6 || Excelencia.

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Un hombre con un traje negro, pero conservando el logo de la D.D.D estaba frente a ella, con una expresión seria y se notaba en él que tenía un objetivo muy fijo, uno que no estaba dispuesto a moldear.

—¿Pasó algo?— ____ intentó actuar serena a pesar de todos sus nervios.

—No es algo de lo que podamos hablar aquí; un agente cubrirá su turno, no se preocupe.— En el momento que dejó de hablar, el pelinegro hizo una seña para que uno de los de traje amarillo se dirigiera a la puerta.

____ reaccionó de inmediato en cuanto vio esa mano apuntando a la puerta, no se dignó ni a hablar porque uno de sus dedos ya había activado la alarma de emergencias.

Ella le extendió su mano a Francis y lo ayudó a pararse. No intercambiaron ni una palabra, ambos sabían que no había tiempo suficiente ni para conversar o ambos serían descubiertos.

____ agradeció internamente a la puerta de protección que separaba el pasillo de entrada (donde se encontraba la D.D.D) y su puerta de entrada-salida (donde ya comenzaban los apartamentos).

En cuanto ____ vio a Francis salir de su oficina pudo desactivar la alarma de una vez por todas.

Las persianas subieron y pudo ver otra vez al pelinegro entrajeado con gafas oscuras, que ahora parecía estar molesto.
____ no lo culpaba, sabía lo irritantes que eran esas alarmas, además de que le había cerrado la persiana en la cara.

—D...Disculpe.— Ella tartamudeo un poco.

—No, no, está haciendo su trabajo.— Sus palabras indicaban comprensión, pero su gesto y tono decían lo contrario.

____ abrió la gran puerta de seguridad para dejar pasar a quien la cubriría y a la vez salir ella misma.

Una vez estuvo cerca del hombre, él entonó un "Sígame" que le indicó lo que debía hacer.

No había rastro de que la D.D.D había realizado alguna limpieza, eran demasiado buenos controlando a los doppelgangers que ni siquiera se notaba que en realidad lo hacían.

Una vez ambos salieron, una limosina negra junto a un par de guardaespaldas estaban esperándolos. Y, aunque ____ estaba extremadamente nerviosa por toda la formalidad del asunto, tuvo que subir.

Ahora que estaban adentro, las puertas del automóvil fueron cerradas y seguido a esto el motor arrancó.

—Disculpe...¿Podría saber el motivo de todo esto?— ____ habló en el tono más decente que se le permitía y rogó para que su pregunta fuera respondida, cosa que no pasó; ____ solo recibió un silencio absoluto en respuesta.

...

No había pasado demasiado desde que se subió a esa limosina, pero el camino parecía ser eterno.

____ se preguntaba a donde la estaban llevando y no pudo evitar recordar la vez que observó la base de la D.D.D mientras volvía de acampar cuando era una niña.

Realmente no era la gran cosa, pero a su mente tan joven le pareció aterrador como había un lugar tan grande, protegido y alejado de la ciudad del que jamás había oído.

«Ya no soy una niña.» Se dijo mentalmente a sí misma, intentando quitar el inmenso miedo que se apoderaba de ella.

Afortunadamente, justo habían llegado a su destino dándole un extremo alivio a ____, ya que no se trataba de una base espeluznante como la que había presenciado de niña.

Los guardaespaldas le abrieron la puerta y pudo salir del automóvil, una acción que se repitió con el hombre que la había llevado hacia ese lugar.

El agente de la D.D.D comenzó a caminar a la entrada del gran edificio donde se habían detenido. Él no le dijo nada, pero ____ asumió que la orden de seguirlo aún seguía vigente.

The Milkman || Francis Mosses x Fem ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora