Kim BeomGyu nació de forma atroz y dolorosa, a su vez, siendo la mayor felicidad para su familia.
BeomGyu había resultado ser la mezcla perfecta entre la agonía y manías de su papi SeokJin y el desinterés y persistencia de su papá TaeHyung. Por otro...
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A la mañana siguiente BeomGyu se levantó tarde como siempre. Su hermano ha no estaba en casa, se había ido a trabajar, y tenía por seguro que había estado hablando con su papá.
"Te quiero a la una en el estudio de fotografía, no acepto un NO por repuesta. "
Su padre Alfa daba miedo. Recuerda claro las miradas de pavor de sus compañeros y amigos en reuniones escolares o cumpleaños infantiles. De hecho a día de hoy Changbin seguía reacio a quedarse más de cinco minutos en su casa cuando estaba TaeHyung. Si tan solo la gente no juzgara por la fachada sería y fría de su papá, sabrían lo amoroso, dulce y divertido que era.
Aún así suspiró tembloroso pues no estaba con el ánimo de escuchar una riña de su papá por haber discutido la noche anterior con su papi. Pocas cosas alternaban a TaeHyung y la principal era SeokJin, seguidos por Jimin, JungKook, YeJi y él mismo.
-Buenos días. -Jimin le sonrió mientras doblaba alguna ropa en el salón. Al parecer el Omega mayor tendría turno de tarde esa semana en el hospital. -Te he dejado algo de desayuno en la cocina.
-Gracias, Hyung. -El rubio hizo una mueca sonriente ladeada, algo amarga, antes de acercarse a él y abrazarlo.
-Te pareces tanto a Tae a su edad. -BeomGyu rio forzado.
-No es verdad. -Negó arreglando su ropa enorme y desgastada. -Papá a mi edad ya estaba persiguiendo a papi y a punto de convertirse en el mejor padre del mundo. -Jimin golpeó su nariz con dulzura.
-Tu papá a tu edad era un fumador empedernido y creía que tenía todas las respuestas del mundo en sus manos. -Lo señaló con obviedad. -A ti te pasa igual y estás en proceso de descubrir que todo tiene su razón de ser y que el tabaco no es la solución a tus problemas de estrés. -BeomGyu arrugó su nariz, sabiendo que su cabello largo apestaba a tabaco al igual que sus ropas. -No quiero forzarte a que me cuentes qué es lo que te pasa, pero al final del día sabes que siempre voy a estar aquí.
-Lo sé. -Volvió a suspirar. -Simplemente no es fácil, Hyung. -Miró sus manos con magulladuras por las cuerdas de la guitarra eléctrica. -Simplemente no quiero decepcionar a las personas que más que quieren y más quiero.
-Para decepcionarnos solo tendrías que mentir y eso no lo estás haciendo, ¿verdad? -Cuestionó sujetando su rostro fino con sus pequeñas manos. Los hombros de BeomGyu se escogieron y sus ojos viajaron por la habitación esquivando su inquisidora mirada.
-Ocultar la verdad se considera mentir. -Jimin lamió sus gruesos labios y finalmente lo soltó rendido, señaló la puerta de su casa tras volver a ver hacia la cocina.
-Come algo y ve al parque, YeJi va a estar allí con el nuevo niño que está cuidando.
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Tras hacer lo pedido por su tío, BeomGyu, fue al parque con columpios, arenero y zona de pasto verde al final de la calle. Entre todas los padres, madres, abuelos y abuelas, fácil fue distinguir el pelo rojo brillante de su sobrina al sol. Estaba sola, en un banco, leyendo un libro de filología.
-Hello. -Saludó tomando asiento a su lado.
-Hi, how are you? -BeomGyu arrugó sus cejas finas, achicó sus ojos y golpeó en el centro de su frente haciendo a la Alfa echar su cabeza atrás.
-No me insultes. -YeJi soltó una carcajada y golpeó de vuelta al Omega, ella en el hombro.
-Dejarte los estudios te ha pasado factura, es una frase básica. -Rio leve.
-Para mí acabas de hablar egipcio. -BeomGyu sonrió y miró al frente. -Mi papá quiere que vaya a hablar con él. -YeJi se acomodó de lado en el banco hacia él.
-Díselo, Gyu. -Pidió tomando sus manos. -Deja que te ayuden. -El Omega negó, una fina capa de lágrimas se formó en sus ojos oscuros.
-No puedo decepcionarlos así, ambos sabemos que es algo que les afectaría muchísimo. -La pelirroja asintió, dispuesta a rebatir, como siempre, que ellos aún así buscarían una opción de salida a aquello. -Y no, tampoco puedo pedir ayuda a HyunJin o NamJoon, así que decirle algo a SooBin sigue prohibido.
-Pero... -BeomGyu la interrumpió.
-¿Cuál es el mocoso que cuidas ahora? -La más joven suspiró rendida por el tema, señalando finalmente a un costado.
En las mesas alejadas de los juegos, solo y sin levantar su vista de su juego de legos, un pequeño cachorro de cuatro años jugaba de forma concentrada y hasta obsesiva. Sus labios estaban fruncidos por estar pensando demasiado, su manita derecha haciendo un juego de muñeca y vaivén de dedos como si estuviera lanzando pensamientos descartados que parecían pasar por su mente a una gran velocidad.
-Tiene un ligero autismo, su padre no me dijo nada y está siendo casi imposible que me comunique con él. -Escuchó a su prima a su costado. -No me quiere hablar ni me mira a la cara.
El pecho del Omega se contrajo con pena. Era inevitable sentir lástima por el cachorrito que jugaba solo y que se asustaba con cada grito de cualquier niño en el parque. Su lobo parecía estar de acuerdo, porque alzó las orejas y agachó el pecho hasta el suelo, mostrando sumisión y cariño innato por el cachorrito desprotegido ante él.
-¿Has probado a simplemente estar ahí con él en vez de lejos? -YeJi asintió.
-Se enfada y deja de hacer lo que esté haciendo si me acerco. -BeomGyu hizo una mueca forzada. No era justo, simplemente no estaba bien que estuviera solo.
Pequeños flashes, de cuando estaba solo en los recreos del colegio, le golpearon. En serio, de verdad, los niños podían ser muy crueles pues su inocencia era la más corrosiva de las ponzoñas cuando sus padres eran juzgones y malvados.
-Voy a presentarme, si veo que se molesta vuelvo. -YeJi quiso decirle que lo dejara estar, pero el Omega ya se había puesto en pie e ido hacia allí.
