01. Halago

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Hasta un ciego podría percibir la irritación de Verstappen. Muy poco sabían de la real condición de este, creyendo que su frustración se debía únicamente al desempeño del monoplaza y no sexual.

Lo único que calmaba momentáneamente la irritación de Max era mirar a Sergio, su omega.

Verstappen quería mimarlo, protegerlo, cuidarlo, besarlo, marcarlo, cogerlo, anudarlo y llenarlo de sus hijos. En conclusión, deseaba hacerlo completamente suyo. Anhelaba estar a su lado y abrazarlo, bañarlo con sus feromonas y hacerle saber a todo el mundo que Sergio ya tenía un alfa, y ese era él.

Quería la atención de Sergio.

Max gimoteó de dolor y fastidio, cubriendo su rostro con la almohada decorativa de la sala de las instalaciones de Red Bull y donde comúnmente solían grabar los vídeos de las dinámicas de marketing.

"¿Realmente quiero estar enlazado a alguien?" Reflexionó, intentando quitarse de la cabeza la imagen de Checo. "Sólo si es con él" se respondió poco después, honesto.

Gruñó.

"Bien, ¿y si no quiero tener hijos?" Volvió a preguntarse, un poco más irritado de lo habitual, "Sí quiero ser padre. En realidad sí quiero" suspiró, agobiado.

—¡Agh! —Lanzó el cojín lejos de su rostro y a quién sabe qué lado del lugar. Cubrió su rostro con su antebrazo, cerrando los ojos y dejando que su cabeza se calmara.

Una suave ráfaga a frutos rojos y coco invadió sus fosas nasales, anestesiando su irritación progresivamente. Su lobo se removió un poco.

Omega —Murmuró con su voz de mando a la vista.

Un gimoteó escapó de los labios del agregado.

Max destapó su rostro con rapidez, reincorporándose y mirando en dirección del sonido.

—Creí que no me habías notado —Habló un poco bajo. Pero dibujando una radiante sonrisa.

Max negó repetidamente.

—No sabía que estabas aquí, de ser así te-te aseguro que no ocuparía a mi alfa —Balbuceó rápidamente.

Sergio soltó una risilla. Pronto se encaminó a una mesa con varias botellas de agua, tomando una y abriéndola en el proceso.

—¿Te ocurre algo, Max? Últimamente has estado irritado —El omega destapó la botella, llevándola hasta su boca y bebiendo de esta con simpleza.

Max suspiró.

—Sólo estoy un poco enfermo —Fue omisivo.

Sergio hizo una mueca. "Has hecho que nuestro omega se preocupe", su lobo le recriminó al ver la reacción del mexicano. Verstappen analizó con profundidad las palabras de su instinto.

—En realidad —Continuó — Estoy enfermo.

Ante su acción, obtuvo una reacción.

—¿De verdad? ¿Qué te pasa? —El tapatío cerró la botella, acercándose hasta el sofá en el que se encontraba el neerlandés.

Toma un lugar a su costado.

"¡Sigue! ¡Le preocupamos! ¡Tenemos su atención!" Retumbó la voz de su alfa en su interior. Max evitó entornar los ojos ante la actitud tonta de su instinto.

Emilian permaneció en un silencio sepulcral, producto de sus pensamientos e ideas.

—¿Max?

Los preciosos cristales marrones con gotas verdes se alumbraron con preocupación ante el silencio del alfa dominante. "Oh mi hermoso tulipán, mi precioso mexicano... márcame con tu aroma, anudemos y anidemos. Eres mío", pensó el lado racional del neerlandés. Anhelante de volverse uno con su compañero de equipo.

𝐀𝐍𝐓𝐎𝐋𝐎𝐆𝐈́𝐀: 𝐜𝐡𝐞𝐬𝐭𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora