Zans se despertó y giró para ver a Chui dormir a su lado en esa posición que siempre le pareció incómoda, boca abajo y desparramado en la cama con un brazo sobre él y la pierna enredada en la suya, mirando hacia el otro lado dejando su cabello rojizo y desordenado al alcance de su mano. Suspiró intentando moverse, quizás lo mejor sería irse, quizás debería escapar ahora que dormía e intentar olvidarlo, quizás despertaría y volvería a ignorarlo y su corazón comenzó a latir con fuerza ¿Qué debería hacer si volvía a echarlo? ¿Cómo debería reaccionar si intentaba volver a humillarlo? y sus ojos intentaron traicionarlo temblando por dentro al sentir que se removía despertando. Chui suspiró profundamente y giró la cabeza, sus miradas se encontraron y el pelirrojo sonrió aun entredormido acercándose más, recostándose en su pecho mientras le daba pequeños besos sin dejar de suspirar.
–Estaba soñando –balbuceó– y me despertaste –se acomodó a su lado esperando a que lo abrace.
–¿Y qué soñaste? –miró el techo aun con los nervios a flor de piel
–Que íbamos en el auto –bostezó– y cogíamos en la ruta –se largó a reír levantando el rostro dándole un beso en los labios y dejó caer la cabeza de nuevo sobre él. Zans no pudo evitar sonreír relajando un poco sus miedos.
–¿Ah sí? Era un buen sueño entonces –lo molestó tirándose sobre él– ¿Y qué pasó?.
–No sé a la mitad me desperté, pero era como esa vez... –pensó el pelirrojo sintiendo el peso de su amante sobre él dejándole pequeños besos mientras reían– esa vez que se rompió mi auto y fuiste a buscarme –
–Si, cuando te pusiste a cantar esa canción de mierda para molestarme –siguió riendo feliz de que él también lo recordara y se dejó acariciar el cabello incrédulo de todo aquello– ¿Por qué hace tanto calor? –
–La calefacción está prendida –susurró.
–Carajo, con razón –se removió quedándose un instante allí, solo disfrutando de estar a su lado, disfrutando de las caricias que recibía en su espalda hasta que se levantó para apagar la calefacción– Me daré una ducha, me estoy muriendo de calor –se fue al baño. El pelirrojo se apoyó las manos en la nuca observándolo caminar desnudo sin poder dejar de sonreír, tenerlo de nuevo en casa aunque fuera solo un momento, le daba esa sensación de ir avanzado y se levantó para seguirlo.Zans dejó caer el agua sobre su cuerpo y se mojó el rostro queriendo ordenar sus ideas. Antes Chui no lo habría dejado estar recostado sobre él recibiendo un poco de cariño. Sacudió su cabello queriendo tomar una decisión, odiaba sentirse tan perdido ¿Quizás tenía razón y siempre lo quiso? ¿Podría ser que solo necesitaba un tiempo para darse cuenta? ¿Acaso se estaba volviendo a conformar con migajas y seguía ilusionándose de más? No quería adelantarse aunque nada esperaba más que volver a dormir con él cada maldita noche.
–¡Bu! –dijo Chui abrazándolo con la cortina cerrada sobresaltándolo. El barral se cayó golpeando en la cabeza del más bajo que se quejó en automático riendo de su propia estupidez –ay creo que fue mala idea –. Zans intentó girarse envuelto aún entre la cortina y los brazos de su amante que reía adolorido.
–Todas tus ideas son malas, lo volviste a romper –miró el barral que levantó intentando ponerlo en su lugar.
–oh no, creo que me sale sangre –se quejó agachando la cabeza del otro lado de la cortina y Zans la quitó dejándola caer para poder revisarlo apresurado, notando que tenía sangre seca asomando bajo la venda en su sien. Chui lo miró alertado por su expresión– Era un chiste, pero me duele mucho creo que necesito primeros auxilios –se metió a la ducha buscando un beso abrazándolo.
–Chui... mira cómo tienes la maldita cara –lo miró buscando de echarle agua para limpiarlo mientras el más bajo se quejaba– vamos –le dio un beso– quiero verte eso antes de irnos–.Terminaron de ducharse y Chui se sentó sobre la mesada esperando a que Zans le limpiara la herida. El pelirrojo se quejaba mientras su compañero lo desinfectaba e intentaba darle, de forma torpe, unos puntos con ese botiquín que había dejado antes allí. Chui observó cómo lo hacía con seriedad, concentrado y hasta algo enfadado.
–Qué bien te ves así –lo miró de reojo
–Podría haberte sacado el ojo –
–Lo sé –se quejó al sentir la aguja.
–Vamos, ya casi termino –
–Si vivieras aquí me habrías curado antes y no me dolería tanto –
–Agradece que aún están mis cosas aquí –continuó.
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Si de todas formas iremos al infierno (BL)
RomanceSe supone que son solo compañeros en una mafia, pero el tiempo juntos los lleva a probar más que sus labios. Si ya han cometido todos los pecados ¿Qué importa uno más?