_Cuarto.-

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        ❂⊱• ════ ❦       ❦ ════ •⊰

Hoseok siempre se consideró alguien con muy mala suerte, aún si Dios estaba siempre muy presente en su vida.
Los problemas parecían seguirlo a dónde quiera que iba.

Sin embargo, era un buen chico. Temeroso del mundo, cohibido y sin decisión propia gracias a sus protectores padres.

Hoseok podía jurar que nunca en su vida había sido tan rápido para hacer algo, como en este caso; echar los seguros manuales al auto de su madre, ya que Kim había decidido joderle la vida desde muy temprano e iba hacia él con intenciones de Dios sabe que.

— Abre la puerta, Hoseok — Ordenó el azabache después de haberse jactado del menor moviéndose de allá para acá poniéndole los seguros al auto.

—Déjame en paz, Kim—

—Abre la maldita puerta o rompo el vidrio —

— ¡Es el auto de mi madre, ni siquiera te atrevas a tocarlo! — Como lo hiciera su madre lo mataba a él.

—Hay... ¿Tu mami te presta su auto? ¡Que mujer tan linda!, ¿Será tan linda cómo tú? — Bien. Hoseok era una persona muy tolerante y paciente, demasiado a decir verdad, pero una cosa era tolerar y otra que se metieran con su bendita progenitora. Eso no.

Así que, quitando el seguro a la puerta, abrió de un pegón esta y se bajó de una encarando al pelinegro más alto.

— ¡Con mi madre no te metas pedazo de...! — "No digas malas palabras, Hoseok, Dios todo lo ve" se recordó a sí mismo— ¡Pedazo de pecador! — Kim se quedó muy serio mirándole y luego soltó a reír con gran diversión.

— Espérame un momento, pequeña ardilla, ¿Acaso estás juzgándome tú, un alma de Dios? ¿De verdad? — Rió negando lentamente.

—¿Q-Qué? — Tartamudeó el pequeño tigre dándose cuenta de su error. Estaba mal.

— Que estás juzgándome sin conocerme, como todos. Más sin embargo, me sorprende de ti más que de nadie, tú quien ha sido educado bajo las denigrantes leyes del catolicismo — Echó a reír.

—Yo no estoy juzgándote —

—Acabas de hacerlo...— Contraatacó Kim.

—¿Sabes qué? No tengo tiempo para esto. Con permiso, estoy llegando tarde a las clases — Dijo Hoseok conservando la poca paciencia que le quedaba y sacando su bolso anticuado del auto para intentar vanamente  pasar de largo a Kim— Ten un buen día y que Dios te bendiga —

—¿Qué Dios qué? — Hoseok estaba tan nervioso.

— Serás sordo, con permiso, Kim — Dijo intentado ser amable ante todo.

—Tú y yo tenemos algo pendiente, ardilla— Hobi alzó la mirada para verlo y Kim lo miró desde arriba — Te estaré esperando a la salida y ni pienses en huir de mi porque verás en la que te metes, ¿Entendido? — Hoseok abrió los ojos grandemente, no creía que alguien que no conocía ni de cerca; le estuviese ordenando de tal manera. Así que con desesperación sonó la punta del pie contra el asfalto reiteradas veces y luego Kim lo dejó huir de allí— No te atrevas a huir, Hoseok —Le repitió solo para ponerlo más nervioso de lo que denotó, ya estaba.  El muchacho medianamente lo ignoró  y siguió caminando mientras se persignaba mentalmente una y otra vez, sintiendo su corazoncito bien agitado dentro de su pecho.

Miró los escalones hacía la segunda planta y sintió que le temblaban las rodillas demasiado como para subirlos, pero ni loco dejaba la clase pasar, aún si ya habían transcurrido los 5 minutos de tolerancia que daba el profesor de álgebra. Subió como pudo, sintiendo como si algo o alguien lo persiguiera; como de esas veces cuando apagas la luz en la noche y temes de regreso a la cama, que algo te tome por las piernas y no logres llegar. Más sin embargo, era el puro miedo, Hobi verdaderamente temía de Kim. Tal vez erradamente, tal vez no. No podía sacar conjetura de ello aún.

𝑴𝒚 𝑻𝒊𝒎𝒆 𝑰𝒏 𝒀𝒐𝒖. (KSJ&JH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora