34.

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A veces pensaba si ese mueble aún tendría la capa de polvo que sintió bajo sus dedos la última vez que había entrado a la tienda.

Desde entonces ya casi habían pasado dos meses.

Dos mes en que había estado enfermo otra vez, dos mes en que Nam lo había obligado a ir al hospital de nuevo, justo para San Valentin haciendo del paseo una visita muy romántica. Dos mes en que le habían dicho que las cosas seguían avanzando como todos esperaban, dos meses en que Jungkook seguía siendo la única razón por la que creía que el mundo merecía seguir girando, dos meses en los que Hobi le había empezado a traer libros desde una librería en la que trabajaba y que acumulaba en su mesa de noche donde ahora tenía una radio, dos meses en los que no dejaba de reproducir ese estupìdo CD que le había grabado el chico que desde hace dos mese miraba a la distancia entrar y salir de la puerta roja del edificio rojizo en el centro de Upper East High.

—Dejaste de ver a ese chico y ahora eres un insoportable. Uno peor que antes —le decía Hobi cada vez que pasaban tiempo juntos—. ¿Estás intentando castigarte por algo? No se me ocurre otra razón por la cual decidas, no sé, ser infeliz por decisión propia.

—No lo entiendes.

—¿No lo entiendo? Claro que lo hago y por eso te molesto tanto.

—No tienes idea.

—Yo también quiero salir con una chica linda y vivir mi vida como una persona normal y no puedo porque estoy genéticamente alterado ¿sabes? La diferencia entre tú y yo, es que yo me atrevo a vivir faltando el respeto a la ley y tú prefieres encerrarte y masticar tu mal humor. Vamos, Chims, dale una oportunidad a las cosas, a veces sale bien.

La última vez que le soltó algo así, Jimin había mirado de reojos a Hobi había estirado una mano para acariciar el cabello de su amigo mientras lo hacía a un lado y  huir de esa posibilidad tan propia de él y tan impropia de Jimin.

Era agotador, pero se alegraba que Hobi se preocupara tanto de él, pero día a día buscaba la forma de decirle lo mismo de distintas maneras.

Sus palabras se le repetían, al igual que las que le soltó el día que puso fin a sus interacciones con Yoongi. Entre sueño se intercalaban y en vez de decirle que era un aburrido, le pedía una oportunidad, porque en el fondo de su cerebro lo que quería esa tarde era decirle que no tenía nada para ofrecerle, pero que le gustaría volver a besarlo, esa tarde y todas las que pudieran venir en el futuro a pesar de lo complicadas que podrían ser las cosas al estar con un híbrido como él. Un híbrido enfermo. Las cosas eran complicadas, por eso cuando en la noche recordaba su beso, metía la cabeza debajo de la almohada y ahogaba un grito de frustración que una noche llegó a los oídos de Jungkook.

—¿Una pesadilla? —dijo su hermano desde el colchón que habían instalado al lado de su cama una noche en la que el señor Kim lo dejó quedarse en el refugio—. Tú nunca tienes pesadillas.

—Pero ahora sí —respondió Jimin abrazando la almohada—. Ni siquiera fue una grande, JK, solo a veces pienso cosas demasiado raras para ser un plácido sueño.

Era cierto, Jimin nunca tenía pesadillas, sin embargo, hace algunos meses había empezado a tener pesadillas porque tenía mucho miedo de lo que podría ocurrir en el futuro.

—Estás molesto. Más de lo habitual. ¿De verdad dejaste de ver al chico de la tienda porque él se enteró que eras un híbrido y no le gustó la idea?

Apretó la almohada contra su pecho.

—Algo así.

—No lo creo.

—Me da lo mismo lo que creas, así fue y punto.

—Creo que deberías aclarar las cosas con él, te estás convirtiendo en un ermitaño. Me harás ir a  hablar con él, se donde vive. Así puedo ver al chico lindo con el que vive.

Strange & Beautiful ✧ YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora