HE USED TO BE MINE (KTH&JJK)

CAPÍTULO VII

Taehyung apoyó la cabeza de Jungkook en sus piernas para que estuviera un poco inclinada, y dejó que una mínima cantidad de agua entrara en su boca. La mayoría de esta rodó por la comisura de sus labios, pero el alfa se apresuró a secar cada gota con suma delicadeza, usó un pañuelo suave, cuando creyó que todo estaba en orden volvió a verter un poco más de líquido. No estaba seguro de si realmente hidrataba a Jungkook al realizar la tarea, pero no pudo hacer más.

Su esposo permaneció dormido, sin moverse ni un poco, estuvo toda la noche inconsciente.

Taehyung continuó con su tarea por unos minutos, cuidando que Jungkook no se mojara pero que pudiera tomar al menos unas gotas de agua, sólo eso era suficiente.

Dejó el pequeño recipiente a su lado, se secó las manos y volvió a sentarse frente al futón donde Jungkook descansaba. Puso toda su atención sobre él, lo observó por varios segundos, luego suspiró con dolor. Las lágrimas se habían negado a volver a sus ojos desde unas horas atrás, pero eso no significaba que Taehyung no sufriera. Ver a Jungkook así terminó de herir su alma, y no podía ni imaginarse cómo se sentía el omega.

El sufrimiento de Jungkook no podía ser comparado con el suyo, porque su esposo era inocente de toda culpa; Taehyung sólo pagaba las consecuencias de sus desafortunadas decisiones.

Jungkook sabía bien cómo herirlo. Taehyung estaba dispuesto a pagar cualquier castigo que se le impusiera sin rechistar, pero su esposo era lo que más amaba en el universo, el sufrimiento de este era para él mil veces peor. Prefería ser azotado, golpeado hasta el cansancio o torturado, que ver a su omega así.

Cuando Jungkook le dijo que iba a matarse pensó que era una amenaza hecha por un arrebato del momento, no la advertencia de una acción futura.

Apretó la tela de su hanbok y cerró los ojos.

Ni siquiera podía encontrar las palabras para describir cómo se sentía en esos momentos, cualquier frase que podía imaginar quedaba corta, no le hacía justicia a su dolor.

Sus manos temblaron cuando las imágenes de la noche anterior volvieron a su cabeza. La forma en que Jungkook sonreía mientras la vida se le iba, su cuerpo quedándose débil poco a poco, y él sin poder hacer nada.

Por fortuna, el doctor apareció de inmediato, fue un verdadero milagro que lograra llegar en cuestión de segundos; revisó la hierba en el té y comenzó a trabajar tan rápido como pudo en el antídoto. De nuevo, por suerte o intervención divina, tenía un poco preparado y sólo se encargó de añadir unas cuantas hierbas más. Tuvo que dárselo a Jungkook tan pronto como pudiera.

Taehyung fue apartado del cuerpo de su esposo para que pudieran hacerlo, y el médico, junto a otras personas, forzaron a Jungkook para que pudiera tomar la medicina. Se vieron en la necesidad de abrir su boca con fuerza para meter un tubo por su garganta y vaciar el líquido, con cuidado de no ahogarlo.

Taehyung gritó cuando vio la poca delicadeza con que trataban a su esposo, sintió que el alma se le iba por tan doloroso procedimiento, e intentó ir hasta ellos para detenerlos. Su mente enloqueció y no pudo comprender que aquello era necesario para salvarle la vida.

Namjoon lo tomó por la cintura con fuerza para retenerlo, y fue una suerte que Taehyung estuviera tan consternado por todo como para preocuparse por pelear. Incapaz de hacer algo, se limitó a gritar y amenazar con matar a los hombres por lastimar a su omega.

El médico no tuvo la valentía de enfrentarlo, más preocupado por la vida de Jungkook que por los reclamos de un hombre desesperado.

Después de todo el espectáculo, el hombre dijo que debían esperar, si Jungkook sobrevivía la noche probablemente no tardaría en despertar por completo.