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No, no poseía cuernos ni irises que se perdían en la obscuridad de sus cuencas. No, su piel no era rojiza ni poseía una larga cola. No, no tenía fauces de miedo ni patas de cabra, tampoco garras de verdadero miedo ni apestaba a azufre.
No. El diablo vestía Balenciaga con elegancia. Street style por donde quiera que se le viese y todo lo que su cuerpo esculpido portaba, era seguro que había sido hurtado de más de alguna tienda importante. Ojos azabaches, profundos y fríos como las noches de noviembre. De esos ojos que doblegan apenas los miras, que ven a través de ti con una facilidad que seguro te robarán el aliento. Que dejan una frialdad mortal.
Belleza única, avasallante.
Rostro perfecto, y eso sería una estúpida atenuación. Piel blanca, rojos labios encarnando tentación. Cuerpo de ensueño, fibroso, delgado, atlético vaya. De gran altura, piernas fuertes.
Pura y tácita insolencia era su presencia. Ego puro y bien pulido su hablar; burla y sarcasmo sus palabras. Su persona se notaba a kilómetros y es que el aura que Kim SeokJin desprendía, no era nada buena.
Su apariencia ruda no era lo que llamaba la atención de todo mundo, ni su andar campante por aquellos bonitos pasillos de la universidad, como si fuese el rey del mundo; No, lo que hablaba por el joven pelinegro era su incriminatoria reputación, las ganas súper multiplicadas por 100 de meterse en problemas y, desde luego, el genio para nada bueno que siempre se portaba como segunda piel.
El pecado hecho carne.
El pecado caminando entre nosotros.
Se decían miles de cosas de él. Era el malo de los malos y meterte con él era entierro seguro. Se decía que andaba siempre en malos pasos y que se debía tener cuidado de él. Que su padre siempre manejó negocios ilícitos y su madre era una prostituta cotizada.
Llamar su atención era echarte la soga al cuello inmediatamente. Porque cuando Kim SeokJin posaba sus ojos sobre un objetivo, realmente era para que tuvieras miedo y miedo del bueno. Nadie quería meterse con él, todos le tenían miedo, incluso los maestros quienes jamás habían puesto un límite sobre él.
No había autoridad sobre tal morocho, de hecho. ¿Llamar a la policía?
¡Qué buena broma! Solo sumabas puntos para el pozo en el que ibas a estar sepultado.
Las reglas de todo lugar se las pasaba, si bien gustaba, por las suelas de sus bonitas botas. No había rincón de Seúl donde no lo conociesen y en especial el los clubes, prostíbulos y lugares de mala muerte. Era respetado por supuesto y nadie mejor que él abría record dentro de las cárceles.
Decían incluso, que se había escapado dos veces de dos penales de alta seguridad. La policía le tenía un ojo encima, claro que sí, pero Jeon no era un simple mocoso rebelde, oh no; era tan inteligente y perspicaz que mientras la policía daba dos pasos hacia él, él ya iba diez por delante.
Y Hoseok estaba curioso con ese chico, sabía por diestra y siniestra, que no debía siquiera voltearlo a ver. Pero le resultaba bastante intrigante la manera en que todos lo tachaban, ¿Era tan malo como decían? O simplemente había cometido un error y, ¿Todos malinterpretaron aquello?
Nadie sabía a ciencia cierta sobre su vida, más que sus amigos y quién sabe. Llegar a él era pasar primero sobre sus confidentes y eso seguro te dejaría en el suelo en knockout. SeokJin los manejaba muy bien.
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𝑴𝒚 𝑻𝒊𝒎𝒆 𝑰𝒏 𝒀𝒐𝒖. (KSJ&JH)
Romance"Quémalo todo, que todo arda. Libérate de esa jaula y vuela lejos junto conmigo. olvida la ley de Dios, olvida lo impuesto, que yo pondré, MI TIEMPO EN TI. #𝐾𝑖𝑚 𝑆𝑒𝑜𝑘𝑗𝑖𝑛 & 𝐽𝑢𝑛𝑔 𝐻𝑜𝑠𝑒𝑜𝑘 2seok. SeokJin/activo. HoSeok/pasivo. +18