the golden cage 『❀』chaelisa

12: 𝒬𝓊𝑒 𝑜𝒸𝓊𝓁𝓉𝒶𝓈

"¿Qué ocultas?"

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"Maybe is a blessing in disguise"

The Neighbourhood

L a l i s a

Me desgastaba totalmente la idea de tener que ir a enfrentar al grupo de desagradables. Si algo me molestaba, era simplemente el estar frente a frente a aquellos que huelen precisamente a grasa mal mantenida.

Grasa y pólvora, de lo más barato, así olía el hogar de los asquerosos narcotraficantes. Independientemente de la nacionalidad, para mí todos eran iguales, un bulto que solo se interponía en mi camino, con toda la intención de ser un mísero estorbo.

La Florida, como se hacían llamar, estaban ubicados en las cercanías de Goyang, liderados por un imbécil de apellido "Huerta". Intenta darse la vida de lujos cuando, en realidad, solo es una lacra que no sabe cómo moverse en este mundo sin parecer un imbécil y un ridículo.

—Cambia la cara —me dijo Minnie—. Sé que no te gusta ese grupo, pero qué más podemos hacer. Negocios son negocios... y con lo que te gusta cobrar las moratorias.

Íbamos en el auto, yo dejaba que mi cabeza reposara en el respaldo del asiento, mientras que ella miraba su celular.

—¿No estás mareada? —pregunté ignorando por completo lo que ella me dijo.

—A diferencia de ti, yo sí puedo manejar el celular mientras estoy en el transporte.

Chasqueé la lengua y seguí mirando por la ventana. No soportaba cuando Minnie adoptaba una actitud en donde solo esperaba descifrar información mía, ya sea secretos o estados de ánimo. Pero en esta ocasión no tenía ganas de hablar, no quería enfrentar una conversación que me dejaría vulnerable.

—Concentrémonos en la cobranza, por favor —pedí con cierto tono de agotamiento.

No dijimos nada más hasta que llegamos a nuestro destino. Sin embargo, no pudimos bajarnos de inmediato del auto, ya que la vibración de un celular se hizo oír. Era el mío, y en la pantalla, figuraba el nombre de mi esposo.

—Hai, Kazuma-san —respondí.

Minnie cubrió su boca y asintió. No íbamos a salir del auto hasta que mi llamada terminase.

—¿Todo bien? —me dijo a través de la línea.

—¿Puedo hablar después? En este momento estoy por cobrar.

—De acuerdo, te llamo después.

—Gracias.

Y colgamos. Miré por la ventana, ya estábamos en la calle donde el grupo de "La Florida" se ocultaba. Bueno, no era difícil averiguar dónde estaban, era cosa de ver la propiedad con más protección, con demasiado "blindaje". Minnie me extendió las llaves de la propiedad, la copia que, de seguro, tuvo que sacar a la fuerza.

—Nos vamos en diez minutos —le dije al chofer, Takumi—. No nos demoraremos más que eso.

—Recuerda notificar a Naoto para despistar el escape —agregó Minnie.

—A sus órdenes —respondió Takumi y le quitó el seguro a las puertas del auto.

Sabía que íbamos a llamar la atención con nuestra presencia y era muy probable que algún vecino estuviese grabando para tener evidencia denunciable para este grupito, sin embargo, era evidente que eso no serviría de mucho. Me preguntaba, eso sí, cuántos videos habrán tomado y mandado a las entidades respectivas para denunciar, para solo obtener vacías respuestas.