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El entrenamiento funcionaba a la perfección.
Todo estaba en calma.
Muy en calma.
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—¿Cómo está ella?— Pregunto la omega, mientras veía a su mejor amigo cargar a Megumi, quien estaba profunda y pacíficamente dormida.
—Esta bien— Sanemi, quien estaba de pie frente a la ventana, sonrió con cansancio, tranquilizar a su hija era difícil, y eso, que el mismo tenía experiencia gracias a que cuidaba de sus hermanos menores cuando aun seguían con vida.
—Ya hable con Aoi y las niñas— Comentó ella —Al principio se rehusaron a dejarme ir a la batalla, pero fue sencillo convencerlas. Ellas se encargaran de cuidar a Megumi mientras nosotros estamos fuera— Kanae se acerco, sentándose en el borde de la camilla —Solo espero que con Shinobu y Kanao sea igual— Suspiró.
—Te quieren mucho, y estoy seguro que respetaran tu decisión, 'Nae, además, mientras más cazadores hábiles hayan, será mejor para nosotros y nos acercará a la victoria.
—Si, tienes razón— Kanae sonrió con suavidad —Ya es tarde, es mejor ir a descansar. Sinceramente, estoy agotada, me sorprende que varios cazadores aún estén en mi entrenamiento.
—Seguramente solo es gente que se unió por reconocimiento o dinero— Bufó —Odio a las personas así...
—Te entiendo, aunque al menos lo intentan.
—No los defiendas.
—Está bien... supongo que tienes algo de razón.
—La mayor parte del tiempo la tengo.
—Tampoco seas así, Nemi— La jefa de la finca frunció el ceño, pero ya estaba acostumbrada. Sanemi mantenía su orgullo intacto.
