Capítulo Treinta y cuatro: El amor es paciente

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Kayden

Febrero 3, 2018

Denver, Colorado




—¿Qué te parece ésta?

—Me gusta.

—Mmmm. Creo que está muy grande para Zander.

—Puede ser para Anker.

—El color no va a gustarle — pasamos a la siguiente —. Esta es perfecta ¿qué piensas?

—Esa estaría bien.

—Es muy chica para Anker.

—Puede ser para Zander.

—Odia el color rojo — escucho a Steven suspirar.

—Sino es el tamaño, entonces es el color. Sino es el color entonces es el tamaño o el asiento, las llantas, el manubrio. Por dios, Kayden. Es solo una bicicleta.

—Será la primera bicicleta de los niños.

—Esos niños serán felices con el simple hecho de tener una bicicleta. Yo me volvía loco cuando papá nos compraba un balón.

—Nuestros balones siempre fueron de las mejores marcas. Nuestros padres fueron estrellas de la NBA a quien quieres engañar — desde pequeño lo tuve todo.

No éramos inmensamente millonarios, pero si éramos ricos. Nunca nos falto nada, ni tampoco fuimos del tipo de niños que crecieron pidiendo y dándoles los que querían.

Tuvimos que esforzarnos para eso.

Hay una enorme, gigantesca diferencia entre mi infancia y la de Anker y Zander.

—¿Por qué mejor no les compras una motocicleta? Dijiste que Anker sabía manejarlas.

—Ignoraré que dijiste eso.

—Yo a su edad seguía aterrándome cuando tenía que bajar de mi bicicleta.

—Seguramente te parabas de puntillas para poder subir y bajar.

—Idiota — río.

—Sé que estarían más que contentos si les llevo cualquier bicicleta — señalo todas las que se encuentran frente a nosotros —, pero quiero que su primera bicicleta sea especial, perfecta. Quiero que cuando tengas veintitantos años miren una bicicleta y digan "Es como la primera bicicleta que tuve".

—Eres demasiado emocional cuando se trata de esos niños.

—Solo quiero lo mejor para ellos.

—¿Por qué no mejor vienes con ellos a comprarlas en lugar de estar adivinando si van a gustarles o no?

—Quiero que sea una sorpresa.

—Créeme, se sentirán mucho más emocionados mientras escogen la que más les gusta. Será una sorpresa, como cuando les cortaste el cabello.

—Esa no fue una sorpresa. Fue una necesidad. Tenían que cortarse el pelo si o si.

—La sorpresa se la llevo Charly — afortunadamente salimos vivos de ahí.

Fue ese el momento en que me di cuenta que podía ir en contra de cualquiera, hasta de la misma Charlotte, si se trata de los niños.

Después de que Anker dijera que nunca habían tenido una, la idea de darles su primera bici y enseñarles a manejarla no ha salido de mi cabeza. Todas las experiencias posibles, son todas las experiencias posibles.

Fuera del Juego (#2 Golden State)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora