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Alvin nunca había tenido a nadie en su vida. Creyó que moriría a manos de su padre, como le pasó a su hermana.

Nunca pudo conocer a su mamá, ya que ella falleció en el parto. Su padre los odiaba por ello. A él y su gemela.

La única persona quien se llevaba bien murió a manos de su padre. De ahí sabía que iba a ser el siguiente.

Nunca entendió el concepto de la felicidad, vivía asustado durante toda su vida.

Nunca pensó que su vida mejoraría, fue realmente un milagro entrar en ese internado.

Ese internado que lo acogió, que lo hizo sentir acogido. Ese lugar, con ambiente cálido, que cambió el rumbo de su vida. Empezando un nuevo capítulo.

No pensó que conocería a personas tan increíbles, sentía que al fin formaba parte, y más encima con la persona quien sentía algo distinto que los demás. Esa persona que siempre lo saluda con una sonrisa cálidamente. Quien le hacía sonreír todos los días. Quien lo cuidaba y quien siempre hablaba lo que le venía en la cabeza y este lo escuchaba con atención.

De quien siempre lo acompañaba al comedor para desayunar juntos, mientras el teatro del grupo los esperaba. Quien se quedaba con él a solas en la biblioteca, o en cualquier zona. Quien se quedaba observando ese hormiguero.

Esa sensación de tener a alguien que te amaba de vuelta.

Ambos se encontraban juntos en la cama de Riki, con libros de Harry Potter.

Alvin le estaba narrando y leyendo mientras Riki escuchaba. Al parecer los roles se invirtieron de alguna forma.

Riki al principio le prestaba atención, hasta que en cierto punto solo se limitó en observar la cara de Alvin, sin escuchar lo que decía. Distrayéndose con todos los rasgos faciales que tenía.

Alvin no era tonto, obviamente que no, y obviamente se dio cuenta de eso.

—¿Riki? ¿Me estás escuchando?

Esa pregunta lo hizo despertar.

—¡Ah! Este... discúlpeme, tenés una carita tan linda que me vi obligado a distraerme.

La reacción de Alvin sería algo que Riki recordaría hasta su ultimo día, le encantaba como reaccionaba cuando le coqueteaba.

—¡No! ¡Pará, dejá de molestar! —exclamó Alvin, avergonzado.

—No estoy molestando, estoy coqueteando —respondió de vuelta.

—¡Pará! ¡Alguien como tú no debería decir eso!

—... ¿Tan feo soy? —bromeó Riki.

—¡No! —Alvin dejó el libro a un lado, agarró con ambas manos su cara, para que lo mirara fijamente —Al contrario, eres... ¡pará! —se dio cuenta de lo que estaba haciendo y tapó su carita con las manos.

Riki solo se rió como respuesta.

—¡No te rías! A penas me conoces.

—Y aún así siento que te conozco por toda la vida —murmuró el del lentes.

Este agarro las manos del contrario para poder ver su cara, y que este lo mirara.

—Si tuviera 10 vidas, estoy seguro que en todas ellas te conocí y me fijé en ti... es como si... naciera para conocerte.. y amarte. Es como si el destino nos juntará.

Ambos cruzaron miradas, sus corazones bombardeaban con fuerza y rápidamente. Estaban ansiosos por hacer algo, pero ninguno se atrevía de momento.

—Esta es la parte donde te beso y me cacheteas —predijo Riki, mientras agarraba de su barbilla.

—¿Y si no te cacheteo?

Se acercaron poco a poco.. hasta que se escuchó la puerta abriéndose.

El internado | Cuarteto de Nos | ALVIKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora