3.

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No supo qué fue primero, si el bostezo o la maldición de alivio que soltó cuando al fin pudo abrir la desgastada puerta roja de su tienda. Todas las mañanas se recordaba que tenía que traer algo o a alguien para revisar esa vieja chapa, pero «mañana» para él era como una constante poco precisa que se repetía sin un fin. El tiempo es solo una construcción social después de todo, mañana siempre podría ser cualquier momento en el futuro.

—Buenos días—le dijo al lugar como como hacía a diario luego de prender las luces—. ¿Listos para una nueva jornada laboral?

Los libros de segunda mano, la torre de vinilos desgastados y el par de cajas de CDs nuevos que no alcanzó a organizar el día anterior le dieron la bienvenida en silencio. Conforme, dejó sus cosas detrás del mesón y le puso play al antiguo equipo de música que lo ayudarían a despertar.

Coffe & TV de Blur comenzó a sonar cuando fue por la escoba guardada en la bodega que estaba en la parte más apartada del lugar. Barrió un poco, luego se dedicó a ordenar los estantes de CDs incorporando las nuevas adquisiciones. Sacudió la vitrina, se fijó que en los estantes se lucieran debidamente los lomos de los libros disponibles y cuando ya estuvo conforme, se fue a sentar en su habitual silla alta detrás del mesón justo a las 10:30 de la mañana listo para recibir nueva clientela.

—¡Siento la demora!

La puerta se abrió tan de golpe que apenas se había escuchado el sonido de las campanillas que colgaban del techo. Yoongi abandonó la lectura del libro que había estado leyendo desde hace un par de semanas y se puso de pie para recibir a la chica que había irrumpido en la tienda con una sonrisa amable y comprensivas que solo Kadi le dibujaba en la cara.

—Llegas tarde—dijo soltando el libro en el mesón.

Kadi, su mejor amiga, se quitó un mechón ondulado y cobrizo que cruzaba por su cara a duras penas con la misma mano que afirmaba un vaso de café en tanto soltaba una bolsa de tela que se veía realmente pesada.

—Lo siento, salí temprano para ir a comprar unas cosas en un remate que se estaba haciendo en Chelsea. ¿Por qué no me recuerdas más seguido lo asqueroso que es el metro? Necesito arreglar mi bicicleta antes de que me vuelva loca—dijo rápido—. Te traje café. Es solo café, lo juro.

Soltó la bolsa por fin y dejó el vaso en el mesón. Que a gusto se veía con las manos libres.

—Gracias, lo necesitaba—le respondió aliviado. Le dió un sorbo sin dejar de mirar a Kadi, a la espera de algo más. Su amiga se abanicaba con las manos hasta que se dió cuenta que Yoongi la seguía mirando.

—¿Qué pasa?— La chica pestañeó un par de veces confundida hasta que sus neuronas parecieron hacer sinapsis al fin—. Oh, claro, perdón —Se apuró a decir y se agachó para rebuscar en la bolsa—. Aquí está. No me mires así, nunca lo olvido —Radiante dejó el New York Times de esa mañana al lado del café.

—Gracias —Soltó el café y estiró la mano para ojearlo por encima.

—Sabes que puedes sacarlo directamente de mi buzón, ¿cierto? Si me tardo, puedes ir a buscarlo tú.

—No sería lo mismo —respondió sin dejar de hojear el diario hasta llegar al final, donde estaba la parte de entretenimiento. Horóscopo, cartelera de cine y por supuesto el habitual crucigrama diario.

—O, también, podrías llamar de una buena vez y arreglar la dirección de tu suscripción.

—Lo haré —Mañana pensó y le dio un sorbo al café. Suspiró cansado entonces, sin saber si era por su constante rutina de pendientes o por las pocas horas de sueño que llevaba en el cuerpo—. Lo prometo.

Strange & Beautiful ✧ YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora