6 Huir

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Chui dejó la vista perdida en un punto lejano, sentir a Zans sobre su cuerpo era un alivio y no quería ser devuelto a la realidad. Tenía miedo de sí mismo, de lo que pudiera pasar, de lo que pudieran pensar, de todos los pensamientos que tenía y que ahora se chocaban unos con otros en su mente volviéndolo loco. Se moría de vergüenza de sólo pensarlo, era un maldito marica y Zans lo sabía ¿Qué rayos diría ahora? ¿Cómo podría mirarlo a los ojos otra vez?

Zans estaba relajado sobre él, comenzó a moverse poco a poco besando su espalda, oliendo su perfume, creyendo que ahora podría relajarse y decirle lo que quería.
- Cómo me gustas -susurró– Tienes tantas cicatrices... -observó su espalda y su cuerpo con deleite acariciándolo como tantas veces había soñado- estás malditamente loco y eso me encanta- buscó su boca para besarlo. Chui lo alejó mirándolo como si estuviera mal de la cabeza.
- ¡¿Qué rayos dices?! -soltó violentamente removiéndose para alejarlo. Zans se dejó caer en el colchón, quieto, estático, Chui era tan volátil que bien podría volarle la cabeza por eso– Eres tan patético -se paró de la cama y se fue al baño. Zans comenzó a reír, siempre encontraba la forma de hacerlo sentir un idiota, era estúpido creer que ahora sería diferente.

Chui entró directo a la ducha, sentía en él el perfume de Zans, puso el agua bien caliente para quitarse esa sensación horrible del cuerpo, las voces en su cabeza no lo dejaban en paz. Recordaba cada caricia de Zans que ahora se repetían en su mente como una película de terror, sentía en su interior el esperma y se sentía humillado ¿Cómo carajo había dejado que eso pasara? Jamás le había costado conseguir mujeres ¿Por qué tenía que sentirse así con él? ¿Por qué tenía que gustarle tanto? Se lavó el cuerpo alterado, sentía ganas de llorar y la desesperación le recorría el cuerpo ¿Qué rayos había hecho? Jamás lloraba, jamás se desesperaba "Yo no soy así" se repetía una y otra vez intentando contenerse. Las palabras de Zans le retumbaban en la mente, nadie jamás le había dicho algo como eso. "Tus ojos..." jamás había estado tan excitado como con él. "Estás malditamente loco y..." ¿Y si el maldito hablaba? ¿Y si contaba lo que había sucedido? Un escalofrío lo hizo temblar.

Zans miraba el techo mientras lo esperaba, él también estaría asustado pero... ¿Tenía que ser así? Dolía cada vez que abría la boca, si Chui no fuera tan idiota podrían incluso quedarse juntos, soñó un momento dejando que su imaginación volara como siempre con una sonrisa y se levantó para encontrarlo aún en la ducha.
-Oye Chui...- lo observó con la cortina abierta ya saliendo, con esa mirada que podía reconocer entre todas las que tenía haciendo que se detenga. Era la misma con la que lo había mirado la primera vez, la misma con la que miraba en el bar al pelearse, esa mirada que sólo buscaba problemas- En verdad estas desquiciado ¿Vas a matarme o algo? – Se paró para enfrentarlo mientras intentaba salir del baño – ¡Cálmate Chui! No es... para tanto -
- Estoy calmado. Solo olvídalo y ya -dijo escapando de nuevo con la mirada perdida en la nada para evitar sus ojos– Tengo que irme -
- ¿A dónde vas si no es conmigo? Crees que soy idiota ¿Verdad? -lo siguió a la habitación.

Chui siguió ignorándolo, debía encontrar una forma de borrar lo que había hecho, se movía de un lugar a otro poniendo de los nervios a su compañero mientras se vestía. Zans no estaba para juegos, le había encantado cada segundo y no iba a olvidar eso tan fácil, quería más y estaba dispuesto a todo para lograrlo. Lo tomó del cuello apretándolo contra la pared sorprendido de que no reaccione y siguiera esquivando su mirada avergonzado por algo que él desea volver a hacer.
- ¡Mierda Chui! -su corazón golpeaba a mil por segundo– deja de actuar como un niño, hablemos de esto, hablemos de lo que nos pasa -lo miró con dulzura intentando calmarse. Chui arrugó el entrecejo asqueado.
- Vete a la mierda. Me voy al club déjame, eres un marica Zans ¿No te escuchas cuando hablas? - se sacudió para sacárselo de encima.
- ¿Al Club? No irás al club, no irás a ningún lado no tienes dinero -se rio entre nervioso y dolido.
- ¿Y tú a dónde irás? -lo empujó- ¿Eh? Maldito maricón, irás contando todo lo que hacemos -se acercó nervioso amenazándolo, empujándolo con mil cosas en la cabeza. Zans lo observaba confundido, en ropa interior frente a él que ya con su abrigo estaba listo para irse y abrió las manos en señal de rendición ¿Cómo era posible que no lo entendiera?
-¿De qué rayos hablas? Me matarían si dijera algo como esto, el Viejo me colgaría de las pelotas por saber siquiera que usamos la misma habitación ¿Y crees que alguien me creería? No seas idiota, los dos estamos metido en esto, no solo tú -era increíble su capacidad para pensar estupideces que lo volvieran loco.
- Si pero yo soy el que más se arriesga -
- ¡Eso no tiene sentido! déjate de estupideces Chui ¿Por qué te cuesta tanto? ¡no voy a hacer nada de lo que tu cabecita pueda pensar! -se acercó señalándole la sien con el dedo– Tienes varios tornillos sueltos –se rio– se mueven y sales con cada mierda. Eres un desquiciado sin control ¿No te das cuenta? "maldito maricón" -dijo con burla y lo acorraló– Te encantó y a mí también -lo observó negar con seriedad y él asintió– Oh sí, si te gustó, me lo dijiste mientras no dejabas de moverte te escuché y rayos eso fue... -comenzó a reír– eso fue genial, estuve esperándolo tanto y dime patético si quieres pero quédate, no lo hablemos tampoco solo duerme conmigo –intentó acariciarlo pero él lo detuvo y comenzó reír de esa manera desesperante que tenía para molestar.
- ¿Crees que soy la estúpida de tu novia? –Sacó un cigarrillo- Demonios Zans, sí que eres patético ¿Quién se enamora después de una cogida? Que intenso ¿Así eras con tu chica? con razón -se alejó dando una pitada a su cigarro- olvídate de esto ¿Entendido? nunca pasó -se alejó sin ser capaz de mirarlo burlándose de él y se fue. Zans miró el suelo sintiéndose un idiota, lo mejor era reírse, era imposible ganarle. Pensó una buena respuesta pero Chui ya se había largado hacía mucho. En verdad era patético, estaba enamorado mucho antes de esa cogida y no era la primera vez que le decían eso, no era la primera vez que actuaba como "un intenso". Había aguantado tanto, estaba a punto de darse por vencido creyendo que Chui jamás lo miraría como él y ahora que lo tenía no podía contenerse. "Intenso". Definitivamente esa palabra le quedaba bien, lo mejor sería tomarlo con más calma o no podría volver a tenerlo.

El pelirrojo se subió a su auto más asustado que apurado y se fue, fumaba un cigarrillo y luego otro, sin parar, sin descanso, el viaje al club jamás le había parecido tan largo.
- Chui... ¿Qué haces aquí? -le dijo el Viejo sonriendo al verlo- ¿Y Zans? -
- Yo que sé, no estamos pegados de la cadera- se prendió otro cigarrillo pensando en la mala elección de palabras mientras el Viejo observaba lo alterado que estaba –Necesito que me prestes dinero y...- pero antes de acabar la frase el Viejo lo empujó contra la pared.
- ¿Dónde está Zans? -se preocupó. Chui no estaba para estupideces y se lo quitó de encima
- Cogiéndose a alguien en mi casa, préstame dinero maldito Viejo de mierda, tu pequeño niño me dejó sin lugar para dormir -soltó más enojado de lo que creía que estaba, el Viejo levantó las cejas y dejó escapar una risa.
- ¿Y no tienes dónde dormir? ¿Por qué no duermes en la otra habitación y ya? - soltó mientras sacaba dinero. Chui lo observó, el Viejo creía que su casa era más grande de lo que era y eso explicaba algunas cosas, seguramente Zans le había mentido.
- No me gusta escuchar, prefiero venir a divertirme yo también -tomó el dinero
- Deberías encontrar a alguien también y alejarte de las putas -hizo seña para que entre y deje de molestar.

Entró directamente a hablar con la misma chica de siempre y fingió una sonrisa para intentar convencerla. La chica se acercó mirándolo con cara de pocos amigos.
-Vete Chui ¿No estuviste aquí recién? -
-Dame una habitación tengo dinero. Te pagaré bien por ella – pasó la mano por el brazo de la chica mientras le ofrecía el dinero con la otra, con esa expresión de ganador que sabía lograba convencerla. Ella sonrió conociéndolo.
-Pero no te enviaré a nadie por esto- contó el dinero.
-mmm... bueno, no importa- fingió no estar muy convencido, la chica asintió mirándolo de reojo.
-Está bien. Te irás temprano no quiero problemas con el jefe-
-No los tendrás -volvió a sonreírle sobrador. Ella le indicó a cuál habitación podía ir y se fue allí dejándose caer en la cama, mirando el techo pensando en lo que había pasado.

Eso le pasaba por estar jugando con fuego, pensó, eso le pasaba por dejarse llevar. Se golpeó la frente con el puño como si quisiera entrar en razón o quitárselo de la mente. Hacía casi un año que trabajaba con Zans, lo mismo que se conocían y varios meses desde que se había dado cuenta de cómo lo miraba. Su rostro se enrojecía al pensar en cómo le sonreía, en como siempre evitaba el contacto con su cuerpo y se ponía nervioso después de esa noche de verano en la que se atrevió a rozarlo, él mismo se había aprovechado de eso para burlarse. -Maldita sea- susurró a la nada, se sentía culpable y un idiota, si tan sólo no lo hubiese provocado, si no lo hubiese besado, ni tocado, si no le gustara a él también ¿Por qué tenía que ser tan difícil? ¿Por qué debía sentirse tan bien? Recordó el sentimiento, los besos, el roce, los gemidos, la forma en que susurraba su nombre y se tapó el rostro intentando calmar su entrepierna. Suspiró pensando en cómo actuar de ahora en adelante: no volvería a tocarlo, no volvería a molestarlo de nuevo, no lo provocaría o terminarían enredados sin poder detenerse. Si alguien se enteraba estarían muerto, y si Zans no podía contener esa maldita mirada... aunque ni siquiera él sabía si podría controlarse. 

Si de todas formas iremos al infierno (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora