38 Algunas cajas

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Zans estacionó el auto, bajó corriendo para no mojarse y se fue para hablar con el Viejo que lo esperaba en la puerta. Chui suspiró sabiendo que estarían en problemas y lo siguió sin ganas.
–No había nada que hacer –se defendió el más alto, pero eso no evitó que el Viejo desahogara su rabia dándole una fuerte cachetada
–¡Porque eres un idiota! –lo señaló– ¡¿En dónde rayos tienes la cabeza?! Maldición –lo miró agachar la mirada con rabia. Chui se quitó el cigarrillo de la boca y miró a uno y a otro sorprendido de lo que acababa de ver.
–¿Qué mierda te pasa? Yo estaba ahí, un idiota le disparó y corrió ¿Qué se supone que hiciéramos? –miró a Zans notando su rostro colorado por el golpe y contuvo su enfado sin poder disimularlo en su rostro. El Viejo lo señaló mordiéndose el labio.
–Debían seguirlo, saber a dónde rayos iba y si está muerto es porque uno de ustedes abrió la boca, nadie más sabía que lo seguían. Lo mínimo que esperaba es que siguieran al idiota que le disparó –miró a su hijo– al menos eso esperaba de ti ¿O se fue tan rápido que no alcanzaron a mover el culo? –suspiró al verlo mirar a otro lado– No sé qué mierda te pasa pero si sigues así voy a dispararte yo mismo para que reacciones –. Zans levantó la vista pasándose la lengua por los dientes asintiendo mientras contenía la rabia. El Viejo lo miró, miró a Chui como si lo acusara de todo aquello y se fue.
–Qué idiota –susurró el pelirrojo. Zans lo miró de reojo moviendo la mandíbula.
–Mejor cierra la maldita boca –se giró para irse dejándolo solo. Chui quería decirle algo pero no tenía cómo disculparse por todo aquello y solo abrió sus brazos antes de correr hacia él por la parte trasera del Club.
–Oye, lo siento ¿Está bien? No quise... –
–Vete a la mierda Chui, tengo cosas que hacer –se subió a su auto y se fue enfadado. Chui se mordió el labio mientras lo veía marcharse, parecía no importar lo que intentara, siempre terminaba en un desastre.

–Mierda –dijo volviendo adentro para dejar de mojarse y se fue hasta donde sabía que estaba el Viejo hablando con el jefe. Al llegar, el Viejo terminaba de decirle lo sucedido y ambos lo miraron.
–¿Qué rayos pasó ahora? –lo miró el jefe abriendo los brazos– Tenían un trabajo simple ¿Cómo rayos se les muere un idiota? Debían seguirlo sin que nadie lo sepa –remarcó. El Viejo se giró a verlo y ambos se clavaron la mirada un instante.
–Alguien abrió la boca, nadie más lo seguía y ese idiota apareció de la nada –
–¿Y no lo seguiste? –
–Estábamos en mi auto ¿Crees que podíamos hacer una persecución? ¿Qué soy? ¿Un policía? –se defendió– ¿Qué se supone que debía hacer? –.
–Zans dijo que se fue corriendo –acotó el Viejo culpándolo
–Zans es un idiota –lo señaló– Mi auto no arranca a la primera, no podía acelerar y salir tras él ¿Cómo se supone que lo detenía? Estábamos a más de cincuenta metros, no iba a correr tras él –abrió los brazos con una sonrisa molesta– ¿A quién se le ocurrió que fuéramos en mi auto? debería haber ido Zans solo y en su auto –se quejó mirando al Viejo
–¿Vas a echarnos la maldita culpa ahora? –se acercó– ¿Eh? ¿Dices que no puedes hacer tu puto trabajo como se debe y es nuestra culpa? Pendejo de mierda, atrevido –se paró frente a él dispuesto a pegarle, pero Chui levantó la frente y las cejas sabiendo que no le haría nada delante del jefe.
–No dije que fue tu culpa, fue solo mala suerte y que alguien más sabe de todo esto –señaló al jefe– hay que tener en cuenta eso –
–No había nadie más, no es como si le contáramos los planes a todos maldita sea, deberían haberlo sacado de donde sea que estaba y traerlo conmigo –
–¡Ya dijimos que no se podía! –levantó la voz haciendo que el jefe lo mire de esa forma que atemorizaba y tragó saliva intentando relajarse– de haberse podido lo habríamos hecho, pero no estaba solo y no teníamos a nadie para llamar y traer para ayudarnos ¿Qué tal si llamábamos justo al traidor? No confío en nadie –mintió más para salvarse.
–De todas formas tampoco iba a hablar, lo mejor era seguirlo –agregó el Viejo.
–Eso no quita que terminó muerto y nosotros sin nada, carajo –se pasó la mano por la boca pensativo. Primero el idiota del Club, ahora un traidor que tenía relaciones con un enemigo, si no lograban reparar eso terminarían mal. – Necesito que piensen en algo –los miró y el par frente a él se miró también, no tenían idea de qué hacer ni dónde empezar a buscar.

... ... ...

Chui salió del Club enfadado, había perdido horas y horas intentando averiguar algo completamente imposible con lo que tenían, yendo y viniendo sin sentido mientras el jefe perdía la paciencia y él solo quería irse.

–¡Chui! Maldito cara de verga –se acercó Ringo sonriendo al verlo salir– ¿Tan rápido arruinaron todo? Vamos de fiesta, es sábado –se apoyó en su hombro con esa risa de idiota– y luego venimos a ver algunas chicas en el Club ¿Qué te parece? –
–Me parece que eres un idiota –siguió caminando enfadado, con ganas de golpear a alguien.
–¡Ah cierto! Ahora tiene una chica que le hace el favor gratis –dijo con sarcasmo– ¿Ya no está enojada? Supongo que ya te deja tocarle las tetas al menos –se burló– ¡todo por no pagar! –lo zamarreó para convencerlo– ¡Vamos! ¡Salgamos! – le sonrió. Chui se quedó inmóvil un segundo mirándolo a los ojos.
–Escucha –miró a los costados un momento para saber que nadie lo veía y lo tomó de la ropa– vuelves a decir algo de mi chica y lo mínimo que te rompo son los dientes –lo zamarreó enfadado– cuando tú te ibas por meses con una idiota yo no te molestaba así que cierra el pico –lo soltó continuando con su partida.
–Maldito idiota –dijo por lo bajo, no había forma de convencerlo de salir ahora ¿Quién iba a decir que sería complicado hacer que Chui lo acompañe a una fiesta?

Chui se subió al auto estresado y de mal humor. No le quedaban muchas ideas pero tampoco quería dejar pasar el tiempo. Necesitaba a Zans ahora, lo necesitaba ya de nuevo en casa y no aceptaría otra noche durmiendo solo. Tomó el teléfono enviándole un mensaje con poca esperanza de que le llegara.
"Hey" envió y tiró el teléfono junto a él conduciendo a casa. Se encendió un cigarrillo mientras doblaba de mal manera casi chocando a un auto. En su interior escuchó vibrar su teléfono y lo tomó ilusionado, no había mensaje pero sonrió al ver que había dos tildes azules.
–Vamos mierda –sonrió. El auto que casi había chocado pasó a su lado tocando la bocina y Chui lo insultó acelerando con una sonrisa, quizás no le respondería pero al menos estaba desbloqueado.

Zans vio el mensaje y esperó un buen rato a que escribiera algo más, pero al ver que no llegaba nada se metió a darse una ducha e intentó olvidarse de su mensaje. Odiaba que todo saliera tan mal, ese tipo ni siquiera debía morir. Lo conocía, habían bebido varias veces juntos cuando salían con Chui y de cierta manera dolía cuando moría alguien cercano, se sentía como si la muerte le tocara la espalda dándole ese sentimiento incómodo de que lo perseguía. Terminó de cambiarse y corrió a ver el mensaje cuando lo escuchó vibrar.
"Estoy afuera"
"Abre"
"O intentaré abrirla jaja" le llegó y a su vez se escuchó el golpeteo en la puerta de entrada. Zans se sintió nervioso mirando a su alrededor, se arregló la ropa y se acomodó el cabello con una sonrisa antes de respirar intentando tranquilizarse. Era solo Chui ¿Por qué reaccionaba así al saber que venía por él? Volvió a suspirar para ponerse serio y abrió la puerta.
–Hey –dijo y observó a Chui que giraba su cabeza hacia atrás.
–El vecino me está acosando –miró a Zans señalando con su cabeza la puerta apenas entreabierta del vecino.
–No le des importancia, ahora siempre hace eso –sonrió al verlo con dos de sus cajas en las manos.
–¿Ve que si vivo aquí? Incluso sigo trayendo mis cosas –se largó a reír de esa forma molesta y el vecino cerró la puerta– está loco ¿Qué le pasa? –empujó a Zans con las cajas para entrar.
–Trajiste mis cosas –dijo entre decepcionado y alegre.
–Solo algunas... para que veas que no falta nada –caminó ignorando la falta de algunos muebles, quería preguntar por la chica pero no quería arruinar las cosas, apoyó las cajas en esa mesa donde antes se había apoyado sintiendo a Zans sobre él y suspiró ignorando todas las emociones que le traía entrar en ese maldito departamento.
–Déjame ver –abrió las cajas Zans y sonrió al ver que eran sus autos a escala– Carajo, más te vale que estén todos –sonrió mientras revisaba.
–No les pasó nada –se agitó de solo ver cómo se abalanzaba hacia las cajas– Si no voy a tener recompensa –se acercó observando los pequeños autos en esa extraña caja donde entraban a la perfección– al menos muéstramelos ¿No? –sonrió.
–Al menos podrías haberme traído algo de ropa también ¿No? –. Chui abrió grande los ojos
–¿Crees que soy idiota? –"jamás te traería algo que te aleje de mi"– jamás revisaría de nuevo las cajas, traje las primeras que vi y ya –mintió– vamos, quiero verlos –insistió. Zans lo miró con una sonrisa sabiendo que lo hacía para quedarse, pero de todas formas los sacó para enseñarle. Chui suspiró sabiendo que al menos funcionaba, su corazón latía fuerte con esa sentimiento tan extraño, volviendo a sentir ese cosquilleo en el estómago al verlo sonreír, ese cosquilleo que ahora amaba sentir al estar a su lado.


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Si de todas formas iremos al infierno (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora