017

388 48 0
                                    

Si Gavi normal era adorable, Gavi con fiebre lo era mil veces más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si Gavi normal era adorable, Gavi con fiebre lo era mil veces más.

A Pedri le parecia un poco mal encontrarlo tierno, sabiendo que al chico se le partia la cabeza de dolor.

Pero verlo con un ligero mohín todo el día, con los ojos cansados y una costumbre de inflar las mejillas por el
dolor lo hacían parecer como un bebé, en lugar de un tierno adolescente de dieciséis años.

Gavi había cambiado por su pubertad, pero para suerte de Pedri, no eran grandes diferencias.

Seguía siendo bastante enano, más de lo normal, aunque bastante más alto de lo que era.

Su cuerpo se había estilizado, y ya no parecía el chico esponjoso. Incluso, para el gusto de Pedri, Gavi estaba muy delgado.

El mayor se encargaba de darle sus medicamentos, y se quedaba a su lado hasta que tragara su pastilla, aunque al chico solía costarle varios tragos pasarla.

Pedri lo felicitaba con una sonrisa, y solía acostarlo para ponerle un trapo de agua fría en la frente que lograba bajarle el dolor un rato, y así podía conversar con su amigo perfectamente.

"Mamá dice que iré a mi médico la semana que viene.
A Sevilla".

— ¿Te da miedo ir al médico?. - Preguntó Pedri, sin saber muy bien a qué venía esa información.

Gavi negó.

"Me quedaré allá unos días. Con mis tíos".

— Oh.

"Quiero que vengas conmigo"

Pedri miró las palabras sin decir nada, y las leyó unas veces más.

Gavi bajó su cuaderno, al ver que Pedri no contestaba.

— Gavi, yo...No sé qué decirte. Tengo que
preguntarle a mis padres primero y...Tus tíos dejarían entrar a un completo desconocido a su casa?

Gavi asintió varias veces, comenzando a escribir en el cuaderno y Pedri esperó a que él terminara.

"Mamá no tiene problema en que vayas con nosotros. Ella va a cuidarte".

— Tu mamá es mi mamá también, Gavi. Eso lo sé perfectamente. - Pedri rió un poco. - Pero una cosa es que me quede en tu casa y otra es viajar con ellos, y
quedarme en casa ajena con ellos.

"Por favor, acepta".

Pedri se quedó en silencio, viendo los ojitos de Gavi asomarse tras las hojas, suplicando.

— Está bien, Gavi. Acepto.- Se rindió con una sonrisa.

Gavi soltó el cuaderno para aplaudir con una sonrisa en su rostro, haciendo que el mayor riera con ternura.

Gavi soltó el cuaderno para aplaudir con una sonrisa en su rostro, haciendo que el mayor riera con ternura

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐌𝐔𝐓𝐄 | 𝐆𝐀𝐕𝐈 𝐘 𝐏𝐄𝐃𝐑𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora