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Las chicas a su lado reían y buscaban de tocarlo mientras conversaban con los demás hombres sentados en el grupo, pero Chui no podía concentrarse en otra cosa que no sea Zans sentado en la barra. ¿Qué carajo hacía ahí? ¿Acaso estaba buscando una mujer para subir al segundo piso? Pensó bebiéndose todo lo que quedaba en su vaso. No le había quitado la mirada de encima desde que lo vio entrar, todo su cuerpo estaba tenso y su cabeza ardiendo de celos de pensarlo. Zans seguía ignorándolo y ahora lo veía ahí, bebiendo algo tan tranquilo como siempre mientras él se volvía loco esperando poder hablarle sin hacerlo llorar.

El Viejo se acercó a Zans palmeándole la espalda saludándolo con una sonrisa y los nervios de Chui se relajaron un poco volviendo a reclinarse en los sillones del Club. Sus amigos continuaban la charla y él fingió reír con ellos mientras intentaba descifrar qué rayos hablaban en la barra. Zans parecía pedirle algo y el Viejo se lo negaba rotundamente ¿Qué podría pedirle para que el Viejo se lo negara de tal manera? la conversación se volvía a cada segundo más acalorada y Zans intentaba convencerlo perdiendo la paciencia. Era extraño, él jamás actuaba así y no fue hasta que lo vio señalar hacia donde estaba que lo entendió, le estaba hablando de él. "Vete a la mierda, tú y ese idiota" parecía haber dicho al señalarlo y entendió lo que le pedía, era tan obvio que se sintió un idiota "no quiero verte, no quiero nada de esto". Los nervios se juntaban con la rabia de saber que no quería ni ser su compañero y se paró del sillón saliendo del Club enojado.

Caminó hasta el estacionamiento buscando el auto de Zans y tomó una gran piedra antes de llegar a él ¿No quería verlo? ¿No atendía sus llamadas? Cada que quería acercarse lo ignoraba ¿Y ahora hablaba con el Viejo?
–A la mierda maldito imbécil –dijo al ver al fin el auto y con fuerza tiró la piedra reventando el vidrio trasero. Se mordió el labio aun insatisfecho, apretó los puños todavía enojado y se acercó sacando su cuchillo dibujándole una carita feliz, rallando la pintura y dejándolo clavado en la luneta entre los vidrios rotos. Sonrió caminando hacia atrás y se alejó lentamente hacia la otra punta del estacionamiento fumándose un cigarrillo.

–No puedes, te necesito cuidando al idiota ¿Cuál es el problema ahora? Siempre pelean, ya se les pasará y volverán a ser amigos –le quitó importancia el Viejo queriendo terminar con eso.
–Vete a la mierda, tú y ese idiota –señaló a donde lo había visto rodeado de prostitutas y los idiotas de sus amigos– Si para hacer este trabajo tengo que ser su niñera entonces no me interesa trabajar contigo –siguió alterándose observando cómo Chui se paraba de la mesa.
–Cierra la maldita boca, ya estás dentro y sólo saldrás muerto, así que cállate –
–Entonces me iré o no lo sé, pero no quiero volver a ver a ese maldito imbécil –dejó el dinero en la barra y se fue apurado, fastidiado por tener que seguir trabajando con su compañero. Hacía poco más de una semana que se había ido llorando de la casa de Chui e ignorarlo se hacía a cada segundo más difícil, el maldito había vuelto a lo suyo revolcándose con putas y haciendo lo único que sabía hacer mientras él luchaba por dormir en las noches. Caminó enfadado por el estacionamiento y pudo ver cómo Chui fumaba a la distancia, respiró queriendo ignorarlo, de seguro ya había subido al segundo piso o se preparaba para drogarse metiéndose mierdas que lo dejarían atontado por horas, cerró los ojos un segundo para convencerse de que no le importaba lo que hiciera y se acercó a su auto encontrándose con la sorpresa.
–C...Carajo –balbuceó acercándose lo suficiente como para ver la carita feliz y el maldito cuchillo que él mismo le había regalado clavado en la luneta– maldito hijo de puta –se giró apresurado para alcanzarlo, no podía creer que le hiciera algo como eso, Chui sabía cuánto amaba su auto y meterse con eso era un golpe bajo.

Chui escuchó los pasos y tiró el cigarrillo girando para verlo de frente.
–¡Zans! –le sonrió al verlo acercarse– ¿Qué pasó? ¿Ahora sí quieres hablar? –se burló. Pero el más alto ni siquiera se detuvo a escucharlo y le dio un puñetazo que lo hizo tambalear volviendo a golpearlo repetidas veces hasta que Chui logró defenderse, devolviéndole el golpe comenzando a pelear y terminando ambos en el suelo. El pelirrojo lo superaba en habilidad y logró someterlo quedando sobre él para poder darle puñetazos a su gusto, pero por más que estuviera enojado solo logró darle un par de veces antes de detenerse sintiéndose un idiota– Eres un imbécil –le dijo apretando los dientes antes de darle un tercer puñetazo sin fuerza y el Viejo llegó empujándolo con fuerza para separarlos.
–¡Cálmate! ¡Maldita sea! –lo pateó y se volvió a ver a Zans que mareado se sentaba en el suelo escupiendo la sangre que se juntaba en su boca– ¡No me importa quién se acostó con la chica de quién! –gritó creyendo que ese sería el problema– ¡dejen de actuar como unos malditos niños! –miró a Chui enfadado.
–¡Él empezó! –lo señaló levantándose– ¡mírame! Mi auto está ahí ¡él vino a golpearme! –se limpió la sangre
–Vas a pagar por lo que le hiciste idiota –lo señaló Zans ya parado queriendo volver a golpearlo– o voy a matarte, te juro que voy a matarte –lo amenazó. El Viejo empujaba a su hijo para detenerlo sin entender que rayos pasaba. Las palabras de Zans salieron con tanto odio que Chui terminó molestándose aún más.
–¡Tú no tienes los huevos de hablar de frente! ¿Y vas a matarme? eres un marica –lo provocó– envíame la cuenta por un mensajito, si es que puedes maldito idiota –.
–Te estás comportando como un niño imbécil –lo señaló– vete con tus putas y no te me acerques Chui, no te me acerques o te devolveré ese cuchillo clavado en la garganta –se quitó al Viejo de encima– idiota –soltó volviendo a su auto sintiendo cómo caía sangre de su rostro y su boca.

Si de todas formas iremos al infierno (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora