38.

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Los días que vinieron fueron cálidos y dulces.

No hacía más que aparecer y desaparecer como siempre, ir y venir mientras él respondía sus crucigramas y le ayudaba a ordenar, pero los besos en esa pequeña bodega eran mucho mejor que sorprenderlo mientras atendía a un cliente.

Fueron dos días, pero cada día se sentía como un mes, como si el tiempo entre ellos valiera por todo lo que no habían estado juntos y todo lo que no alcanzarían estar. El paso del tiempo desde hace un buen rato tenía un peso que lo atormentaba y le respiraba en la nuca como si se le hubiera instalado un tic tac. Pura mierda, pero pura realidad.

Una realidad desdibujada entre sus besos y sus dedos enredados en el cabello de Yoongi. Sus besos y sus dedos jugando con la orilla de su camiseta para tocar su piel. Sus besos y su sonrisa cómplice cuando tenía que volver al trabajo y Jimin tenía que ir al suyo. Sus besos y su corazón a punto de salir del espacio en su pecho.

Latía diferente, su corazón latía diferente y todo su cuerpo se sentía nuevo cuando se sentía más parte de su mundo. Compartían lo mismo, pero se sentía nuevo, especial y ridículamente bueno.

Todo en Yoongi estaba bien, desde su olor hasta la poca gente que lo rodeaba.

Kadi era muy divertida, ya conocía su rutina, pero ahora parecía esmerarse para toparse con él. Conversar con ella era entretenidisimo, la chica sabía de todo y era experta en dar datos inesperados. Entendía muy bien porque Yoongi la había escogido como su mejor amiga. A Jimin le caía tan bien que una tarde la dejó incluso tocar sus orejas

—¿Tanto te impresionan? La verdad es bastante ofensivo que hagas tantas preguntas sobre mis orejas y mi condición —dijo mientras luchaba por no cerrar los ojos completamente relajado mientras acariciaba el punto exacto entre sus orejas— Hay libros completos que hablan sobre esto. ¿Yoongi no tienes ninguno?

Que bien se sentía, por eso casi frotó su cabeza contra Kadi para que siguiera cuando la dejó de acariciarlo.

—Solo literatura y ficción—dijo el aludido sin levantar la vista de los discos que estaba ingresando en el inventario que tenía en su computador.

—Lo siento, es que esto es muy nuevo para mí —respondió Kadi levantándose de su lado. Jimin estaba sentado en el suelo a un lado del mesón donde atendía Yoongi con un libro viejo en sus manos. —Me tengo que ir, te dejaré en paz con mis preguntas por un tiempo. Lo prometo.

Jimin abrió el libro y sus orejas se movieron para seguir los pasos de Kadi cuando caminó hacia la salida.

—Hola. Creíste que no volvería, yo sé, pero créeme que esa maqueta llevó tres días y los padres de mi compañero no estaban en casa así que fue mucho más cómodo que molestarte a ti. ¿Estás triste? ¿Me extrañaste o algo?

Kadi no pudo salir.

En la puerta estaba ahora Taehyung. Dejó caer su mochila a sus pies y con las manos se aferraron a un cuaderno de dibujo que llevaba en la otra. La boca le quedó abierta a medio camino entre una siguiente frase y el impacto que el cuadro le provocaba: Jimin y sus orejas parecían más atenta al chico que cualquier otra persona en el lugar. Sus ojos se encontraron con los suyos, luego los subió para mirar sus orejas, luego fueron hasta Kadi y por último hasta Yoongi que le sonreía tan amable como siempre.

—Bienvenido.

—¿Adoptaste a un gato?

Decir algo así era más ofensivo que las preguntas de Kadí, así que de un salto se puso de pie dispuesto a acomodarle las ideas.

—No soy un gato, idiota.

Taehyung dio un par de pasos hacia atrás.

—Eres un... rayos, debí sospecharlo. Es que usar esos gorros en verano... ¿Tú no te diste cuenta? —dijo mirando a Yoongi de nuevo.

Strange & Beautiful ✧ YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora