17: 𝒱𝒾𝒹𝒶 𝒹𝑒 𝓂𝒾𝑒𝓇𝒹𝒶

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"Vida de mierda"

17

"I'm ready, ready, ready to blow my lid off"

MGMT

C h a e y o u n g

Desperté con un dolor de cabeza complicado. No sé cómo me pude levantar para tomar mi bolso y sacar una caja con analgésicos. Eso fue a eso de las siete de la mañana. Volví a abrir los ojos cerca de las once.

Sí, estaba mareada, pero ya no me dolía tanto la cabeza. No era buena bebiendo, ¿por qué razón decidí pasarme? Sabía la respuesta, y me llegaba a dar vergüenza: necesitaba valor para poder dejarme llevar por mis propias emociones junto con Lisa, y luego del desplante que le hice en el ascensor, sentía que debía remediar las cosas. Claro, recuerdo que mientras nos besábamos en la fiesta le hice saber mi malestar, pero ella me miró extrañada y, sonriendo con cuidado, me dijo:

"Ni siquiera me di cuenta".

Quizás yo solo pensé demasiado las cosas y llegué a las conclusiones equivocadas.

Me metí a la ducha, pensé que así podría aliviar mi malestar, pero a la hora de mirar cómo el agua bajaba por mis piernas, sentí un mareo que me dejó apoyada en la pared de la ducha. Tuve que dejarme caer agua fría, esperaba que así aminorara un poco más los mareos. Necesitaba agua, posiblemente tendré que beber más de lo normal.

Salí de la habitación, esperaba encontrarme sola, porque no escuchaba nada de ruido, sin embargo, vi el ventanal abierto, por lo que asumí que Lisa se encontraba en la terraza.

Caminé con paso lento, y cuando me asomé por la terraza, pude verla sentada en una de las sillas, leyendo un libro junto a una jarra de agua, que ya tenía la mitad, y... estaba fumando.

Me parecía un cuadro curioso. Que yo recordara, Lisa detestaba el olor del cigarrillo. En la escuela siempre nos quejábamos de ello, sobre todo cuando nuestros compañeros de clases presumían sus cigarrillos una vez acabada la jornada escolar. Se solían juntar por los parques que debíamos pasar Lisa, Kunpimook y yo para irnos a nuestros respectivos hogares, y hacían todo un jolgorio al respecto. No lo entendíamos, y no creo que es por hacernos los puritanos o moralistas, es que, entre los tres, no comprendíamos el afán de quedar con un mal olor en la ropa y, por supuesto, con cáncer bucal.

"Dan vergüenza", recuerdo muy bien que decía Lisa. "¿Frente a quiénes quieren presumir? No le han ganado a nadie, solo se dañan el cuerpo".

"Ah, Lisa, qué sana", molestaba Kunpimook. "Bueno, yo ya dejé de fumar".

"Hiciste bien", comentaba yo. "Puedo entender a aquellos que beben alcohol, ya saben, de manera controlada, pero nunca he entendido a los que fuman".

"Para todo hay límites, excepto para el cigarrillo", comentó Lisa.

Esa conversación la recordaba tan clara que, ahora, el ver a Lisa dando calada tras calada a un cigarrillo fino con aroma dulce, sentí cierto malestar. Ella reparó en mí, pero sonrió mientras volvía a darle una última calada al cigarrillo.

—¿Cómo dormiste? —me preguntó como si nada.

—¿Desde cuándo fumas?

Esa pregunta pareció descolocarla, porque la expresión sonriente con la que me miraba se esfumó de un momento a otro y solo se quedó estupefacta y, luego, me miró con seriedad.

—Un par de años —respondió—, no lo sé. No recuerdo la fecha exacta.

Ahí entendí que no debí preguntar; no se había tomado muy bien mi curiosidad.

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⏰ Última actualización: May 30 ⏰

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the golden cage 『❀』chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora