22.

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Desde que estuvo en la tienda junto a JK y Nam, Jimin no había abierto la puerta roja ni había hecho sonar la campanilla para anunciar su llegada. Habían pasado al menos tres semanas desde eso. La mención de su paso por un orfanato le había producido una vergüenza que se negaba aceptar incluso en la soledad de su habitación, a pesar de que era un sentimiento tan real que parecía arañarle la parte de atrás de sus orejas.

Era ridículo.

Yoongi sabía que había vivido en la calle ¿no? Sin embargo, sus orígenes en un orfanato parecían cosa de otro mundo, algo más grande, algo que pesaba sobre sus hombros porque confirmaba que la apariencia de niño perdido que tenía no solamente era eso, una apariencia, era también una realidad. Un niño perdido, huérfano y mitad gato. Vaya panorama. Hubo un tiempo en el que JK no soltaba esas cosas con la misma facilidad con la que las soltaba ahora, pero desde que tenía más contacto con otras personas sin esconder que era un híbrido hablaba de su vida como si simplemente fueran hechos, hechos que formaban parte de una historia, su historia. Por mucho, JK estaba mucho más lejos que él y no solo porque se tomara todas sus vitaminas en el desayuno.

Cada día estaba más orgulloso de él y tal vez fue ese orgullo el que lo llevó de vuelta a la tienda. Nunca pensó que podría extrañar tanto un espacio físico... nunca pensó extrañar tanto a alguien que no fuera su hermano. La picazón detrás de sus orejas se acentuaba cuando pensaba en sus ojos adormilados y la voz con la que le preguntó si se verían pronto. Sabía lo que estaba pasando y eso lo aterraba claro está, cuando no eres completamente humano y te escondes debajo de un gorro los 365 días del año era normal que te aterrara soñar con su sonrisa y despertar totalmente sudado en tu cama preocupado que en el sueño supiera que no era normal. Que era un híbrido.

Así fue como preso por la vergüenza y el pavor causado por sus sueños que nuevamente se dedicó a mirarlo desde la vereda de enfrente y se quedó ahí hasta que una tarde vió salir al mismo chico que había encontrado en la tienda la tarde en la que leyó El Retrato de Dorian Gray. Ansioso se puso de pie sobre la banca y cuando el chico salió, se acomodó su gorro y cruzó la calle sin fijarse en los autos.

Yoongi llevaba el cabello negro como si se lo hubiera cortado recientemente. Se veía guapo. Bajó el lápiz y soltó sobre la encimera el crucigrama en el que de seguro llevaba todo el día trabajando. Hizo crujir los dedos y Jimin se preguntó si Yoongi era un chico de manos frías o tibias.

Él siempre las tenía frías.

—Volviste —dijo Yoongi con esa voz.

—Hola —respondió apretando su estómago para que la voz no se le quebrara en el camino.

—Pensé que habías huido de nuevo.

—Yo nunca huyo.

—Bueno, si quieres puedo cambiar la palabra por «desaparecer».

Jimin pareció sorprenderse y solo por la necesidad de detener el cosquilleo detrás de sus orejas, se acomodó su perfectamente bien acomodado gorro color burdeo para dejar de mirarlo un momento. Necesitaba un tiempo fuera de esa mirada tan fija en él que se mantenía en su rostro a pesar de que Jimin estuviera haciendo lo posible para evitar mirarlo.

—Ni que me hubieras extrañado —murmuró bajando sus manos.

—Tal vez lo hice.

La voz de Yoongi era neutra y lo que sea que contenía su mirada seguía ahí cuando Jimin al fin lo miró. Chasqueó la lengua y optó por dejar caer sus manos y acercarse al mesón para ver el crucigrama.

—¿Cuántas te faltan?

Nunca había prestado atención a ese juego. Lo veía en los diarios, claro está, pero nunca se detenía en ellos porque de toda la página de pasatiempo solo le llamaban la atención la del horóscopo para tontear con su hermano, Hobi o cualquiera que estuviera cerca. Sin duda fingir que había algo de verdad en un conjunto de predicciones aleatorias era mucho más entretenido que calzar letras en cuadraditos. Claro que no fue hasta que conoció a Yoongi que se dio cuenta del encanto que tenía el juego, sobre todo si quien lo estaba resolviendo arrugaba con tanta concentración su entrecejo en un gesto que le parecía a lo menos... especial.

Strange & Beautiful ✧ YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora