XV: Piel

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Todos los omegas y las omegas de Pusan le odiaban.

Aunque el odio era colectivo, había cierta minoría opuesta. Esas personas, quienes creían en la inocencia de Jimin, enviaron la denuncia contra Park Seojoon. No era cualquier denuncia, porque fue recibida por el mismísimo rey. La carta de la denuncia a nombre de alguien muy reconocido del pueblo de Pusan, Kim Byunghun. Ese hombre tenía mucha influencia en la política por ser de los abogados más importantes y destacados del Reino de Joseon. Por eso, la carta de denuncia fue directamente hacia el rey.

—Sunjo, ¿tú crees en esa denuncia? —le preguntó la mujer a su lado en el trono.

—Seojoon demostró lealtad y respeto hacia el reino, pero no hay que confiarnos, esposa mía —le respondió el rey—. Si esta acusación en su contra termina siendo verdad, él pagará muy caro con su vida. Los crímenes de secuestro y privación de libertad son muy graves.

—¿Por qué Seojoon haría algo así? —preguntó ella con cierto resentimiento en su tono, pero el rey ignoró ese hecho.

—No podemos conocer a alguien por completo, Hyeri. Si se comprueba la culpabilidad de Seojoon de esos crímenes, será enjuiciado y condenado por la justicia del reino.

Ella estaba muy enfadada por la situación. Si las acusaciones contra Seojoon eran ciertas, el rey no sería la persona más enojada por incumplir las leyes. Ella sería la más enfadada, pero no precisamente por la misma razón del rey.

—¿Quién es la supuesta víctima?

—Park Jimin, el nieto de Park Hyungsik, quien era de los más importantes hacendados de Pusan. Yo conocí a Park Hyungsik en mis tiempos de príncipe. Ya escuché el nombre de Park Jimin, pero no precisamente por ser nieto de Park Hyungsik, sino por ser el omega más hermoso de Pusan. Eso dicen algunos.

—Si te soy sincera, no creo en esas acusaciones —le dijo Hyeri, enojada—. Quizás Park Jimin solamente pretende llamar la atención. ¿Qué harás, mi rey?

—Yo enviaré a supervisar a Park Seojoon, para saber qué hizo y qué hace en Pusan —decidió Sunjo—. Si estas acusaciones llegan a ser verdades, Park Seojoon tiene los días contados en este reino.

...

Habían llegado a Daegu después de tres largos días de viaje en caballo. Daegu el pueblo capital de la provincia de Gyeongsang. Si Seojoon fue designado para continuar su labor política en Daegu, era porque ese pueblo era el centro administrativo, económico y cultural de la región de Gyeongsang. Al tener ese tipo de impacto en el reino, la intervención de Seojoon era muy importante en la administración de la justicia.

Toda decisión de Seojoon influía en Jimin, porque era él quien daba las órdenes. Jimin no tenía valor alguno sin Seojoon, porque no solamente le arrebató la libertad, también le hizo exiliarse de su patria. Jimin siempre amó Pusan. Quizás nunca regresaría allí.

¿Qué injusticias más sufriría?

Estaba condenado a ser víctima de su belleza. Su abuelo le había dado miles advertencias de no confiar en los hombres alfas, pero las ignoró totalmente con la inocencia de su alma. Aunque era consciente de que los hombres alfas le tenían deseo, la ingenuidad le hizo creer que ninguno de ellos era capaz de ser tan cruel por lujuria.

Ya no estaba seguro de para qué era su existencia.

¿Acaso solamente era el deseo de los impulsos sexuales de los hombres alfas?

Ese pensamiento lo atormentó durante la primera noche en Daegu. Volvió a llorar en la cama de la habitación lujosa, sintiéndose tan roto en el silencio. Ya no tenía nada de inocencia, porque fue corrompida por la crueldad de Seojoon. Odiaba tanto a ese hombre por haberle robado la felicidad.

Bella Luna || KookMin [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora