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Alvin le agradeció y se fue del lugar, yendo a por Riki.

Este no estaba en el hormiguero, estaba tumbado entre el pasto que había en el patio, viendo el cielo o lo que fuera.

—Riki, ya falta pocas horas para tu cumple —dijo Alvin entusiasmado.

El contrario lo vio y sonrió.

—Lo sé Alvarito, andá tumbate conmigo, miremos las estrellas juntos —ofreció el mayor.

Este se apoyó, copiando lo que hacía el contrario.

—Tampoco es que haya estrellas acá, la mayoría son aviones lamentablemente.

Este solo lo miró deprimido, odiaba tanto la ciudad a veces.

—Por cierto, ya terminé el mapa —dijo, alzando para sentarse sobre el pasto y sacándolo del bolsillo, desdoblándolo.

Alvin se acomodó también, recibiendo lo  que le prometió el de lentes.

Este le agradeció por todo lo que hacía por él, no solo por el mapa, sino por todo lo que hizo desde que llegó hasta ahora.

Se abrazaron y se besaron, por un buen rato, hasta que decidieron regresar a la biblioteca con todos, pues seguramente los estaban esperando.

La ventana que daba hacía la biblioteca estaba cerrada de nuevo.

31 de octubre
     0:00

Ya era la media noche, ya era el cumple de Riki oficialmente.

Todos le cantaron feliz cumpleaños y le tiraron de las orejas al pobre.

Pero estaban felices, era el primer cumple que estaba Alvin.

Y Riki estaba bien alegre, no paraba de mirar a Alvin, lo amaba tanto y lo amaría por siempre hasta el final.

Ya era bastante tarde, todos debían irse a sus dormitorios a descansar.

Riki y Alvin se quedaron, dándose otro beso, esta vez más duradero pues Riki no quería separarse de él.

—Te amo.

—Yo también te amo, Alvin. Mi niño bonito.

Se sonrieron el uno al otro, mirándose.

Actuaban como parejas primerizas, y es que lo eran pero ya había pasado un tiempo desde que empezaron a salir.

—Descansa Alvarito. Te amo mucho, muchísimo, gracias por todo —le deseó y agradeció el de lentes.

—No, gracias a vos. Descansa bien, mi amor, lo quiero mucho, ten un lindo cumpleaños hoy. Buenas noches —le dijo de vuelta el menor, sonriéndole.

Se dieron otro beso.

Cada uno fueron ya a sus habitaciones a descansar.

Riki estaba tan feliz por este día, la paso genial con el cuarteto.

Se sentía muy agradecido por todo.





































































31 de octubre
3:01am
Se escuchaban pasos por los pasillos

3:04am
La ventana de la biblioteca fue abierta.

3:07am
Se escuchó un ruido.
Nadie se percató de lo que había pasado.






















































31 de octubre
5:52am

Alvin se levantó emocionado, era bastante temprano, quería esta vez ser él quien despertará a su amado.

Hoy quería pasar un increíble día con él, daba igual lo que hicieran.

Fue directo a su habitación.

Se quedó extrañado. Solo vio a Roberto dormido en su lado, pero al otro no se notaba la presencia del hermano menor.

—Rober —le despertó Alvin.

El contrario abrió sus ojos con molestia.

—¿Alvin? Es temprano, ¿qué pasa? —dijo con molestia notoria.

—¿Dónde está tu hermano? —al principio dudo si preguntarle, pues se sintió mal al despertarlo de repente.

Quien recién despertó se levantó de repente.

—¿¡Qué?!

No se esperaron ni un segundo o un aclaración y salieron corriendo.

El hermano tenia un muy mal presentimiento, en cambio el otro no se inmutó en decir algo, pues lo miraba confundido mientras corrían.

Buscaban a Riki, eso estaba claro. Lo buscaron en todas partes, la biblioteca, algún almacén, en los baños, en el hospital, en el comedor, en las oficinas incluso.

Pero no habían rastros de él

Se extrañaron, hasta que a Alvin se le vino la idea en mente.

—¿Y el patio?

¿Cómo pudieron olvidarlo?

Emprendieron una carrera, Alvin iban lo más rápido posible con todas sus fuerzas, mientras Roberto iba tras de él.

Pero Alvin al llegar al lugar quedó atónito.

Se cayó de rodillas ante la escena.

—¿¡Riki?! —musitó alarmantemente el menor

Riki no estaba mirando al hormiguero.

Su amado estaba en el suelo, desangrado.

Se suicidó.

—¿¡RIKI?!

Quedó mirando fijamente la imagen, quería gritar pero tenía un nudo en la garganta mientras lágrimas brotaban de sus ojos.

Recordó ese momento donde Riki le pidió que tapara sus oídos cuando su madre falleció. Ahora era él quien iba a gritar.

El grito que dio era suficiente para despertar a todos los presentes en el internado.

Roberto al escucharlo corrió más rápidamente.

Al llegar, quedó paralizado.

Alvin, de rodillas llorando, se agarró fuertemente del más cerca, o sea de Rober, mientras lloraba y daba gritos de dolor.

El contrario lo levantó y lo abrazó fuertemente, este estaba estático. Lloraba en silencio, pero por dentro estaba desesperado por saber qué hacer.

No sabía como reaccionar. Su mente no procesaba lo que había pasado.

Mierda, su hermano se había suicidado y solo estaba sin reaccionar.

Ya había perdido a sus familiares más importantes.

¿Cómo se lo iba a tomar su hermana?

Ahora solo le quedaba ella...

Se culpaba, pues él fue técnicamente la última persona que estuvo con él y no se percató de nada, pues estaba durmiendo. Se sentía tan culpable.

Se fijó rápidamente como la ventana de la biblioteca estaba abierta.

Rápidamente los doctores vinieron, pero ya era tarde.

Nadie pudo rescatarlo a tiempo.

Nadie hizo nada.

Había fallecido.

Alvin notó que Riki portaba algo en su mano, este lo agarró.

Era una carta.

Para Alvin.

El internado | Cuarteto de Nos | ALVIKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora