LXXVII

2 1 0
                                    

En la oscuridad del miedo me encuentro, envuelto en sombras que nublan mi ser, pero en cada rincón de mi ser anida la esperanza, y en mis sueños encuentro la fuerza para renacer.

Aunque la tristeza me abrace con firmeza, y la soledad parezca mi única compañía, sé que en lo más profundo de mi ser, la semilla de la alegría siempre florecerá un día.

Entonces, me atrevo a soñar con un mañana radiante, donde el miedo se desvanezca ante la luz del amor, donde la tristeza sea solo un recuerdo lejano, y la soledad sea abrazada por la compañía y el fervor.

Pues en cada lágrima hay un destello de fortaleza, en cada suspiro hay un eco de determinación, y en cada latido hay una melodía de esperanza, una promesa de que la alegría guiará mi corazón.

Así, en este poema de altibajos y contrastes, descubro que el miedo no es eterno ni absoluto, pues en el acto valiente de soñar y perseverar, encuentro la fuerza para transformar la tristeza en gratitud.

Y en el abrazo cálido de la compañía verdadera, la soledad se disipa como la niebla al amanecer, permitiendo que la alegría florezca y se expanda, iluminando mi camino con su resplandeciente poder.

KAVITĀ © #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora