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Concentrado en mirar al suelo, Gavi intentaba pasar por los pasillos, tratando de ser más fuerte que los empujones y codazos

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Concentrado en mirar al suelo, Gavi intentaba pasar por los pasillos, tratando de ser más fuerte que los empujones y codazos.

Apenas llevaba 6 meses en el colegio, y ya empezaba a odiar todo.

En sevilla, iba a una escuela para chicos como él.

Quizás no eran todos mudos, quizás algunos incluso hablaban más, pero con ellos se sentía cómodo.

Ellos estaban tan mal como él.

No entendía cuando su médico le dijo que ir a una escuela para chicos normales iba a ser bueno para él.

Esos chicos eran crueles, malos, que lo golpeaban en el baño de los hombres, robaban su dinero o su almuerzo.

Eran los que dejaban pegamento en su silla, los que habían volcado una botella de gaseosa en su mochila, y los que habían metido su ropa en el inodoro luego de una clase de gimnasia.

No hablaban con él más que para decirle cosas feas, lo apartaban de todos lados, y solo lo hacían sentir como una miseria.

Ya no le decía al director lo que hacían, porque descubrió que solo empeoraba las cosas.

No tuvo tiempo para esquivar el pie que trabó su paso, cayendo al suelo.

Las manos en sus bolsillos no lo dejaron frenar, así que su mejilla se estampó contra las lustrosas baldosas.

Escuchó las risas y quiso llorar.

— ¿Pero qué mierda te pasa?

La confusión de Auron aumentó, abriendo los ojos de más.

¿Alguien lo estaba defendiendo?.

¿Alguien lo estaba defendiendo?

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𝐌𝐔𝐓𝐄 | 𝐆𝐀𝐕𝐈 𝐘 𝐏𝐄𝐃𝐑𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora