CAPÍTULO III

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Taehyung intentaba leer el libro en su regazo, de verdad puso todos sus esfuerzos en ello, pero su mente volvía una y otra vez a las palabras de Jungkook.

"Cuando me mate".

La sola idea le helaba la sangre.

La mirada del omega, esa sonrisa siniestra que hacía cada vez que estaba con él y sus duras palabras calaron en lo más profundo de su alma.

¿Qué haría él si Jungkook moría? ¿Cómo se suponía que iba a vivir sin su amor?

Era todavía peor que Jungkook deseara ser quien pusiera fin a su propia vida.

El peso del remordimiento cayó sobre Taehyung y sus manos temblaron.

Era su culpa.

Todo era por causa suya, él había herido a Jungkook y lo traicionó. Era culpable de que tuviera deseos de morir, de que sus ganas de vivir y devorar el mundo se hubieran esfumado.

Cerró el libro y se levantó para ir a su habitación, no podía soportar estar ahí. Necesitaba ir con Jungkook, pero sabía muy bien que no era bienvenido en cualquier lugar donde su omega se encontrara, así que tuvo que tragarse sus preocupaciones e intentar calmarse por su cuenta.

Entró a su habitación sin mirar a nadie o decir algo, todos los sirvientes entendieron su silencio y se marcharon para dejarlo solo. Los años a su servicio les ayudó a saber cuándo no estaba de humor para tener compañía. Taehyung se dejó caer en los cojines que servían de asiento.

Quiso llorar, sintió el nudo en su garganta y el escozor en sus ojos, ¿pero de qué servía? Todo lo que pasaba era sólo consecuencia de sus actos, de sus decisiones.

¿Cómo podía pedirle a Jungkook que viviera y se quedara a su lado cuando le hacía tanto daño? Era imposible jurarle que todo estaría bien cuando ni siquiera él tenía la seguridad de que eso era posible.

¿Sería capaz de renunciar a su deber como rey por su esposo?

No hubiese dudado de la respuesta años atrás, pero las cosas ya habían cambiado tanto y era imposible deshacer todo.

Suspiró y se recargó en la pared, cerró los ojos por inercia en busca de un poco de paz. La soledad lo hizo pensar, más bien, recordar.

Cada vez que tenía un mal momento o sus emociones lo sobrepasaban recordaba su felicidad con Jungkook. La que dejó ir por estúpido.

Sin embrago, con el omega en medio de un celo y el suyo propio reprimido con muchos tés, las memorias tomaron un rumbo diferente. Se sintió sucio, pero no podía controlar totalmente sus instintos.

Jungkook había sido muy cruel al mostrarle su belleza y sensualidad en cada oportunidad que se presentara, sin permitirle tocar. Taehyung no podía apartar los ojos de él una vez que comenzaba, y era eso por lo que estaba tan frustrado en el ámbito sexual, sólo Jungkook era capaz de acabar con su necesidad.

A veces el omega lo recibía en su habitación únicamente con ropa de dormir, la piel húmeda y el cabello suelto; otros días se enfocaba en hacer ver sus labios más rojos y rellenos, o se mojaba las piernas descaradamente frente a él mientras leía en el patio. Pero cada vez que Taehyung intentaba acercarse, Jungkook lo rechazaba con palabras filosas que lo herían. Le recordaba lo poco hombre que era y recalcaba que no tenía ningún derecho de tocarlo.

Taehyung aguantaba tanto podía, incluso intentaba controlar su asco por los concubinos e imaginar a Jungkook mientras estaba con ellos, pero no resultó.

Necesitaba a Jungkook, su calidez, su cuerpo, su amor.

Nadie podría nunca igualar a su esposo.

Todavía recordaba la última vez que Jungkook le permitió estar con él, la noche antes de que todo se echara a perder.

HE USED TO BE MINE (KTH&JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora