Capítulo nueve ✨

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La tarde era fresca y el cielo comenzó a nublarse, después de la preparatoria y por supuesto las clases de esgrima, Kaya, Max y Hunter se encontraban reunidos en casa del último.

El sonido de las aves graznando era música para los oídos de Kaya, porque por sobre todo, era mejor que escuchar a Hunter hablando sobre Alaska Reed.

Se dirigió al baño y se encerró ahí, lavó su rostro e intento trazar una línea decente en su párpado superior.

-Oye, enana -llamó a la puerta Hunter tocando levemente.

-¿Qué sucede? Déjame orinar en paz -musitó divertida, riendo y gracias a ello, se pintó el inicio del puente de la nariz.

-No escucho sonido alguno que me diga que haces eso.

Kaya hizo una mueca de asco. Abrió la puerta y le dijo que esperaba valiese la pena haberla sacado del baño. El negó con la cabeza y puso el cerrojo.

Camino hacía la sala y se sentó a un lado de Max, en los que había que recalcar, eran uno de los sillones más cómodos en los que se había podido sentar. Hunter aseguraba que eran de piel de elefante, obviamente sintética porque su madre pertenecía a una organización en pro a los animales, vaya ironía.

Max le tendió un control de la consola, mientras la encendía, era un PS3 que entre ella y Max le habían regalado a Hunter por cumpleaños.

-¿Silent Hill? -preguntó.

-Puedo jugar Downpour si no te orinas encima -inquirió Kaya levantando una ceja mirándolo acusadoramente.

-Mira como me río -Max señalo su rostro completamente serio. Se sentó a su lado después de colocar el disco.

-Vas primero, quiero ver como te destrozan... -se burló-. Oye, pero que... Eso es Resident Evil, no Silent Hill.

-Déjalo -la detuvo Max-, podemos jugar en campaña.

Después de media hora de saborear la victoria y burlarse de Max, Kaya escuchó una risa proveniente de Hunter. Lo miró, no le habría dado importancia si no hubiese estado sosteniendo su móvil.

-¿Qué haces? -preguntó ahora junto a el, Max mientras tanto seguía inmerso en el video juego.

-Mira lo que este imbécil te ha mandado -su estruendosa risa hizo a Kaya preguntarse que podría ser tan gracioso, aunque siendo Hunter, buscaría cualquier pretexto para burlarse de Grayson.

Era un mensaje de texto con una foto adjunta. Grayson sonreía exageradamente y contraía el cuello, no miraba hacía la cámara sino al frente. Lo único que decía el mensaje era.

"Estoy feliz".

Ella río, se veía jodidamente gracioso e imaginaba porque estaba feliz. Después de que le ayudara con su tarea de portugués y se quedara a cenar en su casa, la madre de Grayson le había llamado furiosa porque olvido que tenía prohibido salir de casa. Hacia tres días que no lo veía, así que supuso que estaba feliz porque -por fin-, le habían levantando el castigo. Dios, las madres podían ser tan exageradas.

Ella le marcó y estuvieron hablando durante un par de minutos hasta que el le preguntó donde se encontraba.

-Espera -le dijo a Grayson a través de la línea-, Hunter -lo llamó tapando la bocina del móvil.

-¿Qué sucede?

-¿Puede venir un amigo?

-¿Qué clase de amigo? -preguntó imaginándose a de quien hablaba.

-Grayson.

Suspiró fuertemente y asintió, Kaya corrió hacía el y le beso la coronilla, se alejo tan pronto como se acerco y le dio la dirección a Grayson.

Midnight City » Grayson Dolan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora