Reverse cowboy

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Las mañanas a mitad del año en el infierno salían ser más frías de lo que uno pudiera pensar, pues a pesar de que el calor predominaba la mayoría del tiempo, esas horas eran todo lo contrario.

Lucifer como rey del infierno tenía una conexión ciertamente significativa con el clima de su dominio y el estado que su corazón atravesaba.
Por lo que si él era feliz, los días eran tranquilos, si se encontraba triste, el clima se humedecía, si estaba enojado el calor era una perra, si se deprimía porque Alastor estaba a punto de desaparecer por 3 semanas, pero al mismo tiempo disfrutaba de los últimos momentos a su lado, el clima era frío.

Lo suficiente para que su amor deseara estar toda la mañana abrazado a él y buscando calor; era poco usual ver ese comportamiento cariñoso, pero le causaba una alegría inmensa, aún cuando su pobre corazón supiera internamente que después pasaría largas semanas sin él.

De todas formas en ese momento no le interesaba en lo más mínimo, menos al tener a ese hermoso pecador acostado en su regazo y recibir sus adorables besos en el cuello, o de vez en cuando los labios.

—Majestad, debemos ir al desayuno ahora.— Un nuevo beso es plantado en sus labios, el cual profundiza acunando las mejillas del demonio para evitar que se levante.— Querido hagámoslo más tarde...— Susurra al separarse de Lucifer, pero él lo único que hizo fue volver a unirlos en ese cariño; otra vez se aleja del ángel.— Anda, Charlotte seguramente nos está esperando.

—No intentes usar a nuestra hija para librarte de mí.— La sonrisa de Alastor se amplió bastante, negando con la cabeza.

—No lo hago majestad...— Lucifer se sienta en la cama, aún sin quitarse de su regazo lo abraza por el cuello.— Además, dijo que después del desayuno quería hacer un programa de radio conmigo, ¿no?— El soberano pensó en lo último, terminando por asentir resignado.— En la noche podemos hacer lo que quiera, antes de irme.

—Entonces ni se te ocurra venirme con una excusa...— Como último recurso cambia las posiciones, acostando al pecador en la cama; recargandose con los antebrazos, sobre en la almohada

—Tampoco lo haré querido, pasar tres semanas lejos de ti me es de todo menos divertido.

—Hm, mentiroso.— Sonríen al otro con burla, se miran a los ojos, deseando volver a tocar esos labios, levemente hinchados; pronto acortan la distancia que hay entre rostros.

Los toques en la puerta junto a la voz de Charlie llamándoles a ambos para que bajen a desayunar los detiene.
Lucifer contesta que están a punto de ir, con esta respuesta la princesa se retira.

—Me temo que tus planes por convencerme se vieron interrumpidos.

—¿Tú crees?— Le besa la frente dulcemente, observando con extrema fascinación el semblante relajado y esa sonrisa auténtica.— Te amo Alastor.— Dice al cabo de unos segundos.

—Querido, lo sé.— Acaricia la mejilla del soberano, trazando con su pulgar el pómulo.— Yo también me amo.

—Ah, darling eres tan egocéntrico.— Antes de reincorporarse para ayudar al demonio a levantarse, este lo jaló hacia abajo, besándolo con torpeza y ternura.

—Lo soy, pero ¿quieres escucharlo?— Cuestiona, recibiendo al instante un asentimiento energético.

—Al por favor...— Entona suplicante y cariñoso sobre todo; el pecador se acerca a sus labios, rozandolos con los propios.

—Te amo, Lucifer.— De inmediato el soberano se acercó a besarle con una felicidad impresionante.

—¡Oigan ya perras, tengo un chingo de hambre!— Adam entró de repente a su habitación, se veía molesto. Aunque Lucifer lo estaba más por ver al nuevo demonio interrumpir su momento.— ¿Qué?

30 𝑑𝑖𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑂𝑇𝑃 𝐴𝑝𝑝𝑙𝑒𝑅𝑎𝑑𝑖𝑜 (+18/+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora