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Apenas habían dejado las cosas en la entrada de la casa de los tíos de Gavi, dejando que el señor Gavira se encargue de meter todo, y volvieron a subir al auto para ir hacia el médico

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Apenas habían dejado las cosas en la entrada de la casa de los tíos de Gavi, dejando que el señor Gavira se encargue de meter todo, y volvieron a subir al auto para ir hacia el médico.

Pedri notó que Gavi estaba bastante nervioso y tenso.

No entendía la razón y las palabras de su madre tampoco le aclaraban mucho las cosas.

El castaño pasó su mano sobre los hombros de Gavi, acariciando un poco su cuello, y dejando su mano en
el hombro opuesto, tocando la piel con sus dedos.

Gavi lo miró y un poco de preocupación se dejó ver en sus ojos.

— Todo está bien. — Dijo Pedri, sonriendo levemente. — Estoy aquí.

Gavi sonrió y asintió.

Al llegar al consultorio del médico, este los saludó a todos cálidamente y estrechó la mano de Pedri cuando se presentó.

Prosiguió a hablar con Gavi, quien respondía con lenguaje de señas.

El doctor entendía casi todo lo que quería decir, pero solía dar unas miradas a la señora Gavira cuando se
perdía, para que ella tradujera sus gestos.

A diferencia de la señora Gavira, el médico no le hablaba junto con señas a Gavi.

Lo hacía como si fuera una persona normal, y Pedri notó lo dinámico de la conversación si Gavi no tenía que escribir todo lo que quería decir.

El médico revisó su pecho, boca, garganta y oídos.

Revisó sus reflejos, su pulso y presión, para luego decir que estaba todo bien, darle una paleta a Gavi y decirle que esperara afuera mientras él hablaba con su madre.

La mirada de Gavi fue automáticamente a Pedri  quien hizo una seña para salir.

Luego de la visita al médico, Gavi parecía más tranquilo, pero estaba mucho más callado, en el sentido de que respondía a todo lo que Pedri decía
con la cabeza, sin escribir nada en su cuaderno.

Eso ofendió y preocupó un poco al castaño.

Minutos después, la madre salió del consultorio despidiéndose del doctor y subiendo al auto, haciendo
que los chicos hicieran lo mismo.

Minutos después, la madre salió del consultorio despidiéndose del doctor y subiendo al auto, haciendoque los chicos hicieran lo mismo

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𝐌𝐔𝐓𝐄 | 𝐆𝐀𝐕𝐈 𝐘 𝐏𝐄𝐃𝐑𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora