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— ¿Por qué no me dijiste que era tu cumpleaños?

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— ¿Por qué no me dijiste que era tu cumpleaños?

Gavi lo vio con su único ojo disponible, ya que el otra estaba detrás de una pequeña toalla con hielos, y se encogió de hombros.

La fiesta de cumpleaños era exclusivamente familiar, pero era porque Gavi no tenía amigos para invitar.

Todos habían quedado en Sevilla y no habían podido venir.

Así que solo estaban ellos dos, entre los padres de Gavi, su abuela y un par de tíos, porque de nuevo, muchos se habían quedado en Sevilla.

— Ni siquiera te tengo un regalo, Gavi. — Dijo, pero el otro solo se encogió de hombros. — No hagas eso. A mí me molesta mucho cuando no me traen un regalo en mi cumpleaños. Es que...Es una de las pocas ocasiones del año donde te dan un regalo.

Gavi lo apuntó, y luego movió el dedo
negativamente.

— Bien, yo no me contengo cuando quiero regalarte algo.

Eso hizo a Gavi sonreír, pero hizo una mueca de dolor cuando el gesto le tiró la herida del labio.

Pedri suspiró, todavía tenía ganas de matar a esos chicos.

Los había visto salir del baño, carcajeándose, y uno de ellos lo miró, con sonrisa egocéntrica.

"Tu novio te estaba llamando" Dijo, para luego hacer una "o" con los labios, burlándose de la mudez de Gavi.

Luego, no escuchó más porque había ido corriendo hacia el lugar.

Gavi se dio cuenta de qué debía estar pensando Pedri.

Se acercó a él para apoyar una mano en su hombro, negando con la cabeza para que lo olvide.

Pedri alzó la vista hacia él.

Gavi era un chico muy dulce, demasiado cálido para un mundo tan frío, con personas que querían apagar ese calor, ese brillo en los ojos y que planeaban
amargarlo.

Pedri temía que desgraciadamente, habían enfriado bastante la personalidad del chico.

Aunque, con él no era así.

En cuanto Gavi volvía a estar solo, parecía apagarse.

Y no lo merecía, no merecía nada de eso.

— Gavi...Creo que deberías cambiarte de escuela.

Las palabras hicieron que las cejas de Gavi se alzaran, abriendo los ojos con lo que parecía miedo.

Comenzó a negar efusivamente, haciendo señas con su única mano disponible.

Pedri intentó tranquilizarlo, tomando su mano entre las suyas, conteniéndola.

— Shh, tranquilo... Yo me cambiaré de escuela también. — Dijo. — Estaremos juntos, seguiremos juntos.

 — Estaremos juntos, seguiremos juntos

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𝐌𝐔𝐓𝐄 | 𝐆𝐀𝐕𝐈 𝐘 𝐏𝐄𝐃𝐑𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora