de la almohada, recargandose en esta misma con sus antebrazos, levantando así su pecho y rostro de la cama; los mechones de su cabello fueron jalados hacia atrás, arrancándole un sumiso gemido de los labios.
El aliento del ángel golpeó sus orejas caídas y temblorosas.

—Muevete para tu rey, ¿quieres?— Dicho esto, las embestidas pararon por completo; Alastor suspiró sumamente sonrojado, sobre todo avergonzado con la situación. Sigue sin creer lo sumiso que logra ser con ese ángel.

Nhghm...— Aprieta la funda de la almohada, tomando el valor para iniciar a mover sus caderas en círculos, restregando las nalgas a la pelvis de su contrario.

—Hmm, no cariño, así no.— Su colita dejó de ser estimulada para ayudarle a mover su cintura de adelante hacia atrás; cuando empezó a hacerlo por su cuenta, los dedos largos de Lucifer acariciaron su espina dorsal, provocando un gran escalofrío en esta.

30 𝑑𝑖𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑂𝑇𝑃 𝐴𝑝𝑝𝑙𝑒𝑅𝑎𝑑𝑖𝑜 (+18/+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora