3. 12 segundos de oscuridad

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El padre de Maga recordaba con claridad la vez que ambos veían una telenovela, y que le surgió una duda.

— ¿Vos quisieras algo como eso?
— ¿Cómo qué, pa?
— Como esa gurisa, que la mantiene el protagonista.

La chica lo pensó.

— Y bueno, tener toda esa plata sería genial.— dijo ella riendo— Pero yo me aburriría, no podría quedarme en casa haciendo nada, no me da la cabeza para eso.

Su padre asintió orgulloso, le gustaba que su hija fuera independiente.

— Igual no critico que ella lo haga, si a ella le gusta... ta.

Y ese fue siempre su lema, le daba risa y apoyaba a cualquier mujer que hablaba de "tener un esposo que la mantenga", pero sabía bien que ella no podría hacerlo, quería trabajar y hacer mil cosas.

Por eso le pareció muy extraño a Miguel cuando su hija les dijo a él y a su familia que se iría a vivir a Buenos Aires con su nuevo novio.

Y se le hizo aún más raro cuando el vehículo que se estacionó fuera del complejo de apartamentos, fuera tan nuevo y elegante.

— ¿Ese es el auto de tu novio?— cuestionó, sorprendida, su madre.

Maga asintió.

— Sí ma, pero no van a poder conocerlo hoy, tenemos buque en una hora tenemos que irnos ya.
— Momentito, Magdalena.

La chica, que ya había tomado su maleta y estaba por irse después de despedirse de su familia, paró en seco ante la forma en que su papá dijo su nombre completo.

— Papá...
— Ninguna hija mía se va a ir a vivir a la casa de su novio sin que antes lo conozca yo.

La chica suspiró pesadamente y miró hacia sus hermanos.

Los dos eran menores que ella, el del medio era Teo, tenía 16 y soñaba con ser futbolista. Casi no hablaba con Maga porque no tenían mucho en común, y porque siempre resintió que fuera más hábil que él en el colegio.

Irma tenía 11 años y era la menor, hacía todo lo que le dijera su mamá, razón por la cual no era tan cercana a Maga tampoco, pero cuando la mirada de Adela no estaba puesta en ella, aprovechaba de abrazarla y expresarle todo el cariño que en verdad le tenía a su hermana mayor.

Maga pensó en Irmita, y en que probablemente le daría un infarto si algún día, muy futuro, llegara con un novio que nadie conoce y dijera que se va a vivir con él. Comprendió a su padre, Maga debía dar el ejemplo.

— Está bien, le diré que suba, pero por favor que sea rápido, en verdad tenemos prisa.

Todos acordaron que sería una visita rápida, a lo que la chica salió y fue a hablar con Enzo.

— ¿Será que podés actuar de mi novio un rato frente a mi familia?

El chico la miró extrañado.

— ¿No se supone que es al revés?, vos hacés de mi novia.
— Sí, pero...— la chica dudó si abrirse demasiado, pero terminó haciéndolo igual— Es importante para mi papá conocerte antes de irme a vivir contigo.

Enzo se quedó pensando un rato, no porque no entendiera la situación que tenía Maga, pero porque conocer a su familia haría todo esto mucho más real, y destentaba la idea de que ella estuviera forzada a mentirle a su familia.

— Dale bo, ya es demasiado para mi papá que me voy a ir a vivir con un novio yo sola.— le dijo un poco exasperada — No quiero preocuparlo.

El hombre asintió y bajó del auto, acompañando hasta su departamento familiar a la chica.

maga || enzo vogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora