Contra la pared

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Estaban desesperados.

En demasía.

Alastor estuvo fuera del Hotel por 3 semanas seguidas, Lucifer lo extrañaba muchísimo y viceversa, así que en el preciso momento que el pecador se presentó en la puerta principal les importó una mierda si estaban todos presentes en el living, se abrazaron como si no se hubieran visto en años.

Después de mirarse a los ojos, se besaron dulcemente, pero Lucifer cargó a su amor por las piernas y este simplemente se aferró a los hombros de él, intensificando el tacto más de lo necesario.

No cabe destacar que Vaggie tapó los ojos de Charlie, quién se había sonrojado tanto como el cabello rojizo del demonio de la radio; Angel y Cherri los miraron con una sonrisa pícara; Husk se le quedó viendo a su botella de whisky como si fuera la cosa mas interesante del mundo; Niffty corría frenéticamente al rededor de los sillones, celebrando la escena, y Adam... Adam les gritó que se fueran a coger a una habitación.

Lucifer de inmediato consideró la "sugerencia" del nuevo demonio, separándose de Alastor para llevarlo a la habitación más cercana. En el camino tiraron el sombrero del rey y el molesto abrigo del pecador.
Para ser sinceros apenas llegaron al pasillo del primer piso, volvieron a besarse con la misma desesperación, uniendo sus cuerpos en el caluroso agarre.

—Ni se te ocurra soltarme.— Exigió Alastor al tomar un momento para respirar.

—No lo haré, darling.— Apoyó al más alto contra la pared, elevando sus piernas hacia su cintura para que se abrace a esta.

—Maldito idiota, bésame.— Lucifer no dudó en hacerle caso, apegándose a su cuerpo lo más posible para besarle como le pidió y que ambos se puedan apoyar en la pared.

Conforme unen sus lenguas, Lucifer finge embestidas en el trasero del pecador, incrementando el líbido que los inunda; Alastor separa una mano para ayudarle a quitarse el abrigo hasta dejarlo caer al piso, desabrocha el chaleco de igual forma, finalizando con su propia camisa y con ambos cierres de pantalón junto a los botones.

—Mierda Al...— El jadeo ronco de Lucifer chocó contra los labios de Alastor, lo que solo los incentivó a volver a besarse, saboreando una y otra vez tanto sus lenguas como su saliva, que poco a poco sobresale de sus bocas.

Cuando ya no pudieron respirar, se volvieron a separar a regañadientes, tan pronto como recuperaron el aire Alastor liberó el pene de Lucifer, luego se aferró nuevamente a su cuello.

Miran los ojos contrarios, deslumbrantes de amor y deseo mutuo. Lucifer baja apresuradamente la ropa inferior de Alastor, dejando al descubierto su trasero; entre el jadeo del pecador separa sus muslos, rozando la punta de su palpitante pene con la entrada estrecha.

—Ha pasado un tiempo, ¿no quieres que te prepare antes?— Pregunta el rubio, conteniendo toda su lujuria.

—Cariño, ¿crees que no pensé en tí mientras estaba fuera?— El ángel abrió la boca con sorpresa, Alastor sonrió y le dió un pequeño beso.— Adelante Lucifer, cogeme...— El soberano lo recargó aún más en la pared, arrebatandole de los labios un jadeo deseoso y pronto un gemido, el cual interrumpió al momento de callarlo con su lengua.

Ambas manos se encargan de sostener con firmeza sus piernas, empujando por igual su cuerpo hacia atrás cuando metió la punta, después el resto de su erección.

—Mhh~ Así que, ¿pensaste en mi, darling?— Alastor apenas pudo asentir, rasguñando la nuca de Lucifer.— Yo también pensé en ti amor, muchas veces.— Enterró sus garras en la piel caliente del pecador, empezando a embestirlo.

El de cabello rojo gimió ahogado, mordiendo el cuello del rubio cuando los dientes filosos de este también se clavaron en el costado de su cuello. Su punto de quiebre fue el sentir a Lucifer dar estocadas firmes en su trasero como un desesperado sin siquiera preguntar.

No le importa ese ritmo, lo disfruta mucho, pues han sido largas semanas sin el otro, sin poder sentir sus cuerpos fundirse en uno solo, sin poder amarse inmensamente y sin disfrutar del calor ajeno, pero ahora pueden experimentar una vez más ese apasionado acto.

Se separan del otro, buscando unir sus labios deseosos de contacto, que realmente no duró mucho, el pecador prefiere liberar gemidos, lloriqueando por el inmenso placer que le otorga su ángel.

—¡Mghmh~ L-Luci, amor!— Se abrazó con mas fuerza al cuerpo del soberano aún sintiéndose débil de las piernas.— ¡Ahmnh Lucifer!~— Alza la cabeza, perdiendola por completo ante el repentino cambio de movimiento, más firme y brusco que antes.

—Carajo como te extrañé mi amor.—  Las manos de Alastor bajan directo a sus hombros, rasguñando y enterrando sus uñas en su ropa, otro usual intento por liberar placer, que solo aumenta cuando las lascivas lamidas del rey llenan su cuello.

—¡Hhhahh más, Lucifer, más!~— Pide entre largos jadeos de satisfacción, dejando caer su espalda en la pared, pero abrazando los hombros del más bajo.— ¡Aaah!, ¡Cariño!~— El orgasmo golpeó su vientre tan deliciosamente, manchando su ropa y parte de la de Lucifer, pero es lo que menos les importa.

Tras la liberación del pecador, el ángel se dedica a besar su pecho, oliendo el pelaje de vez en cuando, disminuyendo el movimiento de su cadera.

—Te juro que si me sueltas te meteré mi bastón por el culo.— Amenaza Alastor, aferrándose exageradamente al cuello y cadera de Lucifer.

—Ya te dije que no lo haré mi amor.— Frota el rostro sobre el suave pelaje, buscando con sus dientes los pezones; al encontrarlos chupa uno por uno, tomándose el tiempo necesario.

—Mmgh, m-ajestad, ¿le importaría llevarme a una habitación..?— Pide avergonzado; no le gusta que Lucifer haga eso, pero aunque no quiera aceptarlo es placentero.

—Me hablas de usted como si no te la estuviera metiendo ahora mismo.— Se separa para responder, luego vuelve a lo suyo.

—Entonces llévame a una habitación antes de que alguien nos vea...— Mira ambos lados del pasillo, esperando que nadie se atreviera a pasar por este.

—Por mi que nos vean, que todos sepan que me perteneces.— El fuerte agarre de sus muslos es mayor, provocando que moretones de los dedos del soberano se marquen en su piel, poco después las embestidas regresan con el ritmo anterior.

Alastor solamente se resigna a las acciones de Lucifer, dedicándose a recibir con puro gusto todas ellas, y corresponderle de igual manera con gemidos que ya no le interesa ocultar.

Es cuestión de tiempo para que el soberano se corra en su interior, llenandolo de su esperma completamente, hasta algunas gotas espesas salen y terminan su travesía en el suelo; de nueva cuenta toman unos minutos para recuperar el aliento.

—Lucifer...— Le llama, subiendo una mano a su nuca, alejándolo de su pecho.

—¿Si?

—Si no me llevas ahora mismo a una habitación, en serio te voy a meter mi bastón por el culo.

—Eso no me disgustaría~— Alastor lo miró muy enojado.— Pero no voy a retarte amor.— Lo carga firme con un brazo, la mano del otro abre la puerta que está básicamente al lado izquierdo de ellos, se adentran en esta y cierra de un portazo.

30 𝑑𝑖𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑂𝑇𝑃 𝐴𝑝𝑝𝑙𝑒𝑅𝑎𝑑𝑖𝑜 (+18/+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora