Capitulo 6

42 7 1
                                    


(Narración de Soukaina)

Al día siguiente, Mariam y yo nos despertamos sin ganas de hacer nada, pero teníamos que ir al instituto. Nos vestimos con ropa que combinara un poco, porque siempre nos gustaba ir a juego.

nos pusimos esto :

Desayunamos unos crepes que nos hizo  Mariam y nos fuimos al instituto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desayunamos unos crepes que nos hizo  Mariam y nos fuimos al instituto. Hoy tocaba tutoría, y nos iban a entregar las notas. Ni Mariam ni yo estábamos nerviosas porque, siendo sinceras, no habíamos hecho nada en todo el trimestre. Cuando el profesor pasaba lista, se saltó a nosotras dos, y nos miramos con extrañeza, frunciendo el ceño. Al terminar la clase, nos llamó.

—Mariam y Soukaina, venid un momento —nos dijo el profesor con tono serio.

Dejamos nuestras cosas y nos fuimos a sentar delante de él, sin tener idea de qué nos iba a decir. En mi mente solo pasaban Valeria y Daniela; seguro que ellas habían dicho algo. Mariam estaba callada, mordiéndose el labio, como siempre hacía cuando estaba nerviosa.

—Como ya habéis notado, os salté en la lista. Este trimestre no habéis hecho absolutamente nada, solo jugabais y hacíais tonterías —dijo el profesor, mirándonos con una expresión de decepción. Sentí un nudo en el estómago—. Os tengo que recordar que estáis en 3º de la ESO. Este año es muy importante para vosotras. Si no os ponéis las pilas, no seréis nadie en el futuro. Vuestros padres no estarán para siempre; no os comprarán ropa, accesorios, comida, etc., para siempre. Vosotras creceréis, pero vuestros padres envejecerán, y llegará un día en que ya no estarán —continuó, su voz firme pero preocupada.

Mariam bajó la mirada, removiendo los pies en el suelo. Yo trataba de mantenerme firme, pero las palabras del profe me hicieron sentir pequeña. Con eso, nos entregó nuestros boletines de notas. Yo había suspendido siete asignaturas, y Mariam, ocho. Mientras salíamos del instituto, Mariam soltó de repente, con la voz entrecortada:

—Tía, es verdad lo que dijo el profe. Tenemos que ponernos las pilas —dijo Mariam, claramente afectada.

—Eso es verdad. Mañana empezamos a estudiar —le respondí, tratando de sonar animada mientras guardaba el boletín en la mochila, aunque por dentro sentía un peso enorme.

Mariam negó con la cabeza, con un brillo decidido en los ojos.

—No, mañana no. Hoy por la tarde tenemos que empezar —me dijo Mariam con firmeza, aunque pude notar un temblor en su voz.

—Pero ni siquiera sabemos qué tema tenemos este trimestre —protesté, intentando buscar una excusa. En realidad, no quería enfrentarme a la realidad de nuestros errores.

—Da igual, repasamos cosas del trimestre pasado y así sabremos más o menos de qué iba —respondió Mariam, apretando los labios. Se la veía decidida, pero también asustada. Nunca la había visto así.

Nos despedimos y cada una se fue a su casa. Se notaba que Mariam estaba realmente preocupada. Nunca la había visto así; ella siempre era de las que no se preocupaba por nada, pero lo que nos dijo el profesor le afectó mucho.

(Narración de Mariam)

Me preocupé muchísimo después de lo que nos dijo el profe a Soukaina y a mí. Pensaba que nos iba a hablar sobre lo que pasó con Valeria y Daniela, pero después de escuchar sus palabras, algo dentro de mí cambió. Sentí como si una realidad que siempre había ignorado de repente me cayera encima.

Chat entre Soukaina y yo:

Yo: Tía, a las 17:00 me voy a tu casa, tenemos que estudiar.

Soukaina: ¿Estudiar el qué?

Yo: Mira en el Classroom, el profe envió que tenemos que hacer una presentación de no sé qué.

Soukaina: Vale, no tardes.

Fuera del chat, dejé mi teléfono en la cama y me fui a duchar. El agua caliente no logró relajarme; seguía pensando en las palabras del profe. Después, comí algo rápido y miré la hora. Ya eran las 16:30. Me fui a buscar algo para ponerme, algo cómodo para poder concentrarme en estudiar. Me puse unos jeans y una camiseta sencilla, intentando sentirme preparada para lo que venía.

Cuando llegué a casa de Soukaina, me recibió su madre con su habitual sonrisa cálida.

—Salam bnti (Hola hija), bienvenida. Entra, entra, no te quedes afuera —me dijo, con esa amabilidad que siempre me hacía sentir en casa.

—Gracias khalto —respondí sonriendo, aunque mi mente estaba lejos.

Subí las escaleras y vi a Soukaina organizando todo en su cuarto. Tenía el portátil encendido y varios libros abiertos en su escritorio. Me alegró mucho verla tan enfocada; claramente, también había reflexionado sobre lo que nos dijo el profe. Ella levantó la cabeza y me miró con una sonrisa pequeña, pero sincera.

—¡Vaya, Soukaina! ¡Parece que te has montado tu propio despacho! —le dije, sorprendida y contenta al mismo tiempo, tratando de animar el ambiente.

—¡Ya era hora, ¿no?! No podemos seguir así, tía —me respondió Soukaina con una mezcla de determinación y nerviosismo en su voz. Se sentó en su silla y me señaló un lugar junto a ella.

Nos sentamos, encendimos el portátil y comenzamos a revisar el Classroom para ponernos al día. Aunque sabíamos que teníamos mucho trabajo por delante, estábamos decididas a hacerlo juntas, apoyándonos como siempre. Por primera vez, sentí que estábamos dando un paso hacia adelante, pensando en nuestro futuro y dejando atrás las tonterías.

—Esto va a ser complicado, ¿no? —dije, intentando sonar tranquila, pero con un nudo en la garganta.

—Sí, pero si lo hacemos juntas, seguro que lo logramos —respondió Soukaina, apretando mi mano y sonriendo. Esa simple acción me dio fuerzas.

A veces, todo lo que se necesita es un pequeño empujón para cambiar de rumbo, y ahora, Mariam y Soukaina estaban listas para enfrentarse a lo que viniera, juntas como siempre.

Centradas en el DeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora