Rapidito

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Alastor clingy y orgulloso mi religión 🛐

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Los sábados siempre se levantan mucho antes que todos para hacer el desayuno, era su rutina del día.

Lucifer preparaba la masa para los panqueques en la pequeña mesa al centro de la cocina, Alastor lo abraza por la espalda, dejando caer su cuerpo sobre el suyo y frotando cariñosamente sus orejas en el cabello del ángel caído.

—Me encanta que seas así en las mañanas.— Cuando terminó de batir la mezcla acarició las orejas de su amor, dándose la vuelta para observarlo.— Eres más adorable que nunca.

—Cállate o dejaré de hacerlo.— Lucifer sonrió, asintiendo al comentario del más alto; verlo disfrutar de sus caricias le es suficiente para estar más que feliz todo el día.

Alastor le indica que se siente en el espacio libre de la mesa, hace caso sin cuestionar, sorprendido de como lo abraza por la espalda baja, dejándose caer en su pecho esta vez; supone que está cansado porque no ha dormido en 3 días, así que lo deja descansar un rato mientras la parrilla se calienta.

—Si quieres ve a dormir, yo termino de hacer los panqueques.— Le deja un beso en la frente, mientras acaricia su cabello y espalda.

—Quiero estar contigo...— Lucifer casi chilla de alegría, pero se contuvo, aunque no la enorme sonrisa en su rostro.

—No tomara mucho amor, ve a dormir.

—No, quiero estar contigo...— Repitió con suavidad, volviendo a frotar sus orejas contra el cuello de Lucifer, después de esta accion levanta el rostro, entreabriendo los labios para darle a entender al otro lo que quiere.

—Oh, Al...— Toma gentilmente la mejilla del pecador, acercándose mutuamente para sellar un beso amoroso que apenas duró.— Te amo.— Sonríe felizmente, acunando las mejillas de Alastor dulcemente.

—También...— Dice dudoso, observa los ojos esperanzados del ángel, es cuando le roba un suspiro enamorado.— También te amo.— Una fugaz lágrima baja por el rostro del contrario, la que besa para alejarla.

—¿Lo repites, por favor?— El contacto visual no se rompe, por lo que Alastor se reincorpora, recargando ahora las manos a cada lado de la cadera del ángel.

—Te amo, Lucifer.— Dedica una sonrisa pura, haciendo que el contrario suelte un par de lágrimas de extrema felicidad. No contiene el impulso de acercarlo para besarse con emoción.

El cariño escala sumamente rápido, las manos inquietas de Lucifer bajaron a su cintura, atrayendolo así mismo; no muestra queja, al contrario, abre su boca para dar inicio a una pelea de lenguas, que el soberano no duda en aceptar.

La diestra del ángel recorre la espalda de Alastor hasta llegar a su cola de ciervo, que se mueve de un lado a otro, evidentemente emocionado con la situación.
La toma en su puño, acariciando el suave pelaje y de pronto la jala, arrebatando un gemido ahogado al pecador; aprovecha esto para separarse de sus labios, yendo a su cuello para lamerlo vehemente.

Un suspiro comprometedor sale de los labios de su amor, lentamente mete sus manos dentro del pantalón de pijama, manoseando su trasero y delgadas piernas.

—Luci, deberiamos ir a la habitación...— Propone el demonio, no queriendo caer en las caricias del ángel, aunque está deseando más de ellas.

—No hace falta, lo haremos aquí mismo.— Las pupilas de Alastor se transformaron en diales de radio, esperaba esa respuesta, pero no se acostumbra a qué Lucifer le encante la adrenalina de hacerlo y tener el pendiente que en cualquier momento los descubran.

30 𝑑𝑖𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑂𝑇𝑃 𝐴𝑝𝑝𝑙𝑒𝑅𝑎𝑑𝑖𝑜 (+18/+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora