10. como antes

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Una vez que las cosas cambian, lo hacen para siempre. Ese había sido el lema de Maga durante gran parte de su vida.

Uno puede pretender volver el tiempo hacia atrás y puede actuar muy bien que las cosas no han cambiado. Pero la vida se ve afectada siempre por las cosas a uno le ocurren.

Sin embargo, aquí estaba, pretendiendo que nada había pasado.

¿Había sido alguna vez la clase de chica que le tiene miedo a sus emociones?, no, pero tampoco había sido la clase de chica que tenía novio. Ramiro era una excepción grande en su vida, la única vez que se permitió desviarse un poco de sus objetivos solo por amor.

Tal vez había una razón muy lógica por la cual las personas suelen no hablar de sus sentimientos cuando las cosas son difíciles, tal vez debía preservarse y seguirle la corriente a Enzo.

Reconocía que él también estaba en un lugar demasiado difícil. Así que dejaría de culparlo y de enojarse con él por fingir demencia ante lo ocurrido.

Después de todo ella también lo hacía.

Así que después de ese beso, al día siguiente, salió del cuarto para encontrase con un expectante Enzo, que esperaba saber cómo ella tomaría las cosas para actuar desde esa lógica. La chica fingió que todo era como antes, y después de unos días con esa rutina, sintió que era lo mejor que podían haber hecho.

Lo extrañaba, realmente lo extrañaba, y él a ella.

Unas semanas después estaban de vuelta en la normalidad. Un sábado en que Enzo tenía bastantes eventos junto al elenco, la chica lo acompañó.

Para nadie pasó desapercibida la química que parecían tener cuando empezaban a sacarles fotos a la pareja.

— Ay, se ven muy lindos juntos.— dijo Fran.

Todos pensaban lo mismo, pero Matías sabía que detrás de ello había una situación difícil.

Maga se quedó junto a algunas de las parejas del cast hablando mientras a los demás les hacían entrevistas. Más tarde, Fran sugirió que todos vayan a su casa a una fiesta para aprovechar que la mayoría del elenco estaba presente. Casi todos aceptaron entusiasmados.

En cuanto llegaron la fiesta ya estaba bastante movida. Enzo fue rápidamente al encuentro de sus amigos más cercanos y Maga decidió ir donde estaba Matías, quién extrañamente se encontraba solo.

— ¿Por qué tan solito, Recalt?
— Y, estaba esperando a que una uruguaya me hiciera compañía.

La chica sonrió y le dio un beso en la mejilla a su amigo. En esos meses que habían pasado había. hablado muchísimo, y ambos de habían hecho muy buenos amigos y solo eso. Matías ya no tenía ninguna intención con Maga porque la chica, aunque a ella le cueste verlo, sentía cosas muy fuertes por Enzo y mo quería meterse en medio de eso solo por una noche con ella.

Era mejor así, si hubieran hecho algo Matías no podría mantenerla en su vida como si nada, pues el ya tenía una pareja y no planeaba afectar su relación. Pero para él ya se había vuelto casi una costumbre coquetearle a la chica. Todo esto significaba que si bien eran solo amigos, el coqueteo en broma era una parte esencial de su relación.

Claro, todo esto no lo sabía cierto uruguayo, lo único que él llegaba a ver era la forma tan evidente en la que ambos se lanzaban miraditas, comentarios sugerentes y risas mientras su cercanía se hacía más profunda. Sentía un nudo en el estómago al ver lo cercanos que parecían, y una oleada de celos lo invadió.

Trató de ignorar esos sentimientos, recordándose a sí mismo que habían decidido dejar las cosas como estaban. Pero no pudo evitar sentirse así, lo que empezaba a ser un problema, pues no poder controlar sus sentimientos lo hacía sentir como un adolescente de nuevo, algo que lo avergonzaba.

Agustín notó la expresión de Enzo, se veía un tanto conflictuado, pero también tenía un deje de algo más. En cuanto reconoció lo que su mirada traía, se excusó de su grupo de amigos y se acercó a él con una sonrisa comprensiva y una copa en la mano.

—Amigo, ¿estás bien? —preguntó, colocando una mano en su hombro.

Enzo asintió, forzando una sonrisa.

—Sí, estoy bien. Solo un poco cansado, supongo.

Agustín frunció el ceño, mirándolo fijamente.

— Amigo, esa mirada es la misma que yo te hacía a vos cuando hablabas con Lía, ¿Estás seguro de que estás bien?

Enzo suspiró. Sabía que no tenía derecho a sentir celos, pero no podía evitarlo.

— Solo... no debería sentirme así, ella es libre de hacer lo que quiera, en eso habíamos quedado.

Agustín, que no tenía la información completa, pero que sabía que la pareja tenía algún tipo de acuerdo, pensó.

— Bueno, quizá pueden acordar algo nuevo.— dijo él— estoy seguro de que lo último que quiere Maga es lastimarte.
— No, no voy a decir eso, sería como admitir que...
— ¿Qué te gusta?— cuestionó Agus, levantando las cejas.

Enzo recordó que no podía decirle nada más a Agus, así que simplemente se quedó callado y evaluó sus posibilidades.

Lo cierto es que nada sería como antes, y eso lo sabía bien Enzo. Porque desde que la había besado no se podía sacar de la cabeza sus labios, por más que lo intentara.

Y vaya si lo intentó.

Lo terrible es que él era quien debía controlar sus emociones, pero no se veía capaz, porque cada vez que veía a la chica reírse por un comentario que le hacía su amigo, que estaba imposiblemente cerca de ella, sus puños se apretaban y su mandíbula se tensaba.

¿Cómo antes?, procuraría no decir ni hacer nada, pero esa noche sabía que realmente nada sería como antes.

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de verdad lo siento por lo corto y por la demora, pero ando en época de exámenes, esta difícil que actualice muy seguido, quizá una vez por semana hasta que pasen los parciales.

les gustó?, espero que sí.

no olviden votar y comentar.

maga || enzo vogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora