~Prólogo~

96 12 0
                                    

El sol de invierno provocaba siempre un estado especial en las calles. Era adorado por el poco calor que pudiera dar, odiado por los fogonazos brillantes y entre lluvia que dejaba. La primavera estaba a la vuelta de la esquina, pero, como estaba ocurriendo los últimos años, el calentamiento global había atrasado los cambios estacionales. Así que, quedando solo horas para la primavera, seguía haciendo un frío horrible siempre y cuando no te diera directo en la cara el sol del atardecer.

Dobló la esquina, acelerando sus impulsos en el patín para llegar a tiempo. Porque sí, BeomGyu, como siempre, llegaba tarde a todos lados. Seguramente su hermano llevaría más de veinte minutos esperándolo en la hamburguesería de siempre. Cada miércoles, a las ocho de la tarde, quedaban para cenar y ponerse al día.

Esquivando malamente a los transeúntes que volvían a sus casas del trabajo, salían a cenar como él o veían los escaparates adornados por la fiebre americana del conejo de pascua cercano, mandó un audio con el móvil en su mano derecha.

-Kookie Hyung. -Dijo cantarín con voz forzada a dulce. -Te juro que estoy a dos calles, ya estoy llegando. -La respuesta no tardó en llegar.

-Seguro que aún estás en el parque te skate, pero tranquilo. Acabo de llegar porque ya sabía que llegarías tarde, Gyu.

El Omega rio bajo para sí mismo, que malo era conocerse. Guardando el móvil de vuelta en el bolsillo de sus vaqueros anchos y de cintura caída, la música volvió a reproducirse en sus aurocules grandes y llenos de pegatinas de sus bandas favoritas. El cable de estos se enredó en su brazo, tratando de deshacerse del lío hecho, cometió el error de no mirar al frente cuando iba a una velocidad considerable.

El golpe fue sordo y rudo contra el asfalto. Miró hacia arriba, el puente final de Shoot Me de Day6 sonando con eco en su mente.

"Estoy bien, así que si me quieres lastimar, cariño, solo lastimame."

Sonrió con ironía. Un señor se abalanzó sobre él de rodillas a su costado, analizando todo de él y abriendo los ojos asustado cuando miró su cabeza. BeomGyu se sentó con su ayuda, tocando su frente y manchando sus dedos de sangre.

-Podría haber sido peor. -Dijo al hombre asustado y en traje negro con camisa blanca. Retiró sus auriculares dejándolos colgando sobre su cuello y rotó cada extremidad con la vieja costumbre de quien monta skate. -No hay nada roto, estoy bien.

-Muchacho. -Le habló el hombre aún pálido. -Me has dado un susto de muerte, no te he visto.

BeomGyu le iba a insistir en que no pasaba nada, que estaba bien, pero otra persona impuso su presencia con voz autoritaria. El traje con camisa a juego negro, zapatos de piel brillantes e impolutos, el cabello castaño oscuro peinado con gel y perfectamente acomodado.

-¿Podemos irnos ya? -La voz fría, la cero muestra de empatía, le causaron gran curiosidad. -No es nuestra culpa que el niño se haya cruzado con su patinete delante del coche.

BeomGyu soltó tal carcajada amarga y aguda que hizo a ambos hombres verle como si estuviera loco. Mientras se levantaba por su propio pie, se dio cuenta de que el señor que estaba preocupado era el chófer de ese otro hombre estirado y de mirada helada. Sus ojos negros parecían un témpano de hielo en una noche profunda de invierno.

-Maldito anciano amargado. -Escupió aún con la risa en su voz. El chófer se tensó, el insultado le dirigió por primera vez la mirada. -Te diré algo, la gente suele preguntar a quien han atropellado si se encuentra bien.

-Yo no te he atropellado, ha sido él. -Señaló al chófer que se tensó más en su lugar.

-Estoy bien. -Dijo al chófer con una sonrisa, la cual apagó al ver al hombre de hielo. La forma recta en su mandíbula, la nariz grande, piel pálida y ojos filosos, el cuerpo de anchos hombros y pecho grande con cintura pequeña. Sonrió negando con su cabeza, caminó hasta él, golpeando su pecho con la palma de su pano y dejando restos de polvo en la camisa negra. -Estás muy bueno para ser un anciano amargado.

BeomGyu giró y comenzó a tumbarse en el asfalto boca abajo buscando su skate bajo algún coche aparcado. El hombre de hielo, solo reaccionó cuando su chófer volvió a abrirle la puerta trasera de su coche.

Kang TaeHyun pocas veces se fijaba en las personas de su entorno, lo achacaba a que no tenía tiempo para perder en ello. Sin embargo se había quedado más tiempo de lo estimado como normal viendo al chico que habían atropellado. Tan diferente que era como una mancha de color en una alfombra blanca. Por la Luna si ese chico no era como una flor de melocotón, mejillas rosadas en piel pálida y cubierta de ropa ruda y fuerte como la corteza de su tronco, como su actitud.

Seguía sangrándole la cabeza cuando pasaron por su lado, sin vergüenza elevó su camiseta de una calavera con serpientes en sus ojos para pasarla por su frente. En su otra mano, el skate partido en dos.

TaeHyun acarició su propio pecho, su lobo había gruñido molesto, la mancha de la mano del chico seguían allí al igual que unas pequeñas motas de sangre. Sin poder evitarlo giró en su asiento, viendo por la ventanilla trasera, como el Omega sacaba sus dedos medios al cielo y parecía gritar una gran palabrota a los cuatro vientos.

Rio, una pequeña risa rota y ahogada, por la falta de tiempo sin reír acumulada.

El jefe de mi sobrina (TaeGyu ~ Kang TaeHyun y Choi BeomGyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora