𝑴𝒚 𝑻𝒊𝒎𝒆 𝑰𝒏 𝒀𝒐𝒖. (KSJ&JH)

_Segundo.-

     ❂⊱• ════ ❦       ❦ ════ •⊰❂

Todas las personas cometían errores. Todas  se equivocaban y sobre todo pecaban. Eran juzgadas por gente que tal vez era peor que ellos y nadie objetaba nada. Algunos errores costaban caros, otros pasaban desapercibidos para todo el mundo. Hoseok jamás había hecho nada malo, jamás había faltado al respeto a sus padres, usado malas palabras, hurtado o menospreciado al prójimo. Al contrario, era un buen joven que estaba dispuesto a ayudar a los demás, un joven que cualquier padre desearía tener. El ejemplo perfecto de perfección y buena conducta.

Ayudaba a las abuelitas y abuelitos a cruzar las calles. Devolvía las carteras a sus dueños si veía  que las tiraban, daba de comer al hambriento y de beber al sediento.  Ayudaba a los animales sin hogar reubicándolos en hogares buenos para ellos. Respetaba la naturaleza. Cuidaba las plantas y los insectos. Le encantaban los niños y los ancianos; organizaba colectas para ayudar a los necesitados, casas de hospicio u orfanatos, así como también para perreras y demás.

Entonces... ¿Por qué infernales causas del destino, aquella mísera y poco agraciada malteada, se le había cebado de la mano y había ido a dar derechito y sin escalas a dónde aquel ser que lo traía por mal bien colado y no solo eso, también a sus amigos?

Quería morir.

Que la tierra se lo tragara y lo escupiera en la seguridad de su casa.

Que su padre lo rescatara.

Que el tiempo retrocediera.

Que el chico de aura siniestra y ojos profundos le dijera 'Descuida, ha sido un accidente, estas botas valen más que tu vida pero, puedo perdonarlo. No te preocupes'

—Estas botas, son de diseñador...— Le dijo en cambio, con una serenidad espantosa mientras bajaba la mirada y escrutaba sin interés los pocos tatuajes del dorso de su mano. Hoseok tragó en seco— No son cualquier par de zapatos...— Sonrió calmo, ¿El credo serviría o el padre nuestro? Porque Hobi verdaderamente necesitaría la intervención de Dios allí— Son mis favoritos de hecho — Tajó el de cabellos negros dejando caer su pesada mirada e imponente sequedad sobre el pobre chico menudo y de lentillas graciosas.

Los demás chicos, sus amigos, los miraban como bichos raros.

—Y-Yo...— Tartamudeó Hoseok. Verdaderamente lo había abandonado el habla.

— T-Tú...— Imitó su hablar el pelinegro con evidente sorna. Sus amigos largaron a reír y a Hobi le cayó el alma al suelo. Estaba tan nervioso y avergonzado que temblaba. Los ojos de SeokJin lo observaron de cabeza pies detenidamente y sin perderse nada.

Rostro bonito y perfilado, ojos bellamente azules, labios carnosos y rosas . Alto, ligeramente menudo. Hundido en ropas de viejito dos tallas más que la de él, seguramente. Un nerd hecho y derecho por su apariencia, pudo suponer el morocho. Y un angelito.

Vaya, que interesante. Justo cuando estaba más aburrido, ese mocoso con cabello lacio como ardilla, se le había puesto en frente.

— Esto no se queda así, mocoso, mira como has dejado mi pantorrilla — Habló aquel blondo de piel tan clara y de postura imponente y sombría mirada. Hoseok dió un paso atrás cuando lo vió acercarse encolerizado.

— Suga — Lo llamó el pelinegro deteniendo su andar— De esto yo me encargo — Suga lo miró retador alzándole la barbilla mientras pasaba al frente de él siendo fríamente escrutado por Kim, quién ni siquiera le tomó en cuenta— Vállanse...— Tajó SeokJin. Hoseok sintió que podía respirar.

—¿Qué? — Dijo Solar.

— No lo voy a repetir una vez más, ¡Vállanse! — La paciencia de SeokJin... No, olvídenlo, no tenía paciencia. Y cuando Hoseok se volvió para salir huyendo de ahí, impotándole una mierda que su casa quedará en la dirección contraria; fue detenido por el brazo del morocho. El cuerpo se le hizo casi gelatina mientras la voz de SeokJin taladraba su sistema al escucharla tan cerca y tajante en su oído, sensual — No, "ardillita", ellos pueden largarse, pero tú, te quedas...— Y fue suficiente para que Hoseok casi desfalleciera ahí mismo, miró con súplica a sus amigos, pero no estaban muy dispuestos a interceder por él, no cuando trás SeokJin estaban sus esbirros dispuestos a regalarles una paliza y bien dada y, desde luego, se trataba de Kim SeokJin, no cualquier persona. Meterte con él era firmar tu sentencia.