Charlotte
Agosto 22, 2017
Indianápolis, Indiana.
Nunca me puse a pensar, lo corta que la vida puede llegar a ser. Sé, que no viviremos miles de años, y que son pocos los que tienen la suerte de llegar a los cien, sin embargo, pocos logran llegar siquiera a los noventa.
Cuando muere un adulto mayor, por decirlo de otra forma: un anciano. La sorpresa no es tan grande como cuando se trata de un bebe, niño, adolescente o adulto menor a cincuenta años.
La muerte nunca toca a tu puerta, no es misericordiosa ni amistosa. Ella simplemente entra y te lleva, sin importarle lo que tengas pendiente o a quienes dejaras.
La cuestión es, que creo que existen excepciones ¿No es gracioso? La muerte hace excepciones.
No puedo llamar suerte al hecho de encontrarme viva. Creo que la muerte me salvo y en cambio se llevó a mi bebé.
De entre todas las personas que iban en esa camioneta, yo fui la única que salió con vida. Fui la única a la que la muerte le dio una segunda oportunidad y no tengo idea del porqué.
¿Por qué no me llevó? ¿Por qué me dejo aquí, sufriendo la perdida de mis dos grandes amores? Los cuales, nunca voy a recuperar. No hay forma en que mi bebé regrese y no hay manera en que Kayden y yo estemos juntos después de todo lo que ha pasado entre nosotros.
Siempre que vengo aquí, me hago esa pregunta.
¿Por qué sigo viva?
Estuve muerta por un tiempo, pero siento que sigo estándolo.
Ver mi nombre en la lápida es tan irreal, mis vellos se erizan y mis manos tiemblan. Una lápida para una mujer viva por fuera, pero que por dentro se siente muerta.
Mis padres no saben que aun continua aquí. Piensan que los encargados del cementerio la quitaron tal y como se los pidieron, sin tener idea alguna de que les pedí que no lo hicieran. No creo que esté mal. Esta lapida no tiene por qué irse.
Es lo más real que he sentido, desde que mi vida se convirtió en un respirar y sobrevivir dia a día.
—Dos cosas murieron en mí, este día— digo al viento, pasando mis dedos por las letras de mi nombre—. Lo siento mucho, Charlotte. De verdad lo siento tanto— no me privo de nada. Ni de los sollozos, ni de las lágrimas, mucho menos del dolor.
Han pasado casi cinco meses y aun no puedo sacar todo lo que siento en mi pecho. El pasado sigue allí, toda la vida que deje en Oakland sigue allí, Kayden permanece en mi corazón, nada disminuye sino todo lo contrario.
Te necesito Kayden. Necesito que me digas que todo estará bien, que acaricies mi cabello hasta quedarme dormida y que luego tú lo hagas también. Necesito que me llenes el rostro de besos y me tomes fuertemente de la mano.
¡Dios! Te extraño tanto. Con la misma magnitud en la que me odiaras cuando te enteres de lo que hice.
—Sé que lo amas, sé que lo extrañas y lo necesitas, y de verdad lamento no poder regresar. Lo siento tanto. Por favor, perdóname, Charlotte.
Lloro lo que mi corazón tenga que desahogarse, esperando que la calma llegue a mí.
Esta no es la parte más difícil, ni siquiera el fingir que estoy bien resulta tan complicado como encontrarme fuera de casa. Y no hablo de la casa en la que crecí, sino en la que nunca pensé, consideraría una: el Oracle.
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Fuera del Juego (#2 Golden State)
Lãng mạnSi Kayden pudiese regresar el tiempo atrás, en el momento exacto en el que ella llego a su vida, sabiendo lo que sabe ahora, sin duda hubiese hecho las cosas totalmente diferentes. Si Charlotte pudiera cambiar sus decisiones a pesar de las consecuen...