Capítulo veinticinco✨

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El sonido de la banca hizo que su cabeza quisiera explotar. Conservó la calma y apretó sus sienes, ¡Como odiaba a su profesor de matemáticas! Ese maldito examen sorpresa le había echado a perder el día. Las ecuaciones jamás habían sido lo suyo y jamás lo serían. Lo que era fácil para los demás resultaba ser un grano en el trasero para ella y tenía que aceptarlo, se sentía mal y avergonzada de ser tan mala en matemáticas, inclusive los que nunca entraban a clase tenían más conocimiento en esa cosa del demonio. El salón estaba casi vacío, miro el reloj que estaba pegado a la pared, justo arriba del profesor que la miraba con ojos acusadores, faltaban diez minutos para la una de la tarde, hora en la que terminaba el examen.

La frustración la invadió de lleno pero sabía que las respuestas no caerían del cielo, ni ningún otro compañero se apiadaría de ella y le pasaría las respuestas. Todos eran unos cobardes que le temían al profesor. Se encontraba indecisa, para cuando se decidió entregar el examen, tenía al profesor enfrente, quien le pedía la hoja de respuestas. De mala gana se la entrego, se colgó la mochila en el hombro y salió de aquel lugar.

­­­­­­­—¿Cómo te ha ido? —preguntó Max, alcanzándola. La había esperado más de una hora en la banca, tenía adolorido el trasero—, sabes que he querido ayudarte, pero el señor Graham me ha visto.

Ella asintió sin muchas ganas, estaba cansada, no quería ir a la práctica de esgrima.

—Responsabilidades son responsabilidades. —Le recordó Max.

—Cállate, no necesito escuchar a mi madre. —Reprendió al chico y este río, le paso un brazo por encima. —Mira, que te parece si... ¿Te llevo a casa de tu noviecito?

Kaya le propinó un codazo y sonrío, faltar a una práctica no le haría daño a nadie, probablemente Hunter le reclamaría después, ya se las arreglaría. No volvió a ver a Grayson después del parque de diversiones, el domingo se la paso empaquetando y escribiendo «frágil» en sus pinturas con destino a Inglaterra, que enviaría más tarde, Grayson quiso ayudarle, pero no quería asesinarlo si rompía algo, así que simplemente rechazó su compañía. Mentiría si negara que no se encontraba nerviosa en aquellos momentos. No había respondido a lo que le había confesado. ¿Lo quería? Sí, lo hacía, de eso estaba más que segura... Pero, ¿Lo amaba? Amar era un sentimiento demasiado fuerte para ella, dos simples palabras que le resultaban tan difíciles de pronunciar, lo meditó durante mucho tiempo durante el fin de semana. Le asustaba el gran amor que sentía por el, la sensación que se instalaba en su pecho cada que lo veía, estaba segura que...

Grayson abrió la puerta, una sonrisa enorme iluminaba su rostro, derrochaba felicidad que fue contagiosa para Kaya. Ambos se despidieron de Max y entraron a la residencia Dolan.

—¿Qué es eso que te tiene tan contento? —murmuró contra sus labios, una vez dentro de su cuarto, el sonido de los besos terminaron con el silencio.

—Para empezar, tú. Además, mamá se ha citado por fin con el abogado que llevara su divorcio con mi padre.

—Oh, no sabes cuanto me alegra, ¿Cómo esta Ethan?

La conversación que tuvo recientemente con el no fue la mejor. El parecía triste y demasiado afectado por toda la situación que se vivía a raíz de sus padres.

—Esta mejor, entiende que es lo mejor y apoya a mamá.

—Hable con el, le confesé que es un periodo difícil, que es temporal pero sobretodo... Que a pesar del engaño, James siempre va a ser su padre.

Grayson rodó los ojos, parecía herido y quiso soltarse del abrazo que mantenía con Kaya.

—Sabes que tengo razón.

Midnight City » Grayson Dolan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora