5. venezia

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Io sono il capone della mafia
Io sono il figlio della mia mamma.

El rítmico sonido del agua cayendo, cual lluvia, se mezclaba con la voz de de Maga. Enzo la escuchaba cantar con una sonrisa. Hacía tiempo que alguien no lo hacía sentir tan en paz y divertido.

Tu sei uno stronzo di merda e un figlio di troia in Venezia, Venezia, Venezia.— cantaba — chan chan chan, lo tengo preparado, tengo las maletas, vamos juntos hasta Italia...

Realmente escucharla cantar lo hacía olvidarse un rato de todas las cosas que estaban pasando. Esa mañana se despertó y se dedicó a escucharla cantar mientras se duchaba y se negó a ver su celular.

Prefería la tranquilidad de la voz de Maga antes de la lluvia de mensajes que le llegaban todos los días desde que salió la película. La mayoría eran bonitos, pero había una cantidad no menor de gente escarbando en su pasado y aquello no le gustaba nada.

Cerró los ojos, disfrutando aún de aquel concierto no intencional, y no se dio cuenta cuando volvió a dormirse.

Fue despertado de su sueño con una voz que soñaba casi angelical.

— Enzo, tenemos que irnos.

De pronto reaccionó.

— ¿Qué hora es?— preguntó preocupado.
— No te preocupes.— dijo con una sonrisa, Maga— Te quedaste dormido una media hora, pero solo tienes que bañarte y vestirte, ya deje las maletas en el living.

El chico vio esa sonrisa y no pudo evitar reciprocarla, era de verdad una especie de ansiolítico.

— No tenías que hacer eso.— le dijo— Gracias.
— No hay de qué, es solo un favor Enzo, no te preocupés.

En el aeropuerto, se encontraron con Agustín y Lía.

— ¿Y Mati y Male?
— Fueron a Italia antes, somos sólo nosotros cuatro.

Hubo un poco de tensión, aunque nadie sabía muy bien porque. Por un lado Maga no sabía mucho de lo que pasaba entre esos tres en general. Por otro Lía ya se había arreglado con Enzo y no veía porque la incomodidad.

La situación venía desde Enzo y Agustín que no se habían hablado desde hace un tiempo. No directamente al menos.

Pero ambos eran bastante amigos a pesar de todo, por lo que Agustín, viendo que era el que realidad tenido más problemas para hacer las pases antes con Enzo, decidió calmar las aguas.

— Dale, boludo, ¿ni un abrazo me vas a dar?

Ambos hombres rieron y se abrazaron.

— Está todo bien, Enzito, no tenés que ponerte en tu modo defensivo de lo hablar nada.— le dijo Agus, una vez que se separado. — Más bien, preséntame a tu acompañante, que soy el único que no la conoce aún.

Enzo sonrió.

— Ella es Maga Silva, es mi novia.
— Un gusto, Agustín, he escuchado mucho de vos.
— El gusto es mío, Maga.

Los cuatro tenían el mismo vuelo, y pasaron aquel tiempo de viaje entre hablar y, la pareja chilena-argentina, en conocer a aquella nueva chica, que parecía ser muy interesante y compartir muchos temas de interés con ambos.

Hicieron una escala en Roma, y luego de unas largas 15 horas de viaje en total, habían llegado a Venecia.

Era de noche en cuanto llegaron, y al estar agotados, los cuatro decidieron ir al hotel para poder descansar, a pesar de ser las 8 de la noche.

maga || enzo vogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora