𝑴𝒚 𝑻𝒊𝒎𝒆 𝑰𝒏 𝒀𝒐𝒖. (KSJ&JH)

_Vigésimo.-

                                  ✨

❂⊱• ════ ❦ ❦ ════ •⊰❂

— ¿𝘌𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴 𝘭𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘮𝘢𝘭𝘵𝘦𝘢𝘥𝘢 𝘧𝘶𝘦 𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘰́𝘴𝘪𝘵𝘰? — 𝘏𝘰𝘣𝘪 𝘴𝘰𝘯𝘳𝘪𝘰́ 𝘢𝘣𝘪𝘦𝘳𝘵𝘰.

— 𝘕𝘰, 𝘦𝘴𝘰 𝘴𝘪́ 𝘧𝘶𝘦 𝘮𝘦𝘳𝘢 𝘵𝘰𝘳𝘱𝘦𝘻𝘢 𝘮𝘪́𝘢 — 𝘏𝘰𝘣𝘪 𝘳𝘪́𝘰 𝘴𝘶𝘢𝘷𝘦𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘚𝘦𝘰𝘬𝘑𝘪𝘯 𝘴𝘰𝘯𝘳𝘪𝘰́ 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘧𝘢𝘴𝘤𝘪𝘯𝘢𝘥𝘰, 𝘢𝘭𝘪𝘷𝘪𝘢𝘥𝘰.

— 𝘉𝘦𝘯𝘥𝘪𝘵𝘢 𝘵𝘰𝘳𝘱𝘦𝘻𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴, 𝘏𝘰𝘚𝘦𝘰𝘬— 𝘋𝘪𝘫𝘰 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘷𝘰𝘭𝘷𝘦𝘳 𝘢 𝘴𝘶𝘴 𝘭𝘢𝘣𝘪𝘰𝘴, 𝘣𝘦𝘴𝘢𝘳𝘭𝘰 𝘺 𝘱𝘰𝘴𝘦𝘦𝘳𝘭𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘥𝘰𝘣𝘭𝘦 𝘢𝘥𝘰𝘳𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯.

Bajo el gran eden de sus besos se regocijó, bajo las atentas caricias de sus palmas y su dominancia en pleno estupor de sus labios contra su garganta.

No había palabras tan buenas para describir aquello. El pecado más bueno es el que recién se ha cometido, cuando la culpa aún no alcanza la racionalidad y ese momento de regocijo trémulo es más fuerte que nada.

El pecado mueve a las masas, es un poder intocable, invisible que, aunque sea usado en menor medida, por lo menos uno de nosotros ha hecho uso de alguno. Nadie se salva del pecado, todos hemos sido marcados por el aunque sea mínimamente que si apareciera como los lunares en la blanca piel del azabache, HoSeok los hubiese reconocido todos.

HoSeok, superado en sollozos y gemidos, se sentía como Judas. Estaba traicionando sus creencias sin culpa alguna, desafiando su educación errónea y las leyes del máximo de máximos. Aquel ser espiritual que todo lo ve y todo lo sabe. Pero SeokJin sobre él, transmitiéndole su calor y todas aquellas buenas sensaciones, suprimía la racionalidad del pecado redentor. Lo hacía sentir seguro y correcto.

En otro momento, al sentirse al borde del pecado, no hubiese podido evitar la culpa y se hubiese hincado interminables horas de la noche al pie de su cama a pedir perdón al creador y hubiese rezado el rosario de cabo a rabo con interminable fervor. Pero ahora, cuando sentía a SeokJin entrar tan profundo y salir de él con fervor, olvidaba hasta las santísimas letanías y el comienzo del padre nuestro.

Su polla dura goteaba preseminal contra su abdomen al ser estimulado por el abdomen contrario, gracias al propio vaivén del mayor. Él remolino de sensaciones crecía interminable, sin haber un límite visible en su mente, una tensión inexplicable que incluso se volvía dolorosa y desesperante, placentera e inexplicable. Un nudo que de a poco se iba cerrando, así lo sentía. Tan bueno.
Sus dedos contorsionaban las satinadas sábanas oscuras, no podía aferrarse más a la espalda de él o terminaría por rasguñarlo entero como ya lo había hecho y halarlo por el cabello como evitaba hacer.

El placer era intenso, abrazador, jamás lo creyó así siendo esa su primera vez pero, joder, y jodido infierno; lo estaba siendo. SeokJin estaba sobre sus rodillas hincado en la cama, sus propias piernas dobladas hasta casi dar contra su pecho mientras lo embestía duro y preciso, suave a veces. Las blanquecinas manos de Kim sujetaban sus corvas para mantenerlas alzadas, sus negruscos cabellos se pagaban en sus sienes, el rostro le yacía mojado en sudor y los labios más rojos, magullados e hinchados que de costumbre y vaya que HoSeok tenía culpa en ello. Hermosa vista para él de ese bello y colosal hombre que tenía para él en ese precioso momento entre sus piernas. Se sentía codicioso, posesivo con él y al mismo tiempo demasiado afortunado para ser verdad. Aquellos orbes oscuros se posaban sobre él con sentido, un sentido más allá de lo nombrado y conocido. Algo que él mismo desconocía y lo hacía sentir curioso.