—Tito, debes de comer algo.
—No tengo hambre —fue la respuesta del contrario, mirando fijamente su plato de comida desinteresado.
Topo solo lo miro extrañado. Agarró su mano y la sujetó fuerte.
—Hey, entiendo tu dolor, pero estoy seguro que tu madre hubiera preferido que te cuides. Por favor, aún que sea come poco.
Este solo quedó en silencio, sin apartar su mirada en el plato.
—Topo... —el mencionado lo miro con atención —tengo miedo... de que algún día.. alguno de ustedes no esté.. o qué yo no esté.. de que.. deje de.. existir, ¿y si..? —el de rulos fue interrumpido por el menor.
—¡No digas eso, Tito! Me comprometí a cuidarte y protegerte y por eso me encargaré de que eso no suceda, tu madre seguro quería que pasases disfrutando tu vida en vez de preocuparte por tu muerte o por la de los demás —se quedó en silencio para ver la reacción del otro —yo sé que tu madre está orgullosa de ti, de tener un hijo increíble. Por favor, prométeme que no vas a decir esas palabras.
Hubo un periodo de silencio.
—Lo siento Topo, pero no puedo prometer eso.. por más que lo intente..
—Y no hay ningún problema con eso, se necesita un proceso para todo eso pero yo sé que la espera valdrá la pena. Créeme que eres un muchacho fuerte y tú puedes con todo esto —dijo con usa sonrisa para consolar al mayor.
Este solo se limitó a mostrar una pequeña sonrisa, sonrisa la cual se deshizo al empezar a caer unas lágrimas por su rostro. El de pelo lacio le abrazó, limpiándole las lágrimas y susurrándole palabras de apoyo.
—Topo.. creo que voy a necesitar un tiempo a solas —murmuró el del ojo desviado.
—¿Estás seguro? Sabés que me tenés para lo que necesites, tómate todo el tiempo que necesites —fue la respuesta del menor.
—Sí, sí, tranquilo... solo necesito un tiempo a solas para procesarlo... Me voy a mi habitación.
—¿Y la comida?
—Ya comeré luego, no te preocupes —dijo con una sonrisa.
—Cuídate Tito, ¡recordá que te quiero muchoooo!
—Yo también Topo —sonrió y le dio un besito en la cabeza —¡nos vemos!
Y dicho eso se fue directo a su cuarto.
Caminando por los pasillos, con una mirada baja. Aún no podía superarlo.
Pero esa tristeza se desvanecería rápido.
Pues al entrar no pudo evitar esa cara de asco al ver la mitad del lugar, todo desordenado y a su hermano en la cama.
—Ordenar un poco tu parte tampoco te afecta, ¿no crees? —dijo.
—Calla, es mi problema si quiero o no vivir desordenado —fue la respuesta del hermano menor.
—Mamá seguramente hubiera preferido un hijo más organizado. Mirá como tenés el piso..
El contrario lo miró, no con buena cara. Con una mirada desafiante.
—Ni se te ocurra volver a mencionarla.
—¿Qué pasa? Estoy seguro que ella hubiera preferido tener un hijo más organizado. Como yo.
—Mira, no te metas en nuestra relación, soy consciente de lo que ella me decía pero también sé y sabes que ella aún me quería al igual que yo la amaba. Que me comparará con vos no implicaba que me odiara.
—Di lo que quieras, pero mirá como tenés tu zona. ¿Y estas manchas de pintura marrón? ¿Desde cuando pintás?
—No.. no.. eso no es pintura.. —expresó el menor, mirando hacia otra dirección.
Era sangre. Sangre seca.
Con razón el menor usaba manga larga a pesar del calor.
Roberto solo se limitó a mirarlo con desprecio.
—Me das asco —afirmó.
—Mirá quien habla, el que va por la vida como zombie.
—Hijo de... Pensé que lo habías dejado, ¿cómo no te dice nada Juan?
¿Estaba bromeando?
—¿Juan? ¿Juan Campodónico? ¿Mi enfermero hablás? ¿El que me insulta? ¿El que siempre me menosprecia por mi condición? ¿El que nunca se toma enserio lo que digo? ¿El que me dice que soy un inútil y que no sirvo para nada?
Dijo en respuesta el menor, posando una sonrisa irónica para después poner una expresión más seria.
—Por favor, lo único que compartimos él y yo es que no nos importar el uno al otro.
Se quedaron en silencio, otro periodo de silencio en el lugar.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Rober, rompiendo aquel silencio.
—Terminar el mapa que le prometí a Alvin —esa fue su vaga respuesta.
—Va pará, recién lo conoces y ya le estás haciendo regalitos y todo. Qué malos gustos tenés.
—Mira quien habla, muy poco hablo sobre cómo te comportabas con Topo en los primeros días.
—Ta' Riki, literalmente odias dibujar —bufoneó el hermano del mencionado.
—Y tú odiabas escribir pero bien que le dedicás letritas a tu amorcito —esa fue la respuesta del menor.
Ambos se rieron por el comentario. Fue lindo momento de hermanos.
Hoy fue un día tenso, terminando con un ligero alivio cómico.
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El internado | Cuarteto de Nos | ALVIKI
FanfictionEntre los largos pasillos del lugar, se encontraban un cuarteto incumpliendo las normas. Una de ellas, no formar lazos emocionales. Álvaro Pintos, como le apodaron en aquel lugar, Alvin, sería ingresado a este internado donde marcaría un capítulo en...