Strange & Beautiful ✧ Yoonmin

1.

«"No puede ser que se quiera celebrar los nuevos 145 registros de Híbridos este mes, si la semana pasada se cerraron dos criaderos ilegales." Dijo la secretaria de salud Gina Warr. Posteriormente recalcó lo irónico que le parecía todo al recordar la foto publicada por el diputado de oposición donde posaba muy orgulloso junto a su familia incluyendo a Samantha, la pequeña Híbrida que unió a su familia. "No son un producto decorativo" dijo y terminó la declaración».

Estuvo a punto de cerrar de golpe el diario luego de que sus ojos pasaran una y otra vez por encima de la noticia. No obstante, después de un rato había preferido seguir hojeando hasta llegar justo donde quería.

El sonido del clic del lápiz cuando apretó la parte de arriba para sacar la punta lo hizo sonreír.

Hacer crucigramas no era la mar de divertido, pero mantenía su cabeza activa y sus horas muertas ocupadas. Tal vez Kadi tenía razón y debía hacer algo más... estimulante cuando decidía cerrar la tienda en sus días libres. Sin embargo, sentarse en una nueva cafetería, beber un americano y hacer un crucigrama le parecía una buena opción, sobre todo teniendo en cuenta lo cómodo que estaba el sillón donde estaba sentado; Lo cálida que se sentía la luz que entraba ese amplio ventanal, lo bonito que se veían los árboles floreciendo a fuera y lo agradable que era la música.

A través de los parlantes se escuchaba Messege in a bottle de Police.

Min Yoongi se sentía tranquilo.

Que se jodiera Kadi y sus paseos en bicicleta por Central Park.

—¿Frecuencia modulada?—leyó golpeando la punta del lápiz contra su labio—. FM.

Escribió y fue por la siguiente.

—Asesinar.

De golpe levantó la vista y entonces fue cuando lo conoció.

Muchos años más tarde, Yoongi recordaría exactamente cómo lucía aquel chico que de de pronto y sin avisar apareció sentado en frente de él. Su voz, su mirada pícara, su sonrisa ladina, su gorro de lana, su flequillo rosa y sus aretes colgando de sus orejas.

—¿Qué? —Fue lo único que pudo decir.

Las cejas del extraño se alzaron y estiró su mano para señalar el periodico.

—4 vertical: Matar a alguien con premeditada alevosía.

Su sonrisa le recordó a la de un gato.

Su voz era suave y le hablaba como si se conocieran de toda la vida. No tenía ni un poco de pudor en creer que así era, que tenían una vida en común y Min Yoongi no era de los que pudiera enfrentar con facilidad una situación tan... tan... rocambolesca como esta.

—¿Quién eres?—tartamudeo.

—Estás sentado en mi mesa, solo me acerque.

Fue su turno de alzar sus cejas confundido sintiendo un picor en la nariz. La arrugó y con eso dejó atrás esa apariencia ruda e imponente que quería proyectar.

—Esta no es tu mesa. Nadie tiene mesa asignada en un café público.

—Yo sí. Esta es la mía, te lo aseguro. Eres un poquito lento, ¿no?

—¿Perdón?

El chico rió y cruzó los brazos sobre la mesa para inclinarse hacia él.

—Eres gracioso —dijo al fin—. Pero, insisto, estás en mi mesa y yo... —Entornó la mirada guardando silencio de pronto como si las palabras fueran perdiendo valor.