El sonido de la lluvia contra el paraguas le hacia pensar que pronto se rompería. Miró el cielo, ennegrecido por los nubarrones oscuros que se cernían por encima de la ciudad.-Mierda -trastabilló y su tobillo se doblo.
Dolía como el demonio pero no pudo detenerse. ¿No se suponía que en marzo el sol debía estar radiante? Como la enorme bola de fuego que se suponía que era.
Y es que ayer lo estaba, pero el clima era tan cambiante y brusco como impredecible que no le extrañaba en lo absoluto, seguramente mañana estaría radiante de nuevo.
Como si fuese cuestión de mala suerte, llevaba la enorme mochila con el equipo de esgrima. ¡Iba a empaparse todo!
El granizo comenzó a golpetear y el viento sopló con más fuerza, Kaya observó como el paraguas de una chica salió despedido por los aires.
La gente corría desesperada por buscar un refugio lejos del agua. Y la pobre chica seguía ahí, empapada y tratando -inútilmente-, de protegerse con sus frágiles brazos del hielo.
Kaya se debatió. ¿Ayudarle o correr al autobús? El próximo llegaría en una hora, debido a la torrencial lluvia.
-Oye -gritó, corriendo hacia ella.
La chica le dirigió una mirada tímida, parecía confundida.
Kaya le señaló el paraguas.
-Estas mojándote.
La tapó pero el paraguas parecía a punto de romperse. Así que debían darse prisa.
-El paraguas... Tenemos que darnos prisa -gritó Kaya-. ¿Vives muy lejos de aquí?
-No, pero a pie es como una hora y media.
Kaya inspiró.
-Vamos -ladeo la cabeza, para que la siguiera-, mi casa no esta muy lejos de aquí.
-¿Estas segura?
Kaya elevó la mirada hacia el cielo endemoniado. ¿Que si estaba segura? En lo absoluto. ¿Cómo estarlo? La chica en cuestión podría ser una asesina serial y la estaba llevando a casa pero como siempre, era tan jodidamente impulsiva, que hacia las cosas sin pensar demasiado.
-No te preocupes, puedo marcharme a casa.
-¿Estas loca? -preguntó Kaya, incrédula-. No, esta bien.
La chica sonrío apenada. Corrieron a través de las personas y en menos de lo que habían pensado, llegaron a casa.
-Tu casa es muy linda -halago una vez dentro de ella. Estaban empapadas y si no cambiaban su ropa, les daría un resfriado.
-Gracias.
La casa estaba vacía, su madre estaba trabajando. Aliviada, fue por unas toallas, le extendió una a la chica, de la cual aun desconocía su nombre.
-Soy Charlotte Evans -se presentó, leyéndole el pensamiento-, pero puedes llamarme Charlie.
-Charlie, soy Kaya Humphrey.
Charlotte era muy bonita. Era rubia, de rostro aniñado y ojos color olivo. Parecía una muñequita de porcelana.
-La lluvia esta de muerte. Vamos a mi habitación, te prestare algo de ropa.
Asintió, caminaron tratando de no mojar las escaleras. Charlotte trastabilló y estuvo a punto de caer, si no hubiese sido porque Kaya la sostuvo, estaría escaleras abajo con la frente magullada.
-Oh santo cacahuate.
Al llegar a la habitación, Charlotte se detuvo bajo el umbral de la puerta.
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Midnight City » Grayson Dolan.
Fanfiction«Incluso a medianoche, no puedo dejar de pensar en ti... » «Te quiero, te amo... Aún así, ¿Qué importa? Mi amor no es correspondido de la misma manera.» Más allá de la medianoche.