Trago en seco y las mejillas le quemaron. Se sentía avergonzada y tenía miedo. Su madre la miraba del otro lado de la puerta.
«¡Estúpido, Grayson!»
Si hubiese puesto el seguro a la puerta, les habría dado tiempo de siquiera fingir que no estaban a punto de hacer el amor en el baño. Hacer el amor... Aquello sonaba tan extraño. Sacudió la cabeza volviendo a la realidad, era obvio que aunque el seguro de la puerta hubiese estado puesto, su madre se habría dado cuenta, pero no los habría pillado así.
—Señora —murmuró Grayson, asustado y soltando a Kaya. Se enderezó y tomó su camisa.
—Grayson, Kaya —Los miraba con el rostro impasible, la pasividad en el, logró asustarlos.
—Mamá... Pue... Puedo explicarlo —tartamudeó, tragó saliva por tercera vez e inspiró, rogaba porque aquello no fuese real.
Pero lo era, rayos, era tan real que el miedo comenzaba a ser palpable.
—Salgan del baño.
Charlotte se posó detrás de su madre, su mirada viajaba de Grayson a ella y viceversa, parecía perdida, Kaya supo que su frágil amiga, estaba a punto de llorar cuando mordió su labio inferior. Pero se contuvo, supuso que la situación le asustaba a tal magnitud que su preocupación por ella, le dejaba aún más sensible.
Ambos salieron del baño, Grayson con la camiseta ya puesta mientras ella aún seguía acomodando su falda escolar y después amarró su cabello en una coleta como ya era costumbre.
—Charlotte, ¿Podrías sacar los panecillos del horno?
La rubia asintió con un movimiento de cabeza repetidamente.
—No son unos niños. —Comenzó su madre, con voz neutra y con los ojos fijos sobre ellos—, ambos saben lo que hacen, son lo suficientemente mayores.
Kaya asintió, sabiendo que lo peor estaba por venir, Grayson quiso sujetar su mano pero ella se alejó con disimulo.
—No puedo creer que no hayan podido respetar mi casa.
La mirada decepcionada desarmó a Kaya, se sintió como la peor de las zorras. Y tal vez después de todo... Lo era.
—Perdóname mamá. –Se encontraba arrepentida, llevó las manos a su rostro y lo restregó.
La tensión en el cuarto era casi insoportable.
—Vete Grayson, necesito hablar con mi hija.
El hizo un puchero pero no rezongó, rozó la mano de Kaya y salió de la habitación.
—Mamá, lo siento mucho. Sé que te he decepcionado. —Sus ojos se aguaron, ella no era una chica llorona, pero la sola idea de decepcionar a su madre, le ponía mal.
—Hija. —Yarah palmeó el borde la cama—, sé que has crecido, que hay cosas de las que no te puedo proteger.
—Cosas como Grayson —susurró.
—Es un buen chico, lo sé por como te mira, te quiere mucho.
Ahí venia el pero...
—Imagina que tu padre fuese quien entraba por esa puerta.
—Ma, papá está en Dubai, el no podría.
—Tu padre es como el mismísimo diablo, se aparece cuando menos se espera.
—¿A qué viene todo esto? Sabes que quiero a papá, pero no es precisamente la mejor persona para juzgarme.
—Tienes que ser cuidadosa. No des el siguiente paso, sabes que no soy una mujer cerrada pero, ustedes son solo amigos. No quiero que te arrepientas.
Tuvo que parpadear varias veces, ¿En serio su madre no estaba gritándole como desquiciada?
***
Miércoles por la tarde, ayer había sido un día mortal. La madre de Kaya los había descubierto en el baño. Nunca en su vida se había sentido tan nervioso como en aquel momento. Alejo esos pensamientos y miró a su madre, quien parecía intentar decirles algo.
—Voy a divorciarme de su padre.
La noticia no les sorprendió. No después de lo que sucedió hacía tiempo, cuando se enteraron del engaño de su padre.
Se sentía afectado, pero no tanto como pensó, tuvo tanto tiempo para asimilarlo que al parecer lo hizo muy bien.
***
—Estaba tan avergonzado.
Tapó su rostro.
—No solo tú. Quería desaparecer de ahí. Pero al final mi madre se portó bastante compresiva.
—Aun así, no puedo mirarla de nuevo.
Kaya río sonoramente.
—Vamos. —Lo jaló de la mano y le dio un gran beso.
Hunter calentaba las palomitas en el microondas y el delicioso olor de la mantequilla inundo sus fosas nasales. Se sentaron en el sofá, justo entre Max y la tonta de Alaska.
Sí, Hunter había regresado con ella. ¡Por el amor de dios! Era obvio que tenía mierda en la cabeza. No le había dicho nada cuando llamó a la puerta y los vio. No lo haría. No quería que Alaska supiese cuanto le enojaba su presencia, porque era una perra y las perras disfrutaban de la atención.
—Tierra llamando a Kaya —susurró Grayson contra su oído—, ¿Qué película quieres ver? Todos han votado por Oculus.
—Eh, supongo que esta bien.
Todos celebraron, Charlotte metió el disco en el DVD y la película comenzó. Apagaron las luces y cada uno tenía un bowl de palomitas.
—¡Estúpida mujer! Es el maldito espejo, ¿Por qué lo traes de nuevo? —chilló Ethan, parecía asustado y todos rieron.
—Soy mas valiente que Arthur y su espada.
—Claro, tío. Claro que lo eres. —Se burló Hunter.
La mirada asesina de Ethan lo hizo callar. Kaya negaba divertida, hasta que de pronto sintió una mano en el muslo, haciendo círculos sobre el.
—¿Qué haces, tonto? —Le preguntó al chico que tenía a su lado. Se suponía que las demostraciones en público estaban prohibidas.
—Juego.
Un escalofrío le recorrió y los recuerdos de la noche anterior la invadieron. El calor repentino le llego de sorpresa y tuvo que morder su labio al recordar los besos intensos que el le había dado. Sus manos vagando por su cuerpo y sobretodo, la mirada de deseo que había sido única y exclusivamente para ella.
El la miró y como siempre, su mirada solo reflejaba amor, aunque ella no pudiese verlo aún. Miró a todos, nadie estaba mirando, así que le tomó la mano y la acarició. Una caricia simple, pero que significaba mucho para ellos.
El timbre sonó, interrumpiendo el momento y sacándolos de su burbuja, Kaya resopló enfadada, no quería levantarse y atravesar el campo de batalla, podría aplastar una cabeza en el camino, aunque si fuese la de Hunter, sería gracioso. Charlotte se levantó pero Grayson se le adelantó. Le dirigió una ultima mirada y desapareció.
Pasaron unos minutos, nadie pareció advertir la ausencia de Grayson. Kaya camino sigilosamente, quería asustarlo y reírse un poco de el. Pero la única sorprendida, fue ella.
Grayson y una chica... Se acercó un poco más para ver de quien se trataba. La ira la invadió. Grayson y Bree estaban besándose. Llevó una mano a su pecho, la boca se le seco y sintió como su corazón, se partió en dos.
N/A: Nuevo capítulo. omg, esa Bree la muchacha loca. Perdón por tardar en actualizar. :( Lo haré lo más pronto posible, sayonara!
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Midnight City » Grayson Dolan.
Fanfiction«Incluso a medianoche, no puedo dejar de pensar en ti... » «Te quiero, te amo... Aún así, ¿Qué importa? Mi amor no es correspondido de la misma manera.» Más allá de la medianoche.