CAPÍTULO XI

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Los rayos del Sol golpeaban en la habitación de Taehyung antes que en cualquier otro lugar del palacio, por lo que amanecía muy temprano.

Eran cerca de las cinco de la mañana cuando comenzó a iluminarse y Jungkook fue capaz de ver mejor el rostro de su esposo, que estaba recostado a su lado, gracias a la luz del día. Envolvió con dulzura sus dedos temblorosos en los de Taehyung, que dejó la palma descansar en su pecho mientras dormía, y alargó con dificultad una mano para acariciarle la mejilla.

Jungkook sintió una pena enorme, producto del dolor que todavía experimentaba, pero en esos momentos, mientras el Sol se comenzaba a alzarse con lentitud en el cielo y su alfa dormía tranquilo a su lado, sintió un poco de paz.

Taehyung se veía... igual que al principio, cuando se amaban y todo estaba bien. En aquel entonces era común para Jungkook despertar primero que él y permitirse admirarlo unos minutos, antes de que Taehyung sintiera su mirada y abriera los ojos. Siempre hacía un puchero y fingía estar avergonzado, pero luego lo besaba con cariño.

Jungkook se sintió así otra vez, sólo su esposo y él despertando una mañana.

No había un rey, sólo su alfa.

Quiso creer que estaba muerto en serio y los dioses lo dejaron volver al tiempo en que fue más feliz, pero al ardor en su garganta y lo débil que se sentía le recordaron que no pudo morir, y no pudo definir si lo que sentía por ese hecho era felicidad o tristeza.

Taehyung movió los ojos por debajo de sus párpados cerrados y suspiró. Pero su ceño se frunció de un momento a otro con angustia e inconscientemente apretó la mano de Jungkook, casi saltó al despertar.

—Jungkook —llamó asustado.

El omega tuvo la picardía de reír con suavidad por su actuar, devolvió la mano con que acariciaba el rostro de Taehyung a su pecho, encima de la que este sostenía, suspiró cansado después y cerró los ojos.

—Amor —susurró Taehyung y llevó los nudillos hasta su mejilla.

Parecía no creer que de verdad estuviera ahí, vivo y despierto de nuevo. Vio sus ojos cerrados, pero sus manos juntas y la calidez de su piel, eran la prueba que necesitaba para asegurarse de que estaba consciente.

—¿Dormiste bien? —preguntó con cuidado—. ¿Cómo te sientes?

Jungkook se limitó a asentir levemente, sin fuerzas para hablar.

—¿Tienes hambre? ¿Sed? —inquirió Taehyung preocupado.

—No —respondió con voz rasposa.

—Bien, ¿quieres dormir más?

—No...

Jungkook estaba harto de dormir, pero se sentía muy cansado, incluso mantenerse despierto significaba un gran esfuerzo. Giró el rostro hacia la mano de Taehyung y suspiró contento por el contacto, su mano estaba tibia.

—Quiero... olerte —pidió en voz baja.

Taehyung no respondió de inmediato, se quedó atónito por la petición y, por un momento, su mente quedó en blanco. No esperaba algo como eso, porque había pasado tanto tiempo desde la última vez que pudo tener contacto de ese tipo con su esposo, casi sintió que iba a llorar de la emoción. Pero se obligó a reaccionar, poco dispuesto a dejar que su omega esperara para ver cumplida su necesidad.

Por supuesto, su cabeza se volvió un lío, miles de voces comenzaron a gritar dentro de su mente y su cuerpo por poco dejó de funcionar. Actuó por instinto, para complacer a su adolorido omega.

Apartó las manos de Jungkook de la suya, que seguía en su pecho, y se llevó ambas a su cuello para desnudar su glándula de olor. Se desató la parte superior del hanbok e intentó quitarse un poco más de ropa, pero bufó frustrado porque llevaba muchas prendas encima y la que le estorbaba no podía retirarse tan fácilmente sin desnudarse por completo.

HE USED TO BE MINE (KTH&JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora