19 Perseguir

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El teléfono de Chui sonaba sin parar, Zans lo empujó para que abriera los ojos.
– Vamos mierda... responde de una vez –intentó despertarlo sin moverse demasiado, Chui dormía abrazado de su cintura y parecía no querer despegarse, incluso besaba su pecho entre dormido– Despierta, te están llamando –lo movió. Chui al fin abrió los ojos y se giró en la cama buscando el teléfono.
– Rayos –susurró mirando la pantalla partida– ¿En qué momento se rompió? – dijo sin recordar y atendió la llamada. Zans se levantó en ropa interior, Chui parecía más escuchar que hablar por teléfono y se fue ignorándolo mientras se preparaba algo para comer distrayéndose en la diminuta cocina.
– ¿Qué haces? – lo escuchó a su espalda unos minutos después
– ¿Ya terminaste? ¿Quieres comer? – dijo sin voltear, Chui miró las cosas aun entre dormido.
– Sí, pero... ¿Y todo eso? –miró las ollas y los platos, los vasos y utensillos– Eso no es mío –
– No, es mío, a veces quiero cocinar algo y no tengo nada asique también me traje algunas cosas que hacían falta aquí, creí que las habías visto –continuo preparando todo – Quiero comer como una persona normal– aclaró.
– Ah... si –se sentó aún con mucha resaca como para pensar demasiado, recordaba haberlo visto dar vueltas en su departamento, pero no le había dado importancia a lo que traía –Estaría genial que te traigas esa cosa –pensó– La que es para hacer tostadas, la que se enchufa –dio por hecho que tenían una. Zans lo miró algo confundido.
– Está bien... –se rio, se notaba que la resaca lo estaba matando y le pasó una taza de café– Toma ¿Quién te llamó? –
– El jefe –suspiró blanqueando los ojos– dice que anoche hice algo, me regañó y quiere que vaya... maldición, creo que la cagué– se quedó mirando un punto alejado. Zans se rio sin poder contenerse. – También rompí mi teléfono, no me acuerdo de eso –lo miró comprobando la pantalla trizada
–Tú sigue fumando esas mierdas armadas por las putas y verás –se preguntaba si recordaba lo que habían hablado anoche– y... ¿Qué recuerdas? –
– Me subí con una de las chicas pero no hice nada –soltó casi como si le pidiera disculpas recordando lo que había hablado con ella, Zans asintió sin mirarlo– Después... –pensó un momento– Oh rayos, le pegué y dije que buscaba a otra para matarla antes de irme, me pelee con otra más, ahí debió romperse mi teléfono –se tomó el rostro con las manos mirando el techo– Demonios, lo había olvidado, ni siquiera estaba tan mal en ese momento, mierda –. Zans lo miró con seriedad un momento y luego comenzó a reír.
– ¿Te peleaste con tres putas? Estás desquiciado, aquí llegaste y... –
– Sí, ya sé –lo miró– Si me acuerdo de eso, de... cuando llegué –se miraron a los ojos sabiendo de que hacía referencia con una sonrisa– De todas formas tengo que irme con el jefe, de seguro me hará hacer alguna mierda para regañarme –continuó comiendo lo que Zans le había servido, al menos estaba rico.

Terminaron de comer y Chui se preparó para irse– Me voy –le dijo a Zans que también iba de salida.
– ¿No vas conmigo? –
– No, me iré en mi auto no sé cuándo vuelvo – dijo con mala cara, parecía un niño que habían castigado.
– Carajo, que cara más tierna –se acercó y lo acarició con ternura para casi en automático alejarse un poco quitándole importancia, esperando que no hiciera un escándalo.
– Pues sí, me regañaron –sonrió, quería hacerle caso a la chica y dejarse llevar por lo que sentía aunque tuviera miedo, disfrutarlo sin importar lo que pasara. Se puso el abrigo ya listo para irse y se detuvo en seco quedándose inmóvil por un instante. Zans lo observó imitándolo.
–¿Qué? –dijo inocente a lo que pensaba el pelirrojo.
–Nada, que ya estoy listo –hizo una pausa como si esperara algo más– ya me voy –se removió incómodo. Zans no entendía que rayos quería y asintió sin más.
–Nos vemos –respondió sin dejar de mirarlo mientras se ponía también el abrigo y no fue hasta que notó la forma en que removía su cabello mirando a la nada que recordó lo que le había dicho sobre el beso.
–Si, nos vemos –tomó el picaporte para abrir y Zans se acercó de un salto.
–¡Espera! –dijo y no pudo evitar dedicarle una sonrisa que Chui recibió abriendo grande los ojos en un suspiro. – Te voy a extrañar hoy –se remojó los labios sin dejar de sonreír y lo tomó de las mejillas listo para besarlo. El pelirrojo intentó calmarse pero su corazón latía demasiado rápido como para seguir quieto y corrió el rostro.
–Espera –miró a la nada respirando profundo– así no, así...–
–Cállate Chui –lo obligó a mirarlo dándole un tierno beso inhalando su perfume, tomando su labio inferior con los dientes. Su compañero levantó las manos tomándolo del rostro imitándolo, sintiendo de nuevo ese vértigo al cual poco a poco se acostumbraba y abrió la boca con la intensión de meter su lengua tan profundo como le fuera posible, tirando de la ropa de quien no dejaba de besarlo aumentando la temperatura entre ambos. Zans lo apretó contra la puerta enredando sus lenguas ya respirando agitado.
–¡Ya basta! –lo alejó Chui acelerado– tengo que irme, mira con las mierdas que sales –intentó acomodarse sabiendo que inevitablemente se notaba el grosor en su entrepierna. Zans asintió aun agitado, detenerse luego de un beso era más difícil de lo que creía y ahora quería más. El pelirrojo se pasó la mano por el rostro sabiendo que no podía quedarse ni un segundo más e intentó abrir la puerta.
–Espera –lo interrumpió el más alto, y como si en verdad esperara a que dijera eso se giró para besarlo un poco más, tirando de su ropa mientras inconsciente se colocaba en puntas de pie. Zans flexionó un poco sus rodillas como siempre y lo levantó más tomándolo del trasero, apretándolo contra él para luego volver a bajarlo despacio mientras calmaban sus ansias al menos por unas horas. – Ahora sí –se alejó un poco dándole pequeños besos, quizás era hora de comenzar a presionarlo de a poco y sus ilusiones no hicieron más que florecer. Chui lo recibió con gusto, se sentía tan bien como la noche anterior, tan dulce.
–Sí, ahora si –dijo calmando su respiración y abrió la puerta aun sintiendo el calor de Zans contra su cuerpo.
– Me voy con el Viejo, no hagas locuras –lo señaló– Nos vemos en la noche – salió del departamento. Chui sonrió con las llaves en la mano.
– Nunca hago locuras –cerró
– ¿Ah no? Dile eso al jefe, seguro que le causa mucha gracia –.
– Nah... mejor hoy no, otro día –se rio de sí mismo mientras se alejaba. Zans lo vio subir al auto y se subió al suyo, ojalá todos los días fuera tan dócil.

Si de todas formas iremos al infierno (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora