Capítulo siete ✨

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El camino a casa fue divertido después del encuentro con Grayson. Hasta que se dieron cuenta que tenían que ir al supermercado.

-Lo siento, alguien asalto la alacena, pensé que habían papas.

Bueno, Max no se había creído aquella mentirilla, la verdad que no le había importado gastarse las papas el día anterior. Por dios, ¿Quién podría resistirse? Max condujo lo más rápido que pudo y bajaron en el supermercado. Kaya tomo un carrito con Max caminado a su lado.

-¿Qué necesitamos? -preguntó el mirando el largo pasillo.

-Bueno, refrescos, papas, palomitas de habanero para Hunter, ¿Dulces? -recorrían los pasillos, ella tomó unas papas de chipotle, dos saladas y tres paquetes grandes de queso. Y palomitas de habanero.

-Dios, ver este carrito me hace replantearme la vida. Soy un obeso.

-No me digas eso, eres delgado, delgado. Estas a punto de quebrarte, si te doy un puñetazo, caes.

El río fuertemente.

-Hay que disfrutar la vida, Maxie.

Continuaron su camino ahora por el pasillo de las bebidas, miró a Max y se perdió en sus pensamientos como siempre solía hacerlo. Quería muchísimo a Max, era el mejor amigo que había tenido, el mejor. El siempre estuvo ahí para ella, cuando su padre quiso llevársela a Inglaterra un año antes, había causado un gran problema para ella y su madre, ¿Quién había estado ahí para consolarla y secar sus lágrimas? Max. Era leal, protector y como el hermano que jamás tuvo. Su relación de amistad era mas que eso, era como una hermandad que jamás iba a romperse.

-Por cierto, te quiero, lo sabes... ¿Cierto? Eres mi mejor amigo, mi hermano, yo siempre estaré ahí para ti.

-¿A qué viene todo esto?

La sonrisa de Kaya se desvaneció y fue reemplazada por una mueca de tristeza. Sus ojos azules se apagaron.

-Nada, solo me gusta decir las cosas a tiempo, uno nunca sabe si mañana podrá decir las cosas. No quiero guardarme ningún te quiero, mucho menos para mi hermanito.

-Te adoro mucho, mi madre te adora, eres la hija que jamás tuvo. Y siempre vamos a estar juntos, se que te preocupa si te aceptan en Londres, pero ten la seguridad que yo iré contigo y jamás te abandonare.

Se dieron un largo abrazo. Era lo que amaba de Max, el siempre podía aguantar sus cambios repentinos de humor y la mayoría de las veces sabia que decir. La conocía tan bien, que podía tratarla con cualquiera de sus estados de animo y es que era bastante cambiante y explosiva. Pero era una buena chica.

Terminaron de comprar y esta vez pago Kaya, ya que la semana pasada le había tocado a Max y Hunter solamente fingía tener inconvenientes para no ir al supermercado y después su amnesia aparecía a la hora de pagar. Pero si podía costear y complacer los gustos de Alaska, menudo imbécil.

Pensar en Alaska Reed le provocaba nauseas. Así que se dirigieron al auto, Max lo encendió y condujo mientras cantaban y escuchaban a todo volumen Do I Wanna Know? de Arctic Monkeys.

Dios, pensar en lo guapo y sexy que era Alex Turner la hacia suspirar.
¿Cuando podría conocer a un chico como el?

El sol casi veraniego estaba en todo su esplendor, faltaban dos horas para el atardecer y ellos apenas estaba entrando a casa. El Cadillac se detuvo y entraron sufriendo por el peso de las bolsas de plástico del supermercado. Su madre al verlos corrió a ayudarlos.

-Chicos, ¡Ya he comprado sus cosas para esta tarde!

Max y Kaya se miraron lamentándose.

-Te envié un mensaje -le dijo su madre.

Midnight City » Grayson Dolan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora