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Final - Parte 1
—¿Está seguro de esto, Shinazugawa-sama?— Preguntó con preocupación la esposa del patrón, Amane Ubuyashiki.
—Lo estoy, he recuperado mi físico rápidamente, puedo ser de utilidad— Respondió con seriedad el omega de cabellos blancos.
Alrededor de dos semanas habían pasado desde que las lunas superiores cinco y cuatro habían sido derrotadas y asesinadas, gracias al esfuerzo del pilar del amor y el pilar de la niebla, los hermanos Kamado, y Shinazugawa Genya.
Ah, y el descubrimiento de que Nezuko Kamado, aparentemente, había conquistado el sol, siendo la primera demonio capaz de estar bajo la luz solar sin sufrir daño alguno.
A su vez, cuando ambos pilares se recuperaron (fue rápido, algo sorprendente, considerando la fuerza de sus enemigos, ya fallecidos y ardiendo en el infierno) se llevo a cabo una reunión, lamentablemente Oyakata-sama no pudo estar presente dado que su condición empeoraba cada día y no podía mantenerse de pie.
—Shinazugawa...— Comenzó a hablar el viejo-no tan viejo Himejima —Todos sabemos que hace pocas semanas has dado a luz a la pequeña Megumi, sin embargo, ¿Seguro que estarás bien?—
—Que sí, dios— Soltó un pequeño gruñido, desde el nacimiento de su hija, Sanemi ha tomado pequeños tiempos para poder entrenar y regresar al físico y las habilidades que tenía y había perdido antes y durante el embarazo. Para suerte suya, su cuerpo se adaptó con rápidez, y estaba seguro que podía volver a la batalla.
—Muy bien, entonces, el pilar del viento también participará en este entrenamiento, con ciertos cuidados, por supuesto—
—Se lo agradezco, Amane-sama— Murmuró el omega peliblanco, haciendo una reverencia desde su lugar.
La beta solo asintió, mientras continuaba mencionando uno que otro comentario respecto al entrenamiento, una vez que ella y sus dos hijos se retiraron, el lugar se quedo en el silencio, hasta que...
—Ya que Amane-sama ya se fue, yo...—
—Te quedas aquí, sin objeciones ni reclamos— Dijo Sanemi rápidamente al notar lo que Giyuu estaba a punto de hacer, irse y no participar en el entrenamiento de pilares solamente porque se consideraba inferior al resto de ellos.
Ya había pasado tanto tiempo, ¿Tomioka aún tenía ese tonto complejo de inferioridad? Que estupidez.
—Pero...—
—No. Te quedas y punto— Repitió, a lo que el alfa peliazul solo se quedo sentado sin decir nada.
"Esos dos nunca cambian..." Pensaron el resto de pilares, suspirando.
