02. Natural

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—Marketing los espera —La inconfundible voz de Christian Horner los saca del extraño silencio que se había formado desde que Max terminó de ser maquillado por las personas de imagen y fue el turno de Sergio para ser retocado.

Max deslizas sus zafiros profundos lejos de Sergio, llevándolos en dirección de Horner. Asintió. Se apartó del mueble en el que estaba apoyado, no sin antes dirigirle otra mirada a su compañero de equipo.

Sergio yacía con los ojos cerrados y el mentón elevado, permitiendo que la joven pusiera alguna clase de maquillaje en su cuello, escuchando los apenas perceptibles pasos de Max apartándose de aquel lugar.

—¿Todavía demora? —Christian despega su atención de su móvil, llevándola hasta la joven que se encargaba de retocar la apariencia de Checo.

—No, ya casi termino.

Horner asintió, se apartó de la entrada y salió del lugar. Finalmente Pérez abrió los ojos, encontrándose con su reflejo poco después de bajar la cabeza y ponerla en su posición natural.

—Ya casi —La joven le sacó de sus silenciosos pensamientos.

Sergio le ofreció una sutil sonrisa, tranquilizándola. Cinco minutos después, la joven le anunció el término de su trabajo, permitiéndole partir del cuarto de maquillaje y en dirección del lugar en donde él y Max serían grabados.

—¿Listos? —Un hombre encargado de marketing les encuestó. Max y Checo asintieron con naturalidad — Bien, caminen hacia mí y deténganse en la línea marcada en el suelo ¿de acuerdo?

Sergio asintió.

Pronto hicieron lo ordenado, caminando juntos y aún lado del otro.

—Ahora, cada uno será grabado. Poseen cómo gusten —Sonrió amable.

Max se apartó de Checo, apoyando su mano sobre el hombro del mayor y cediéndole el lugar. El neerlandés se fue detrás de cámaras y reflectores, acercándose a un pilar alto de madera que quedaba a la altura de su pecho, apoyó sus brazos cruzados sobre éste y después, llevó su cabeza hasta ellos, recargándose y mirando a su coequipero posar para la cámara.

Sergio sabía que Max le observaba.
Sin embargo, no hizo ningún comentario al respecto ni tampoco miró en su dirección, sabiendo que era innecesario corroborarlo.

Cuando concluyeron su sesión con el piloto que sondeaba el número 11 en su monoplaza, le tocó a su coequipero posar para la cámara y así tuvieran material para las redes de la escudería.

Sergio no actuó del mismo modo que el holandés, a diferencia del más joven él observó unos instantes cortos su celular, despegando de vez en cuando sus orbes canela de la pantalla para posarlos sobre el cuerpo del más alto, mirándolo furtivo y efímeramente. Max miraba en su dirección cada cierto tiempo, y cuando lograban atraparse mutuamente, se mantenían así unos instantes, sin compartir nada más que no fuese su atención sigilosa y silenciosa.

Sergio fue el primero en darle una rápida y sutil sonrisa cuando volvieron a atraparse observándose por cuarta ocasión, Max le correspondió inmediatamente y poco después, el mexicano apartó sus ojos del más joven de forma paranoica. No queriendo ser descubierto por los de marketing.

Tras dos largas horas de trabajo con el equipo de marketing, ambos salieron del lugar sin dirigirse más de cinco o seis palabras, pero sí despidiéndose de los demás trabajadores. Max le abrió la puerta a Sergio cuando estuvieron enfrente de estas, permitiendo que saliera primero el mexicano.

—Eso fue cansado —Sergio guardó sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Caminando dos pasos delante de Max, sabiendo que el hombre de hebras rubias iba tras de él y le prestaba de su atención.

𝐀𝐍𝐓𝐎𝐋𝐎𝐆𝐈́𝐀: 𝐜𝐡𝐞𝐬𝐭𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora